3.

Momentos intensos

Si pensaba que verlo en ese momento, sería lo peor que podría ocurrirme es porque no tenía idea de nada.

Johann viajó esa noche y preferí no contarle de lo ocurrido, no quería que viajara molesto. Por supuesto, el conocía mi historia con Mateo y francamente lo odiaba, lo odiaba porque dijo que actuó como un imbécil conmigo y sé que no le caería nada bien saber que lo vi, habría incluso pospuesto el viaje para ir a golpearlo directamente. Johann puede a veces ser muy impulsivo, pero es porque me quiere y por eso preferí evitarlo. Ya cuando esté allá le diré, para que no haga una locura que lo ponga en aprietos con el contrato.

Al día siguiente era sábado. Normalmente acostumbro a salir ese día con Johann y a veces los chicos salen con nosotros, pero como no estaba, decidí pasar la tarde con ellos. No quería que Helena y yo estuviéramos solas.

Conduje hasta la casa y estacioné por fuera. Antes estacionaba adentro, incluso cuando me mudé, pero Simón compró una enorme lancha, que ni sabe usar y ahora debo estacionar afuera. Golpeé, Iván abrió la puerta y sonrió al ver a Helena, todos ellos la amaban. De inmediato me la quitó, la cargó y entré, cerré la puerta.

-Te espera una sorpresita. -Me dijo y fruncí el ceño. Espero que no sea lo mismo del otro día, cuando me dijo eso y fui a la alberca y estaba el malnacido de Simón tomando el sol desnudo.

-Espero no ver traseros hoy.

-Creéme, preferirías eso.-¿Qué puede ser peor? Pensé.

Caminamos hacia la sala y me quedé paralizada al verlo, de nuevo. Esto es increíble, Mateo estaba aquí, en la sala, junto a los chicos.

-Me iré.-Le dije a Iván, no podía permanecer aquí, no me sentía lista, no quería verlo ahora.

-Te interesará lo que nos estuvo contando.-Enarcó una ceja, en verdad no entendía nada.

Nos dejaron solos, incluso se llevaron a Helena con ellos. No sé si pueda soportar esto. Me senté en la sala, él estaba en frente, pero sentía mucha ansiedad. Me puse de pie, en verdad no podía con esto.

-No soporto ni verte.-Me di la vuelta, pero él sujeto mi antebrazo.

-Ari.

-No me toques.-Me soltó de inmediato, avergonzado.

-Lo siento.-Comentó avergonzado.-Tenemos que hablar.

-¿Sabes cuántas veces te busqué para hablar? ¿tienes idea de cuántas?

-Ari…

-Duré meses buscándote, aun cuando sabía que no iba a soportar ni verte, pero aun así te busqué tanto tiempo, no tienes ni idea de todo lo que tuve que pasar.

-Jamás pasó por mi mente que estarías embarazada y no me lo explico, no tuvimos mucha intimidad en los últimos meses.

-¿Insinúas que miento?

-No Ari…no es lo que quise decir.

-Entonces, ¿qué quisiste decir? Supongo que estás aquí porque te interesa saber de la niña, al menos quiero creer que es así y lo harás, cuando consigas la orden del juez, no pienso hablar de esto contigo. Que mi abogado hable contigo.

-Ari, no tenemos que llegar a esos extremos. No entiendo por qué estás a la defensiva, ¿qué te hice?

-¿Qué me hiciste?-Quise evitar que mis ojos se aguaran, pero era imposible, no podía creer en verdad que esto estuviera ocurriendo.-No tiene ni caso recordar lo que sucedió tantos años después.

-Ari.

-De verdad te odio, te odio, no tienes idea de cuánto.-Me miró desconcertado, yo me sentía tan mal.-Siempre quise saber, tal vez ya estás alturas no tenga caso, pero, ¿qué hice para merecer lo que hiciste? ¿tienes idea de lo que tuve que pasar? ¿de lo mal que me sentí cuando me enteré de que estuviste jugando conmigo?

-Ari…

-Es que no tengo idea de quién eres, no lo sé… jamás creí que tú me humillarías de esa manera.

-No quería que sufrieras, creí que hice lo mejor, lo que debía en ese momento, pero ahora veo cuánto me equivoqué.

-¿Lo mejor? ¿estás bromeando conmigo?

-Tengo que decirte algo. -Me miró a los ojos.-No fui sincero contigo. Poco después de habernos mudado juntos, me enteré de que había heredado una enfermedad que tuvo mi madre, pero no sabía que era tan grave porque en ella no alcanzó a desarrollarse, murió meses después de que se enteró en el accidente. Se llama hemocromatosis, no creo que conozcas qué es, yo tampoco conocía mucho de eso y no le presté atención, pero poco tiempo después de que te fuiste empecé a ponerme mal, muy mal. La hemocromatosis consiste en que tienes exceso de hierro en el cuerpo, por algún motivo, y eso deriva a muchas otras enfermedades y síntomas muy feos. Al principio, sólo noté que adelgazaba, pero pensé que era por otra cosa, estaba triste, porque no estabas, creí que era por eso, pero luego, empecé a tener dolores, dormía en exceso y olvidaba las cosas, creía que era cierta fecha cuando era en realidad muchos días después. Entonces, fui al médico y me hicieron unos cuántos exámenes y al parecer, tenía ya varios años con eso y ni lo sabía, lo peor es que el accidente que tuve empeoró todo porque ya tenía varios órganos afectados. Me enteré de que la hemocromatosis me hizo desarrollar diabetes, problemas cardiacos que desconocía, pensaba que sólo les daba a las personas mayores, pero no fue todo. Unas horas antes de ir a verte, la vez que fui, fue que me enteré de que había desarrollado incluso cáncer, de hígado y el doctor fue sincero, me dijo que no pintaba nada bien. Entonces… creí que lo mejor sería alejarme de ti, porque no quería hacerte pasar por todo lo que me estaba ocurriendo, me avergonzaba siquiera pensar en que tuvieras que cuidarme de nuevo. Hice lo que creí que debía hacer.

-Debiste decirme. ¿Por qué sentir vergüenza porque yo te cuidara?

-Ari, ¿tienes idea acaso de todo lo que tú hiciste por mí? Te hice daño, mucho daño, y, aun así, tuviste que cuidar de mí, aun cuando tú no estabas bien. No era algo equitativo, tener que siempre cuidar de mí. No quería hacer de tu vida algo miserable.-Resoplé.

-¿Y crees que no lo fue? ¿cómo crees que me sentí durante todo el embarazo? Estuve tan deprimida que no tienes ni idea y no quiero pensar que eso le haya causado problemas a Helena.

-¿Se llama…Helena?

-Sí, se llama así.-Desvió la mirada, parecía conmovido. No sabía ni cómo debería sentirme. Su rostro se había enrojecido y sus ojos, estaban humedecidos. Evité mirarlo.

-Es un lindo nombre.

-Mateo…¿así que por eso me dejaste y buscaste a otra que sí lidiara con tu enfermedad?

-¿Indira? Mmm, ella es mi prima.-Lo miré confundida, eso lo hacía más asqueroso.

-Eres peor de lo que pensé.-Sonrió.

-Mmm, ella es enfermera. Empecé a tener problemas, había cosas que no podía hacer solo y por eso la contraté. Me ayudó un par de años, pero luego, cuando se casó, renunció y contraté a otra persona.

-De verdad eres… increíble, le dijiste a Alonzo que salías con ella, mentiste en verdad todo el tiempo.

-Quería que nos alejáramos. Pensé que diciéndote eso no insistirías, creí que lo harías.

-De verdad quiero matarte.-Me acerqué a él y no pude evitar acariciar su rostro, Mateo cerró los ojos, pero de inmediato reaccioné, no debo hacer esto, no está bien. Me separé y lo miré a los ojos.-Dame tu teléfono.

-¿Qué?

-¿En verdad asumes que creo tu historia?-Me miró confundido.-No te creo ni m****a, dame tu teléfono.-Lo sacó de los bolsillos de sus jeans y me lo entregó.-Regresa mañana por él, a esta misma hora y trae un abogado.

-No pienso traer un abogado Ari, no voy a pelear contigo por la niña. Podemos hablarlo.

-Luego veremos eso, ahora vete. Ya me empieza a molestar tu presencia.-Sonrió.

-No has cambiado nada.

-¿Y tú sí?

-Un poco. Apenas estoy volviendo a la normalidad.-Agarró su gorra, tenía la misma puesta del día anterior y se la quitó. Fruncí el ceño al verlo. Tenía el cabello corto, muy corto, apenas y tenía cabello. Jamás lo vi cortarse el cabello de esa manera, siempre me dijo que odiaba el cabello tan corto.-Ya lo sé, me veo como la m****a. Apenas me está creciendo, la quimioterapia me tenía con el corte de tu papá.

-Pero mi papá no tiene cabello.-Sonrió y de inmediato me di cuenta de que no debí haber dicho eso.

Se acercó esta vez el a mí y acarició mi rostro.

-Sigues igual de hermosa.

-Aléjate de mí.-Quité su mano.-Johann se enojará si se entera de que me tocaste.

-¿Johann?-Frunció el ceño.-¿Él del grupo alemán?

-Sí.

-¿Es tu novio?

-No Mateo, estamos casados.-Desvió la mirada, incómodo.

-Vaya, no esperaba eso, pero era de suponerse.

-¿Qué quieres decir con eso?

-Eres preciosa Ari. Era lógico que te perseguirían miles de tipos.

-Si eso dices.-Rodé los ojos.-Ya como que vete.

Se fue, y de inmediato, subí al segundo piso y los encontré en la habitación de Simón, jugaban con Helena, es bonito que siempre se porten como niños cada vez que ella viene. Me acerqué a Alonzo y le entregué el teléfono de Mateo. Me miró confundido.

-¿Y esto?

-Es el teléfono de Mateo.-Me miró enarcando una ceja.-Hackéalo, su correo, sus cuentas, todo. Necesito ver su historial médico, resultados de exámenes, procedimientos, todo. No le creo nada.

-Al fin piensas como deberías.-Dijo Simón orgulloso.-También se los dije y estos idiotas de inmediato creyeron su historia. Yo no le creo una m****a.

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