Dejé caer el teléfono y caí de rodillas en el frío suelo, mirando hacia la nada, esperando que la tierra me tragara lentamente. Mi hermano... Mi única familia, mi héroe... Me dejó sola. Lágrimas de dolor se acumularon en mis ojos hasta que salieron por sí solas, y un grito desgarrador llamó la atención de todos los comensales. Por unos instantes, olvidé todo lo que me rodeaba, el mundo se cerró para mí, todo se vino abajo.- Antonio... No, Antonio - sollozaba.- ¡Lisa! - Martín llegó corriendo y se arrodilló a mi lado, tomándome de los hombros. - Lisa bonita, ¿qué pasa? - yo no lo miré, solo seguí repitiendo el nombre de mi hermano.- Antonio... ¿Por qué?- ¿Qué te hizo ese infeliz? - gritó enojado, pero rápidamente me volteé y lo tomé de la chaqueta.- ¡Está muerto!... ¡Mi hermano está muerto, Martín! - sollozaba con más fuerza. Martín se quedó de piedra, pero luego reaccionó, abrazándome.- Antonio... Pobre de mi hermano, murió solo, y ahora yo también me quedé sola.- No digas eso,
Despierto rodeada por unos brazos grandes y fuertes. Cuando me volteo, sonrío al ver a Martín, que está completamente dormido. Todavía recuerdo sus palabras de ayer, es imposible no sonreír.- ¿A qué se debe tu hermosa sonrisa? - me asusto al ver que Martín me está mirando atentamente.- Qué susto me diste - este me tumba sobre su pecho robándome un beso apasionado que me deja sin aliento.- Por más que quisiera quedarme todo el día en cama contigo, tengo que ir a la empresa, Rosales me espera.- El señor Emiliano - este me mira con cara de pocos amigos.- Veo que se tienen mucha confianza.- Es una buena persona, me ha ayudado con lo de mi hermano. Tú sabes que todo esto no ha sido fácil para mí, además hoy me entregan el cuerpo en la tarde.- Yo estaré contigo - susurra.- Gracias, nunca pensé que llegarías a ser un ser humano tan maravilloso, ahora sé que tú nunca harías nada para lastimarme - este parece como si le hubiera dicho algo feo porque su cara cambió, se puso serio y de in
Martín FerrerEstoy furioso. ¿Cómo es posible que esa mocosa no haya aceptado el apartamento que le regalé? ¿Acaso no se da cuenta de que se lo compré para que estuviera en un buen lugar? Pero claro, siempre piensa lo peor.Llamo a Pérez para que me diga en qué parte está Lisa, ya que necesito saber que ella consiguió un buen apartamento en un buen lugar.-Pérez, dime que tienes la información que te pedí.-Señor, no es un lugar lujoso, pero es un barrio.-¿Estás seguro, Pérez? Mira que la mujer que está ahí es muy importante para mí - M****a, ya me siento idiota hablando así. ¿Quién me escuchara pensaría que estoy enamorado? ¿Y si ya lo estoy? M****a Martín, concéntrate. Solo asegúrate de que sea seguro.-Lo es, señor. No se preocupe -Cuelgo la llamada y recibo una sorpresa no tan grata.-¿Qué haces aquí? -pregunta con los dientes apretados.-Hijo, necesito hablar contigo de algo importante.-Patricio, estoy ocupado. Tengo muchas cosas por hacer, no tengo tiempo -Me levanto de mi sill
Estoy muy nerviosa por la cena en la casa de la familia Ferrer, aunque la verdad lo último que quisiera es ir y verle la cara a Martín. Luego de lo que me dijo en la oficina, preferiría quedarme en casa viendo una película. No sé qué m****a le pasó con la tal Celeste, pero debió ser algo grave para que ese hombre haya quedado de esa forma.La puerta es tocada y cuando abro es Martín con un ramo de flores, cosa que me deja algo sorprendida.-¿Y eso? – digo mirando las flores.-Creo que me pasé un poco contigo. Ahora, no debí descargar mi furia contigo – le dedico una sonrisa y tomo las flores.-Son muy hermosas. Gracias – hago que pase mientras dejo las flores en agua. No puedo creer los cambios de humor de este hombre, juro que en cualquier momento va a volverme loca con su bipolaridad.-Perdóname por ser tan idiota – siento como él rodea mi cintura con sus manos, pegando su pecho a mi espalda mientras deja besos en mi cuello.-Solo me gustaría que fueras más abierto conmigo, pero sé q
Luego de media hora de estar escuchando los gritos de Marcos y Martín, decidimos sacarlos del ascensor. Ambos estaban bastante enojados, pero no les permitimos que se fueran donde su madre.- No entiendo por qué no podemos ir a ver a nuestra madre – dice Martín con notable molestia.- Porque ella está dolida con ustedes, en especial contigo Martín. Todo este tiempo vivió engañada por su esposo y por sus propios hijos.- Yo no la quería lastimar, Lisa. Solo quería evitar que sufriera.- ¿Y crees que ahora no está sufriendo? – este suelta un suspiro mientras se sienta en un sillón. Al verlo así, me siento a su lado y tomo su mano.- ¿Ese era el secreto que no querías decirme? ¿Tu padre se metió con tu prometida, por eso no puedes confiar en mí, por eso no puedes amarme, ¿no es así? – mis palabras están cargadas de tristeza. Aunque no quiera, la realidad es que Martín está marcado por el dolor de la traición de Celeste y su padre. Mientras él tenga eso en su mente, nunca podrá abrir su co
Pasó una semana y las cosas entre Martín y yo no mejoraron; al contrario, cada vez estamos más y más alejados. Ahora veo cómo Celeste viene más seguido a la oficina con el pretexto de que se siente muy sola, y Martín, como un idiota, la acoge, aunque siento que ella lo está manipulando con lo de la muerte de ese bebé. Él siente culpa o algo parecido, por eso hace todo eso. De no ser así, no estaría ayudándola.—Ya no soporto verte así —dice Ana, dando una palmada fuerte a mi escritorio, haciendo que me sobresalte.—¡Mierda, Ana, me asustaste!—Tú y yo nos vamos de fiesta y no acepto un no como respuesta.—Ay, Ana, no quiero.—Ana, no estoy de humor, no tengo… —ella me toma de los hombros.—Lisa, ¿vas a dejar pasar tu vida lamentando por una persona que no vale la pena? —dice señalando a la oficina de Martín—. Si él prefirió a esa mujer que tanto daño le hizo a él y a su familia, pues es un idiota. Él se pierde a una mujer maravillosa, pero ya no te quiero ver así.Ana tiene razón, no p
**LISA MOLINA**Despierto al sentir los rayos del sol golpear mi rostro. Cuando abro mis ojos, me doy cuenta de que no estoy en mi cuarto. Pero lo peor de todo es que estoy en la habitación de Martín y en ropa interior. Los recuerdos de la noche anterior me vienen, pero son como flashes: Ana y yo bailando en el tubo, luego Martín y yo en el auto, yo encima de Martín... ¡Joder, tuvimos sexo en el carro!—Qué desastre —digo, tapándome la cara.Me levanto y busco entre las cosas de Martín una camisa, como siempre hago cuando me quedo en su casa. Me la pongo, voy al baño, me lavo los dientes y me peino un poco para verme presentable. Cuando bajo, tomo aire para enfrentarme a Martín después de lo que pasó ayer. No sé con qué cara lo voy a ver.Busco por todas partes hasta que siento unas manos en mi cintura que me pegan a un pecho duro, y luego siento un beso húmedo en mi cuello.—Sabes lo sensual que te ves con mis camisas —mierda, me separo con las mejillas rojas y él, al verme, sonríe.—
Entro a la casa de Martín empapada de pies a cabeza, pero él no se queda atrás; Martín está igual que yo. La noche que pensamos que iba a ser maravillosa terminó siendo un desastre, y todo por culpa de su ex prometida. Desde que ella llegó, todo se ha desmoronado poco a poco.—Nena, háblame, dime algo —dice Martín, preocupado al ver que no he hablado desde que nos montamos al auto. Intento, juro que intento hablar, pero me siento tan ausente, tan perdida, que no sé cómo volver a la realidad—. Sé que estuvo mal lo que hizo Celeste, sé que todo esto es mi culpa, pero te prometo que lo voy a solucionar.Cuando Martín menciona eso, lo miro directamente y le sonrío, pero mi sonrisa es de pura ironía.—¿Cómo vas a solucionar el hecho de que yo haya aceptado ser tu amante por dinero desde un inicio? Dime, Martín, ¿cómo lo vas a solucionar? —Él se queda callado—. Eso jamás se solucionará porque siempre será parte de nuestra vida, siempre será una mancha en mi vida. Puede que tú y yo ahora seam