Katsumi se miraba en el espejo después de que el equipo de maquillistas y peluqueros profesionales salieron de la alcoba. Miró el reloj colgado en la pared, este marcaba las nueve en punto, había quedado lista; peinada y maquillada estaba envuelta en una bata blanca de seda, solo faltaba ponerse el vestido, dio un suspiro.
Su nueva vida estaba a punto de empezar. Bratt había comprado una casa en los suburbios, una hermosísima casa de lujo. Se mudarían después de la luna de miel. Ella odiaba vivir en los suburbios.
Tenía una hora para estar lista, así que decidió bajar al salón y asegurarse de que todo fuera viento en popa, llamaron a la puerta justo cuando iba de salida.
—¡Es el día! —exclamó Chloe cuando Katumi abrió la puerta, aquellas palabras le hicieron temblar el estómago. Chloe la abrazó —tengo que advertirte algo —le susurró.
—¿Qué pasa? —Katsumi rompió el abrazo y la miró con el ceño fruncido.
MIENTRAS TANTO... —Ya vamos, Adrick —Anya le susurró en el oído —no te quedarás a ver a katsumi casándose, no dejaré que te hagas daño de esa forma —ambos vieron a Chloe acercarse. —Chicos, todo ha quedado hermosísimo —dijo mirando a su alrededor —los acompañaré a la salida, los invitados empezarán a llegar en cualquier momento. —Claro, iré por mi bolso —dijo Anya ―lo he dejado en el salón de fiestas ―explicó y se alejó, dejando a Adrick y a Chloe. En ese momento, un pequeño grupo entró en el local. Bratt, su hermana Amber, que llevaba un vestido color lavanda parecido al de Chloe y los pequeños gemelos; Jacob y Noah. —¡Es Adrick! —gritó Noah en cuanto se acercaron, Adrick se puso de cuclillas, Jacob y Noah se apresuraron a abrazarlo. Bratt apretó las mandíbulas en cuanto vio la escena. —¿Puedo ayudarte? —preguntó Bratt dirigiéndose a Adrick —me temo que esta es una reunión privada y no has sido invitado —Chloe se aclaró la garga
Anya buscó a Chloe, esa era la primera parte del plan. Le pidió ver a Katsumi. —No lo sé Anya, solo faltan quince minutos para que empiece la ceremonia, no creo que Katsumi quiera ver a alguien en este momento. —Vamos Chloe, solo quiero felicitarla y desearle lo mejor, es posible que no vuelva a verla después de hoy —Anya miraba a Chloe con ojos suplicantes. —Está bien —Chloe dejó salir un suspiro —iré a preguntarle si quiere recibirte. Cuando Chloe fue por Katsumi, Adrick la siguió, así sabría en qué habitación estaba. Chloe entró en la habitación y no estuvo dentro más de unos segundos, tal como lo había imaginado, Katsumi no quería ver a nadie, no solo no quería, no tenía tiempo, abajo ya debía estar Bratt esperando que ella hiciera acto de presencia y caminara por el corredor hacia él. En cuanto abrió la puerta para marcharse y dejar a Katsumi, puso los ojos como platos, Adrick puso su dedo índice en medio de sus labios, pidiéndole
—¿Podrías quedarte con los gemelos? —le preguntó a Anya con tono suplicante. —Claro, por supuesto que puedo cuidar a mis sobrinos. —Chloe, por favor, ve por los gemelos, se quedarán con Anya —Chloe asintió y Katsumi corrió a detener un taxi. Al llegar, empezó caminando a zancadas y terminó corriendo. Las personas se la quedaban mirando intrigados; no era común ver a una mujer vestida de novia correr por el aeropuerto. No encontró a Adrick. Preguntó por el último vuelo que había salido con destino a Nueva York, había partido hacía quince minutos y el próximo saldría en media hora. Buscó a Adrick en la zona de espera, no lo encontró. AL DÍA SIGUIENTE... Adrick estaba en el gimnasio de la mansión Mykolaiv, descargando su i
Queridísimo lector, antes de continuar, quiero decirte algo: GRACIAS, muchísimas gracias, porque el hecho de que estés leyendo estas líneas indica que has llegado hasta este punto de la historia y eso significa mucho para mí. Gracias por tu apoyoAhora, permíteme contarte que esta segunda parte de “La propuesta del CEO”, nos contará un poco de la relación de Adrick y Katsumi y de sus altibajos como una pareja más madura, sin embargo, no se centrará en ellos sino en dos chicas que han crecido y vivirán sus propias historias de amor: Anya y Katherina; las primas Mikolayv.Tal vez puedas pensar que, si la historia ya no va de Katsumi, Yoshi y Adrick, debí crear un nuevo libro, sí, eso hubiese sido lo mejor, pero, a fin de evitarme la burocracia que implicaría firmar otro libro con la plataforma, y para que los lectores nuevos lleven el hilo de la historia, he visto más factible continuar aquí. Después de todo, y sin ánimos de spoilers, tanto en la historia de Katherina como en la
PRÓLOGO“Y vivieron felices por siempre” se supone que así debería acabar esta historia de amor, con Katsumi caminando hacia el altar enfundada en un pomposo vestido blanco que irónicamente representa la pureza, aunque ella ha dejado de ser pura hace un buen rato.¡Joder! se ha acostado con el jefe de su marido y ha logrado casarse con él ¿dinero? ¿capricho? ¿amor? Desconozco sus motivos y la verdad, y nunca me han interesado, mi padre es libre de hacer con su vida lo que le de su puñetera gana y eso es lo que él ha querido hacer.Aún recuerdo su cara de idiota viendo a Katsumi acercarse a él, mientras pisaba con sus zapatos de diseñador los pétalos de rosas que Katherina y yo habíamos esparcido.Habían pasado cuatro años desde entonces y nunca me había importado lo que hicieran con sus vidas, siempre y cuando no se metieran en la mía y hasta el momento no lo habían hecho, terminé la secundaria, casi no lo hago, pero la terminé, los contenidos eran demasiado fáciles, aburridos, así qu
Adrick no puso el grito en el cielo como Anya se lo esperaba, se limitó a masajearse el tabique y dejar salir un suspiro de frustración. —¿Como que no irás? —preguntó con calma —Me tomaré un año sabático —explicó Anya —necesito un descanso —¿Un descanso? ¿un descanso de qué? —De los estudios, obvio —Iré a ver a los niños —dijo Katsumi y se pintó de colores, siempre trataba de mantenerse al margen de los problemas entre Adrick y Anya. —Está bien, me parece genial que te tomes un descanso —dijo Adrick con una gran carga de sarcasmo en la voz—Tus tarjetas de crédito también se tomarán un descanso —agregó y antes de que Anya pudiera reaccionar se puso de pie —este mes empezarás a pagar renta, ya estableceré el precio tomando en cuenta el tamaño de tu habitación y el hecho de que la casa se encuentra en una zona exclusiva. »Ya no comerás de mi comida, tendrás que comprar la tuya propia y por supuesto que tendrás que cocinarla,
CAPÍTULO 2—¡¿Disculpa!? ¿tu habitación? —esta es mi habitación y no sé cómo has entrado en ella —el hombre hizo una pausa—¿eres reportera? ¡Por Dios! ¿Estás aquí por una historia? ¡Adelante! Has las preguntas que tengas que hacer...te responderé a todo por lo intrépida que has sido, ni siquiera me molestaré en reportar el incidente a la administración del hotel.Anya no podía concentrarse en lo que el tipo de la ducha le decía, no podía dejar de ver su abdomen cincelado, sintió el terrible impulso de lamer las pequeñas gotas de agua esparcidas en su pecho.—Para ser reportera no hablas mucho —dijo el hombre.—¿Reportera? ¿¡qué!? ¿de qué demonios hablas? No soy reportera—¿No te has colado en mi habitación para entrevistarme?—¡Joder! ¡no! ¿para qué querría entrevistarte? ¿quién querría entrevistarte? ¿Ni siquiera sé quién demonios eres?—¿Que no sabes quién soy? ¿Acaso vives debajo de una roca? Yo soy nada más y nada menos que...—sshhh —Anya lo interrum
Katherina miró el letrero pegado en el árbol. “Clases particulares de chelo” anunciaba el papel, lo arrancó y lo dobló. Era algo que nunca había intentado; la música no se le daba muy bien y nunca se había atrevido a hacer nada en lo que no pudiera sobresalir, solía ser la número uno en todo. Había recibido cartas de aceptación de todas las universidades a las que había postulado, si cumplía con los tiempos y se apegaba al plan, antes de los veintiocho tendría un doctorado el filología, era un plan perfecto, uno que ella podía seguir al pie de la letra, tenía un porvenir brillante, un futuro maravillosos, aun así, se sentía estancada.Desdobló el papel y marcó el número en él después de un par de repiques ella misma cortó la llamada, dejó salir un suspiro. Envió un mensaje: “Me interesan las clases de chelo, ¿podría empezar hoy?”El reloj en su muñeca empezó a sonar, se había pasado la hora de correr y aun no volvía a casa, eso suponía un retraso en los planes del día. Corrió