MAYLA

Empezaba a odiar cada vez más ese término, ese nombre o cómo fuera. Al parecer las brujas siempre estarían presentes en mi vida y serían como la sombra de día y noche.

—¡No te lo puedo creer!— fruncí el ceño, pero estando con mi bebé en mano no me hacía bien.

—Si, pero es mejor que termines de instalarte en casa, hemos hecho muchos cambios y no es justo que después de tanto trabajo realizado, se opaque por esas cosas— asentí ya que tenía razón. En sus manos llevaba a Karius mientras que yo me había quedado con Mar. Los dos estaban profundamente dormidos.

—Ojalá y Marcus me de una buena explicación de todo esto porque es muy bueno esquivando las preguntas— seguí a Liliam que estaba subiendo las escaleras.

Y de hecho si, habían hecho arreglos en casa. Seguramente trabajaron bastantes personas porque en tan poco tiempo era muy imposible.

—¿Desde cuando estaban haciendo esto?— le preguntó mientras observo las paredes que están pintadas.

—Unos días, pero también acá hay mucho trabajo