“Tienes que descansar un poco, sé que es difícil lo que estás viviendo, pero no olvides que yo estoy aquí para ti”
— Querida, ¿Qué deseas hacer con los restos de tu hermana? — Me vuelvo a mirar a Rommel y no puedo contestarle a Ónix, porque a pesar de lo que acaba de decir, no sé si en realidad puedo contar con él.
Rommel y Loretta han estado a mi lado durante todo el funeral, al igual que Arcas y Alondra, y me doy cuenta de que muchas de las personas que se encuentran en este lugar no conocían a mi hermana, pero la han acompañado porque son mis amigos y por fin empiezo a sentirme parte de algo.
— Yo… No lo sé — Respondo un poco dispersa, no tengo la menor idea de lo que voy a hacer ahora con mi vida.
— Puedes guardarlos en casa mientras decides
“Mamá, aléjate de él” Caigo del orgasmo ocasionado por los dedos de Ónix y por sus besos, como si hubiese derrapado y me hubiese deslizado en caída libre por un abismo. Abro los ojos y detengo mis movimientos, dejo reposar mi cabeza contra la pared y observo el cabello oscuro de Ónix enredado entre mis dedos mientras este continúa atacando mis senos. “Has que se detenga ¡Ahora!” Vuelvo a escuchar la voz y de inmediato me remuevo contra el cuerpo de Ónix y lo empujo con fuerza. — Ónix, ¡Detente! — Exclamo y él abre los ojos y se queda mirándome de una manera extraña. Con la respiración entre cor
— Del futuro — Agrega Arcas y me vuelvo a mirarlo y a pesar de que ya me había fijado en su atractiva cara de adolescente, vuelvo a hacerlo y descubro lo que siempre estuvo ahí.Arcas se parece mucho a Ónix, con la misma mandíbula cuadrada y el rictus en los labios, solo que los ojos y la parte superior de su cara se parecen a ella, tal como la recuerdo en una de las únicas fotos que mi padre me dejó conservar de mi madre.Me siento sobre la mesa de centro y me llevo las manos al cabello y empiezo a enredarlo de nuevo entre mis dedos. Un dolor de cabeza comienza a taladrar mis sienes y yo solo quiero cerrar los ojos y volver a despertarme la mañana en la que Belatrix quería llevarme al bosque y negarme rotundamente.
Nala Mi corazón late acelerado, mis sienes palpitan y tengo la garganta reseca y con mal sabor, estoy segura de que voy a enfermarme y solo tengo ganas de volver a casa y esconderme debajo de las cobijas.¿Quién dijo que para ser valiente se necesitaba hacer esto?— Nala ¿Te encuentras bien? — Me vuelvo a observar a Alondra y de inmediato me siento avergonzada por lo que acabo de pensar.Ella ha perdido a su bebé y recibió una paliza de los cazadores estando en forma de loba y, sin embargo, interrogó al hombre de la cicatriz y a sus hombres durante horas y en este momento se encuentra con nosotros en la entrada de la cueva prohibida.
— ¿Cómo es posible? — Alondra exclama segundos después de responderme telepáticamente.Ha escuchado mis pensamientos y me ha respondido y estamos frente al Chistos por lo que se supone que no debería pasar.— Mi madre ha sido secuestrada por Homero, el beta de la manada. El que era el hombre de confianza de mi padre — Responde Ónix con una voz fría y pausada.“La traición se encuentra por todas partes, alfa. Ni los hombres lobos, ni los humanos lo han aprendido. ¿Y por qué la buscas aquí?”Pregunta el inmortal al parecer muy aburrido y desinteresado.— Porque Homero se dirigió haci
Me alejo de Ónix y como si estuviese siendo parte de una hipnosis, me acerco al hombre que hace más de dos años lloré y que todavía lloro sin lograr acostumbrarme a su ausencia. — Mi querida Nala, estaba esperando ansioso el momento en el que fin pudiera escuchar tu voz — Dice de inmediato Christos o mi padre, en este momento no logro entender nada de lo que sucede. — Nala, él no puede ser tu padre, no eres inmortal — La voz de Alondra me distrae por un momento y un segundo después tengo frente a mí a mi padre, solo que su calor se ha evaporado y solo parece un ser frío, sin color. — Lo ha hecho muy bien alfa Ónix, una nueva vida crece en las entrañas de mi querida Nala — ¡Oh por Dios! Es real que estoy embarazada.
— No se preocupe, alfa Ónix, si quisiera dañar a una hechicera, no sería a Nala — Christos se adentra en la cueva y yo le sigo los pasos. El lugar se vuelve cada vez más húmedo, tenebroso y estrecho. Caminamos durante al menos cinco minutos para luego entrar en un lugar increíble. Cálido, con una arquitectura hermosa y decorado con los sofás y muebles más hermosos que he visto en mi vida y al parecer más confortables. — Bienvenida a mi morada, la cueva del guardián Christos — Me dice y yo observo todo con la boca abierta. ¿Cómo ha podido construir todo esto en este lugar? — No creerás que pasaré la eternidad en la pobreza y sufriendo penurias; no soy tan católico, no voy a autoinfligirme penas innecesarias. — Susurra sentánd
Christos me entrega una copa y la miro con desconfianza, la huelo y concluyo que es vino tinto y me la tomo de un solo trago¡Oh por Dios! El mejor vino que he probado en mi vida.— No te inquietes, tienes al alfa y a su manada que son bastante leales y a Morgana —Me dice y me vuelvo a mirarlo.— No la conozco, no la he visto en mi vida — Respondo y siento la necesidad de tomar otra copa de vino.— Lo harás pronto — Me dice Christos.— Espere, mi madre ya era una hechicera, casi idéntica Amara, yo ni siquiera me parezco a ella y…— El que fueras hechicera era importante para poder heredarle los poderes al alfa supremo, pero es
— ¿A los dos? Tal vez has salido a tu padre — Me dice y toma un trago de su copa — Ese hombre quería asesinar a tu alfa, al padre de tu hijo — Pareciera sentirse complacido al provocarme, como si esperase que yo cambiara de opinión.— Lo sé, pero creo que nadie se merece ese tipo de tortura, lo que suceda con ese hombre después de que sea sacado de ese sarcófago no es mi problema — Respondo muy convencida de lo que digo — Aunque espero que sea juzgado por la manada.— Comprendo — Se lleva una mano a su cabello y hace un gesto que mi padre solía hacer y mi corazón se acelera.— ¿Qué es lo que desea? — Necesito salir de este lugar, o creo que voy a en