— ¿A los dos? Tal vez has salido a tu padre — Me dice y toma un trago de su copa — Ese hombre quería asesinar a tu alfa, al padre de tu hijo — Pareciera sentirse complacido al provocarme, como si esperase que yo cambiara de opinión.
— Lo sé, pero creo que nadie se merece ese tipo de tortura, lo que suceda con ese hombre después de que sea sacado de ese sarcófago no es mi problema — Respondo muy convencida de lo que digo — Aunque espero que sea juzgado por la manada.
— Comprendo — Se lleva una mano a su cabello y hace un gesto que mi padre solía hacer y mi corazón se acelera.
— ¿Qué es lo que desea? — Necesito salir de este lugar, o creo que voy a en
— Arcas era el hijo de Zeus y de Calisto, una humana que fue transformada en Osa por los celos de Hera, obligando a Zeus a llevar a Arcas a un lugar seguro donde debería crecer — Su voz es reflexiva como si estuviese recordando algo importante.No tengo conocimientos sobre lo que está diciendo, podría jurar que Belatrix sabría sobre esto, así que decido no hablar y esperar hasta que continúe, tal vez mi Arcas no tenga nada que ver con lo que me ha pedido.— Licaón, era el rey de Arcadia en Grecia, y hasta Zeus llegaron los rumores de que este rey, era un salvaje y asesinaba y entregaba como ofrenda a todos los visitantes que osaban ir a su ciudad; Zeus para comprobarlo, se disfrazó como un visitante y Licaón pensó en asesinarlo, pero se enteró a tiempo de que era el dios Zeus y en su lugar capturo a Arcas que era solo un niño, lo asesinó, lo picó y se lo sirvió en parrillada a Zeus, a quien invitó a cenar — Me llevo la mano a la boca ante la
En la entrada de la cueva prohibidaMientras un hombre grande y robusto camina en círculos en el lugar, poniendo de los nervios a las personas que lo acompañan, una hermosa mujer, de cabello oscuro y con porte de amazona, no para de reflexionar sobre lo que he sucedido desde hace algunas horas.Alondra observa a Ónix e intenta descubrir como se siente con el hecho de que este vaya a ser padre con su nueva pareja.Ella acaba de perder al bebé que esperaba sin saberlo, y enterarse de que su mejor amigo va a ser padre le ha generado demasiada angustia, sobre todo, porque no lo considera justo y tiene miedo de llenarse de resentimientos contra ellos.— ¿Podrías dejar de moverte tanto? Me vas a marear — Le dice Alondra a un Ónix demasiado inquieto como para escucharla.Ella levanta la mirada y se centra en el punto de la cueva que ha ignorado hasta el momento, donde su suegro, el p
Alondra pregunta sin poder controlarse, no quiere que Homero sea liberado. En realidad no está segura de lo que desea, pero si el hombre pudiese morir rápidamente se evitarían muchas complicaciones.“Sí, lo sabía y ni tú, ni nadie puede hacer nada. Déjame tranquila”Le responde Nala con una voz fría e indiferente y Alondra se inquieta por lo que pudo pasar al interior de la cueva.— Mi querida Nala ha hecho un trato conmigo y espero que lo cumpla al pie de la letra — Aclara el inmortal — Homero debe ser juzgado por la manada y espero que su pena sea consecuente con sus crímenes — Ónix lo escucha pensativo.No estaba en sus planes hacer un juicio contra Homero, solo quería acabar con él y por ese motivo no trajo con él a Luciano, porque no quería que su amigo sufriera.— Lo haremos como Nala lo ha prometido — Responde el alfa y Alondra cierra sus manos en puños.
Al llegar al pueblo, Homero es trasladado al lugar donde se encuentra el hombre de la cicatriz y es encerrado en una cueva con una puerta hermética, forjada desde hace centenares de años y adaptada por él y el alfa Orión para que ningún hombre lobo, ya fuese como humano o como licántropo pudiese escapar.Homero lo sabe y tiene claro que ha perdido las esperanzas y empieza a gritar de impotencia y desesperación, porque ha perdido y toda su lucha, sus alianzas y los desprecios del alfa Orión, que tuvo que soportar durante años, han sido en vano.Mientras, Ónix, su madre y Nala se dirigen donde la sanadora del pueblo, Alondra, vuelve a su casa, preocupada por tener que decirle a Luciano que Homero va a ser juzgado por la manada.
Él la conoce y no es fácil que Alondra se descontrole de esta manera, algo que la incomoda ha pasado.— ¿Qué ha sucedido? — Le pregunta con calma mientras levanta la mirada y observa como Arcas sonríe ante su extraño intercambio.— Nos vimos obligados a traer a tu padre, va a ser juzgado por la manada — Dice Alondra un poco más calmada, pero sin dejar de sostener a su amado contra la pared.Ella de inmediato siente la vergüenza, la tristeza, la ira y la humillación que se apoderan de Luciano y quiere abrazarlo y consolarlos, pero primero él debe aclararle lo que ha dicho el chicuelo.— Arcas es el hijo de Nala y Ónix, viene del futuro y…
NalaSalgo de la ducha y me encuentro con la imagen de un inmenso e increíble hombre de cabello oscuro y espalda musculosa observando el jardín por la ventana de su habitación.Entro al vestier y me pongo unas medias y un largo vestido negro de manga larga. Vuelvo a la habitación y encuentro a Ónix en la misma posición.Quiero acercarme y abrazarlo, pero desde que llegamos no me ha dicho nada en absoluto y tampoco me ha preguntado sobre el trato que hice con Christos y empiezo a sentirme desesperada.— Ella solo era una joven con unas increíbles ganas de comerse al mundo, o eso es lo que recuerdo, no la había visto en cinco años — Me dice sin volverse a mira
Respingo al escucharlo en mi mente ¿Por qué hace eso?— ¿Puedes comunicarte como una persona normal? — Respondo un poco alterada — Te he dicho la verdad y estoy algo cansada. Voy a tomar una ducha — Le digo y entro casi que corriendo a la sala de baño.¡Dios! Qué estúpida soy, si acabo de ducharme.Me desvisto de prisa y entro de inmediato a la ducha sin importarme que hace tan solo unos minutos acabo de salir de ella.Cierro los ojos y apoyo mi frente contra los azulejos, estoy cansada de todo esto, de preocuparme por Ónix, por la manada, por Arcas y ahora por el bebé Arcas que debe nacer para que el otro siga existiendo.Cierro
Estoy temblando, no sé qué esperaba de Ónix, su reacción me ha dejado sin palabras; estoy segura de que está furioso y lo peor de todo es que todavía no le he dicho lo de su madre.Me visto y tomo un poco de tiempo para maquillarme un poco, recojo mi cabello y salgo del cuarto de baño.— ¿Por qué diablos le prometiste eso y sin consultármelo? — Es lo primero que me dice cuando entro en la habitación.Se encuentra de nuevo de espaldas a mí, mirando por la ventana y a pesar de lo que acaba de pasar entre nosotros dos hace un momento, su cuerpo continúa tenso y diría que mucho más que antes.— Te he dicho que no tuve otra opci&oac