Ónix— He hablado con Alondra, pueden quedarse con nosotros el tiempo que sea necesario — Nos dice Luciano unos minutos después de que Nala se recuperara.Fue extraño lo que sucedió, se llevó las manos a la cabeza y se desplomó sobre el suelo, mientras gemía como si fuera una niña indefensa.Su gesto de dolor despertó al lobo en mi interior y solo quería hacerlo desaparecer, me incliné y la abracé, consolándola contra mi cuerpo, mientras ella continuaba sosteniéndose la cabeza, como si sintiese un dolor insoportable.— Gracias, buscaremos un hotel. Ustedes hace poco se casaron y no queremos molestar — Le respondo a Luciano que no ha dejado de mirarme de forma extraña después de ayudar a Nala a levantarse.— Me molestaría que no vinieras, además Nala está agotada y así estarás cerca del bosque, podemos seguir buscando al asesino de Drago mañana. Mis hombres estarán rastreándolo esta noche, tú debes descansar — Luciano observa a Nala, como si estar a su lado, representara un descanso pa
— ¿Te ha dicho algo? — Luciano se acercay me mira con inquietud.No me ha explicado lo que hacía en el bosque con su hermana y lo que ha sucedido esta tarde ha sido muy extraño.— No hemos hablado de lo que sucedió, talvez tiene fuertes dolores de cabeza — le digo bastante incómodo, por lo que acaba de pasar en el auto y camino hacia la entrada de la casa, donde Alondra nos espera, vestida como lo hacen los deltas ¿Va a salir a buscar al asesino?— ¿Todavía crees que es humana? — Me pregunta Luciano que se ha empeñado en pensar que Nala es algo más de lo que en realidad es.— Su olor se incrusta en mis poros todo el tiempo, por supuesto que es humana — Le digo y Luciano palmea mi hombro.— Es fuerte, ¿no? — Lo sé.Nunca pensé que al encontrar a mi pareja destinada, todo se volvería tan intenso entre ella y yo, siento cada latido de su corazón, escucho sus pensamientos y puedo saber cómo se siente hasta cuando no la tengo cerca.Y no quiero esto, no quiero a mi lobo gruñendo y aullando
— ¿Es una pregunta retórica? — Nala se cruza de brazos y recorre mi cuerpo con una mirada intensa y como era de esperarse, mi lobo y mi cuerpo reaccionan de inmediato ¡Mierda!— No voy a quedarme contigo en la misma habitación — Me dice y sale del cuarto de baño dándome un respiro y dejándome un momento para controlar mi muy explícita reacción.Salgo de la ducha y me pongo mis pantalones vaqueros y entro en la habitación.Observo un bulto debajo de la cama, Nala se ha cubierto con el edredón y al parecer intenta no respirar.— Vas a ahogarte — Le digo y me acerco a ella, me quito los vaqueros y me acuesto a su lado, sobre la cama.Siento el rugido en mi interior, el fuego se enciende, el calor de mi cuerpo aumenta y mi corazón late al mismo ritmo que el de Nala, lo escucho a pesar de que ella intenta ocultarlo.Cierro los ojos porque estoy muy cansado, necesito dormir dos o tres horas y luego saldré a buscar al asesino de mi hermano.Nala se mueve sobre la cama. No ha parado de hacerl
— ¿No entiendes que es tu momento? — Me acerco con cautela al almacén que Luciano tiene muy cerca de su casa. Escucho la voz alterada de Homero y comprendo que Luciano debe haberlo contrariado, siempre fue así, un hombre violento que se frustraba con facilidad y se desquitaba con las personas a su alrededor, con su mate y sus hijos. Luciano prefería estar en nuestra casa con mis padres y conmigo y eso fortaleció nuestra amistad y a pesar de los cinco años que estuve alejado y que me negué a verlo o hablar con él, todo sigue igual y Homero no ha podido convencer a Luciano para que se enfrente contra mi familia por el poder de la manada. — Padre, estoy con Alondra, no voy a dejarla para buscar a una hechicera y fingir que me ha marcado. Ya
La manada de los guardianes de bronceEl eco de unos pasos acelerados se escuchan en medio de una cueva húmeda y oscura, alumbrada por algunas antorchas donde un grupo de hombres y mujeres se encuentran reunidos.Dos de ellos tiemblan de miedo, es la primera vez que son llamados a una reunión de este tipo y aunque sabían que existían y que se podían producir en cualquier momento, hace décadas no sucedía.El eco de los pasos acelerados se detienen y una hermosa mujer de cabellos rojos y largos se detiene frente a los cuatro hombres que la esperan impacientes.— Bienvenidos, señores — La mujer se sienta frente a una mesa de piedra, donde los cuatro hombres la esperan de igual manera, sentados en sillas de piedras.— ¿Por qué motivo ha solicitado una reunión urgente, alfa Orión? — El hombre de traje que con el pasar de cada minuto transpira sin cesar, traga con fuer
— No puedo creer la osadía de ese humano, siempre he pensado que permitir que tantos humanos conozcan sobre nuestro acuerdo es un riesgo —Orión sube a la parte trasera de su auto y Homero lo acompaña.— Hasta ahora el secreto ha estado a salvo Orión, estoy seguro de que pronto las cosas van a calmarse — Homero responde observando por la ventana.No ha parado de mover sus pies y parece un poco alterado. Sin embargo, Orión se encuentra perdido en sus pensamientos; sabe que el anciano sabio tiene razón y la profecía podría cumplirse.Pero él es un hombre muy egoísta y aferrado a la vida, y a pesar del dolor que siente por la pérdida de su pequeño hijo y por la posibilidad de que su manada sea atacada y expuesta ante los humanos, aprecia su vida y no desea morir.— Dije ocho horas Homero y solo eso esperaré — En el momento en el que Orión termina de hablar, Homero, que acaba de enviar un mensaje desde su
Ónix Abro los ojos y siento el olor de la lluvia a mi alrededor, y un dolor penetrante en mis costillas me vuelve consciente de una herida en mi pecho. He rastreado durante horas el leve olor a manzanas sin que este se vuelva más intenso, como si Nala se encontrara en un lugar blindado, sin acceso, porque no volví a sentir sus emociones o sus pensamientos. ¿Y si no es mi pareja destinada? Estoy desnudo y el dolor se vuelve punzante, fui atacado por un grupo de cazadores y uno de ellos logró herirme, pero se fueron del lugar de inmediato, es probable que hayan creído que había muerto. Me encuentro cerca de mi cabaña,
“Es verdad, un exiliado no puede ser alfa” “¿Puede hacer eso? ¿Puede serlo mi padre? Está herido” La voz angustiada de Alondra se mezcla con las preguntas de Luciano. “Cállate Luciano, intento pensar en algo” “Cállense los dos” Les digo mientras me acerco a Kaya. “Hay una opción, eres un lobo solitario, puedes retarlo y recuperar la manada” Me dice Alondra. — Homero y Luciano siguen con vida — Le digo mientras sigo observando al anciano, estoy seguro de que qu