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24 de junio de 2013 – un día antes del rapto

El día ha sido largo, estoy terminando de cuadrar y acomodar las calificaciones de mis alumnos en sistema, al siguiente día les haré entrega de ellas, además realizaremos una pequeña, y tradicional, despedida. Normalmente, para estas fechas suelo tener ya todo listo, pero por alguna extraña razón, algunos de mis alumnos se retrasaron con pendientes y tareas, y como accedí a darles prorroga no pude terminar de promediar a tiempo. Por primera vez en todos estos semestres, me atrasé junto con ellos, algo me retiene a esta escuela.

Termino pasadas las 7 de la noche y aún permanezco en la Universidad, mis clases las imparto en dos niveles, Licenciatura y Maestría, en mi oficina paso la mayor parte del día, ya que no solo me encargo de mis clases, sino de tutorados y asesorías, cabe destacar que todo el día llegan alumnos. Tengo una vida pesada, no puedo negarlo, pero estoy feliz con ello, ya que no tengo compromisos fuera de mi vida laboral que tenga que atender, así que dedico mi vida a lo que más amo… la docencia.

—Doctora Soza, el rector quiere verla. —me avisa Olivia, entrando en mi oficina.

—¿El rector? ¿A mí? Qué raro.       

—Me dijo que es algo referente a su permuta.

—Ahora si tiene sentido, dile que un segundo estoy con él, solo termino de subir estas calificaciones, sino después me será más difícil.

—De su parte Doctora.

—Gracias Olivia.

Olivia es la secretaria del rector, puedo decir que tiene 45 años, nunca le pregunté en concreto, me da vergüenza, pero asumo eso, además tiene casi toda su vida adulta trabajando como secretaria de Frank, es de estatura media, cabello negro, ojos grandes, expresivos y cafés, su presencia impone y en su profesión, le va más que bien.

No tardo más de 10 minutos en terminar todo, solo me queda subirlas. Olivia me da paso en cuanto llego con Frank, no tengo que anunciarme, entro directamente, ya es tarde y el Rector solo me espera a mí. Por primera vez no tiene casi nada en el escritorio, su laptop está ya apagada, está sentado, no detrás de su escritorio sino en la pequeña sala que tiene para recibir al personal, nada formal.

—¿Doctor? —él me da paso.

—Entre Doctora.

Lo hago y me siento donde me indica. Está muy tranquilo ya, tal vez hasta impaciente por irse.

—Perdone la tardanza, estaba subiendo calificaciones a alumnos impuntuales y de los extraordinarios.

—No te preocupes Nicole —él me mira sonriendo—, pero deja ya las formalidades, me puedes tutear —él se ríe—, probablemente mi casi hija puede hablarme de tú por una vez en la zona de trabajo —le sonrío, es nuestro último día como jefe y empleada.

—Sí, la verdad que me contuve mucho tiempo —él ríe nuevamente—. No puedo creer que te vayas a retirar, sé que tienen que hacer cambios administrativos, pero tienes tantos años aquí, todos te admiramos y respetamos, deberías de quedarte más, has llevado a la Universidad a donde está.

—Llegó mi momento Nicole, necesitó descansar este cerebro y cuerpo, además mi esposa y yo queremos hacer un viaje. Mis hijos ya están grandes, hicieron sus vidas, hoy por hoy deseo tener esa chispa y romanticismo con Victoria, creo que se lo merece por aguantar mi ritmo de trabajo tanto tiempo.

—Se te va a extrañar Doctor, nos vas a hacer falta.

—Tal vez a ti mujer, porque no creo que a todos. Pero esta reunión no es para que hablemos de mí, cuando regrese ya habrá tiempo de eso, ya que espero verte por mi casa muy seguido. Por ahora y por el motivo por el que te mandé llamar es para entregarte tu permiso —dice caminado a su escritorio para sacar una carpeta de su cajón—. Me alegró haber podido elaborar el contrato yo y que entraras aquí, fue un placer haberte visto ejerciendo la docencia.

—Frank, me alegra estar aquí, dar clases era mi sueño. Y en serio te voy a extrañar, pero espero que te vaya muy bien porque te lo mereces y gracias por este permiso. Agradezco tanto el haberte tenido como jefe.

—Agradecido estoy yo de que me hayas suplido en más de algún curso. Por ahora mi mejor dese es que laboralmente todo vaya bien con el rector que me presida. Es un encargo, quiero que llegues a explotar todo tu potencial mujer. Sé que Erick es algo especial y tiene ideas diferentes a las mías, a pesar de que es más joven, pero académicamente no tiene ningún pretexto, es el candidato ideal y yo le hablé muy bien de mi personal, sobre todo de nuestra profesora estrella.

—Favor que me haces Frank, gracias, de verdad, mil gracias por todo. Seguiré tu legado ya verás. Fuiste el mejor profesor y jefe que pude tener y ya verás, algún día hablaremos aquí, en esta oficina, pero en cargos contrarios —él sonríe.

Abrazo fuerte a Frank, tal vez tiene razón y yo soy quien más lo extrañará y es que es imposible no hacerlo porque siempre ha sido un ejemplo, un referente laboral, prácticamente como un padre para mí, uno de mis más grandes apoyos desde que mis padres fallecieron y saber que no lo veré a diario, sí que me duele, es algo que tengo que comenzar a hacerme en ideas, porque no va a tardar en irse y yo en adaptarme a el nuevo modelo de trabajar del rector que presidirá a Frank. 

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