—Connor está en una clínica , Alicia—dice por fin. —¿Qué? ¿por qué?—pregunto mientras mis lágrimas salen tan rápidamente que dificultan mi visión. —Tenia hambre y yo lo llevé por un helado, no fue mi culpa pues no sabía que era alérgico al chocolate y se puso mal, discúlpame Alicia, de verdad, no quise que pasara, me sentía feliz compartiendo con mi hijo y ...—abro mi boca consternada. Entonces vuelvo a golpearlo. Está vez con más fuerza. Estaba muy enojada y angustiada. —¿Con que derecho? ¿con que derecho te llevas a mi hijo? No sabes nada de él , no sabes su situación de salud, esto lo prueba, llévame con mi hijo… ¡ llévame con mi hijo por favor !—Él sostiene mis muñecas, molesto. También está preocupado, lo puedo notar en sus ojos. Entonces intento calmarme. —No lo sabía, pero tú Alicia, hoy no eres la más indicada para hacerme un reclamo. —¿Me estás acusando de algo acaso? —pregunto indignada. Él empieza a conducir. —Si. Lo dejaste solo. Si lo hubieras dejado con una
Entonces decido llamar a Jack y contarle todo. Que mi vida es un desastre y que tendré que volver. No puedo seguir exponiendo a mi hijo a tantas privaciones y vicisitudes. «Jack …» Entonces le cuento todo lo que he vivido últimamente. «No puedes regresar Alicia, me enteré que esas mujeres están siguiendo a Brown , han venido un par de veces a amenazarme, dijeron que sabían que estaban juntos en Italia y que solamente querían tu número telefónico, de nuevo me ofrecieron dinero a cambio de información»«¿Por qué no me habías contado Jack? Esto es terrible. Malditas Robinson. ¿Qué más quieren de mí?» pregunto muy afligida. «No quería asustarte, pero le conté a Brown, él dijo que los cuidaría con su vida y yo confío en él»«Pero Jack, ¿no te has dado cuenta que por su culpa estoy metida en todo este problema? No puedo permanecer cerca del señor Brown , es inaceptable que él insista en estar aquí, parece que no le importa nuestro bienestar»«Claro que le importa Alicia . Ese hombre es
Alicia. No sé que voy a hacer. Estoy en una celda fría y atestada. Todas me miran con desprecio. Me abrazo a mi misma preguntándome cómo estará Connor. Aún no me dejan realizar una llamada ni ver a mi hijo. Y aunque no quiera tendré que llamar al señor Brown. Tal vez él me pueda ayudar. Las otras detenidas se acercan y me dicen cosas que no logro entender del todo. Tal vez me quieren intimidar. Lo sé por sus gestos. Respiro hondo y cuando pasa un oficial le grito rápidamente que me deje hacer una llamada. Pero me ignora. —Entonces dígame dónde está mi hijo.¡Quiero verlo por favor!—todas las reclusas se ríen con desden, pues mi idioma es incomprensible para ellas. Entonces luego de un tiempo interminable se acerca un oficial que habla mi idioma. —Sara Jhonson —camino hasta los barrotes, de prisa. —Soy yo, ¿ cómo está Connor mi hijo? Déjeme ir por favor. Mi hijo me necesita—El oficial abre la celda y me deja ir con él. Ya puedo hacer una llamada. Entonces en vez de llamar a Alexan
La enfermera se marcha dejándome allí perpleja y muy preocupada. No puede ser lo que acaba de decirme. Entonces recuerdo que en Canadá estuve con el señor Brown, antes de venirme a Italia. Comienzo a temblar asustada. Esto no puede ser. Entonces me levanto y antes de que Alexander venga voy a buscar al médico. Lo encuentro llegando de atender una emergencia. —Venga conmigo, señora Jhonson—Lo sigo a su consultorio. Entonces me dice que tengo un poco de anemia y me da la noticia del embarazo. Lo oigo perpleja. —No puede ser doctor. No puedo tener a ese niño—digo angustiada. Me mira con gesto serio. —No soy ese tipo de doctor, Sara. Mira, tienes a tu esposo y después de todo un hijo siempre será una bendición. Es cuestión de ir aceptando lo y …—No. Claro que no. No tengo esposo. Ese hombre no es ... .Además mi niño ha Sido secuestrado. No puedo ni siquiera pensar en nada más y…. Por favor, no le diga nada de esto al señor Brown —Entonces después de oír una charla de su parte y sus b
Me levantan de mi silla y el comisario Adán se acerca. —Le prometo que encontraré a su hijo señora Jhonson. No quisiera hacer esto pero es la cárcel o deportación—dice y mientras tanto Alexander me mira como esperando le dé una respuesta para poder ayudarme. No sé que hacer. Esto me ha tomado por sorpresa. —¿ Hay algo que pueda hacer, comisario? Usted y yo podríamos llegar a un acuerdo. Sería una crueldad que la deportaran estando su hijo secuestrado —Les dice. Cierro mis ojos muy aturdida mientras me llevan a la puerta. Entonces forcejeo. —No, no me iré —Me safo de ellos y corro hasta Alexander. Lo abrazo con fuerza. —Vamos señora Jhonson, no lo haga más difícil por favor …—Maldición, no la toque, déjela en paz, sufre y a ustedes no les importa—dice Alexander con voz inquieta mientras me sostiene. —No me iré porqué… porque este hombre y yo nos casaremos. Así que no lograrán sacarme de aquí —digo aún abrazándolo y con mis ojos cerrados como no queriendo mirar su cara. —¿ Cómo?
Veinticuatro años antes. La señora Robinson tuvo un mal parto. Ella como muchas de las mujeres ricas y privilegiadas decidió tener a su bebé en la comodidad de su hogar. Todo estaba listo y arreglado para recibir a la pequeña Adele. El señor Robinson estaba muy emocionado mientras desde abajo oía los gritos desgarradores de la parturienta, los cuales le recordaban que pronto tendría en sus brazos a su heredera. Pero el parto demoró más de lo esperado , fue muy difícil y casi provocó la muerte de la señora Robinson. Pero la bebé fue menos afortunada y no resistió.—¿Qué dices Azucena?—pregunta él al recibir la noticia tan terrible. La toma por los hombros con enojo sacudiéndola con fuerza. —¡ Eres una inepta! ¡ dejaste morir a mi hija!—Entonces no le importa llorar lleno de desconsuelo. Enseguida alza la mirada y ve a la partera. —¿ Ella lo sabe?—La mujer hace una negación con gesto decaído. —No fue mi culpa, la bebé estaba muerta en la barriga de la señora—dice angustiada. El señor
Alicia. Termino de hablar con Alexander por teléfono, está muy emocionado porque cree que hoy se resolverá todo , que recuperaremos a Connor y atraparán a la bruja de Adele. No puedo menos que sentirme muy feliz por la noticia, ahora solo tengo que esperar la llamada que me indicará que Connor ha sido liberado y Adele será procesada por todos sus delitos. Doy vueltas por la habitación rezando miles de plegarias. Alexander viene en camino y eso me hace sentir muy animada, pues podremos compartir la alegría de tener a nuestro hijo a salvo. Las horas pasan y tocan a la puerta. Corro ansiosa , seguramente es el comisario Adán con mi hijo. Pero mi sonrisa enorme se torna en una expresión sombría. Es un hombre , estoy segura que ese que me persiguió cuando salí del café la otra noche. Entonces con una intensa preocupación por mi seguridad intento cerrar la puerta, pero él la empuja y entra, cerrándola tras de si. Lo miro aterrada. —¿Quién es? ¿ qué hace aquí? ¿cómo hizo para entrar?—pr
despertar miro a Alexander… mi mirada es cansada y mis sentimientos están revueltos. Así que miro a otro lado. No puedo reaccionar de otro modo que no sea indiferencia. No puedo evitar mirarlo como el culpable de mis males aunque no deje de amarlo. Dos meses después..Alicia. —No has podido encontrarlo. Todo tu dinero e influencias no han servido de nada ¿ crees que de verdad podemos vivir felices mientras yo no encuentre a mi hijo?—Sabes que la policía sigue buscando y…—No me mientas, no podrán hacer nada, no lo han hecho hasta ahora, empiezo a creer que nunca aparecerá —hablo con Alexander en un café donde me citó. Todos los días me ruega que lo deje entrar a mi vida pero no puedo hacerlo. Connor no aparece y mientras sea así no puedo tomar ninguna decisión sobre Alexander y yo, salvo que sea mantenerme alejada de él. —Eres mi esposa Alicia, quiero que estemos juntos en esto por favor. No sé porqué insistes en alejarme de ti. Podemos apoyarnos mutuamente y …—No. Además, lo