—No, no es eso, chiquita —le tomó el rostro antes de que sus bellos ojos se llenaran de lágrimas, temiendo que estuviera pensando lo peor —. Me alegra, es solo que... me has tomado por sorpresa. Es verdad que no usamos protección, pero... sigue siendo inesperado.—¿No estás feliz? —preguntó ella, co
***La sala estaba sumida en un profundo silencio, interrumpido únicamente por el constante pitido de los aparatos que monitoreaban a Atenea. Con el paso de los días, su aspecto había mejorado gradualmente; su piel ya no lucía tan pálida y los hematomas y rasguños comenzaban a desvanecerse. Aunque s
Él permanecía en el umbral de la puerta, con los ojos abiertos de par en par, observándola como si estuviera viendo algo sobrenatural o completamente irreal.—Valentino... —murmuró su nombre suavemente, haciendo que se tensara y saliera de su estupor.—¿Ate...nea? —dio un paso hacia adelante, sintie
[...] —¿Estás lista? —Valentino preguntó desde atrás, rodeando la cintura de Atenea mientras ella tenía los ojos vendados.—Sí, estoy lista —respondió emocionada—. Date prisa, estoy nerviosa.—Bien, ya puedes ver —le quitó la venda, revelando ante ella una escena que la dejó sin aliento.—¡Sorpresa
—¿Tienen planes de casarse? —preguntó Dimitri.—Ella quiere, ¿por qué no? —respondió Lenox encogiéndose de hombros—. El embarazo adelantó las cosas, así que es mejor casarnos.—Parece que ustedes, jóvenes, tienen las mismas malas mañas—comentó Clodan, el padre de Atenea, y el padre de Layla, uniéndo
***Un incómodo silencio los envolvía mientras se encontraban sentados uno frente al otro bajo el frondoso árbol del jardín principal. Holly lo miraba fijamente, mientras él apenas podía sostener su mirada. No quería perderse en esos bellos ojos de nuevo, solo para que luego ella se marchara y le de
***Llegaron al apartamento a trompicones, entre besos apasionados y suspiros entrecortados. Holly se aferró a sus labios mientras él los recibía con avidez, saboreando su suavidad adictiva. El hombre se relajó al sentir su cercanía, devorándola contra la puerta, explorando su boca con la suya. Ahor
—Tan tierna y pervertida al mismo tiempo —le dijo él, enderezándose en la cama—. Me gusta.Ella se ruborizó, deseando poder esconderse en algún lugar de la tierra. Le resultaba vergonzoso haber perdido el control y casi haberlo ahogado entre sus piernas mientras perseguía el orgasmo.—No me mires as