[...] —¿Estás lista? —Valentino preguntó desde atrás, rodeando la cintura de Atenea mientras ella tenía los ojos vendados.—Sí, estoy lista —respondió emocionada—. Date prisa, estoy nerviosa.—Bien, ya puedes ver —le quitó la venda, revelando ante ella una escena que la dejó sin aliento.—¡Sorpresa
—¿Tienen planes de casarse? —preguntó Dimitri.—Ella quiere, ¿por qué no? —respondió Lenox encogiéndose de hombros—. El embarazo adelantó las cosas, así que es mejor casarnos.—Parece que ustedes, jóvenes, tienen las mismas malas mañas—comentó Clodan, el padre de Atenea, y el padre de Layla, uniéndo
***Un incómodo silencio los envolvía mientras se encontraban sentados uno frente al otro bajo el frondoso árbol del jardín principal. Holly lo miraba fijamente, mientras él apenas podía sostener su mirada. No quería perderse en esos bellos ojos de nuevo, solo para que luego ella se marchara y le de
***Llegaron al apartamento a trompicones, entre besos apasionados y suspiros entrecortados. Holly se aferró a sus labios mientras él los recibía con avidez, saboreando su suavidad adictiva. El hombre se relajó al sentir su cercanía, devorándola contra la puerta, explorando su boca con la suya. Ahor
—Tan tierna y pervertida al mismo tiempo —le dijo él, enderezándose en la cama—. Me gusta.Ella se ruborizó, deseando poder esconderse en algún lugar de la tierra. Le resultaba vergonzoso haber perdido el control y casi haberlo ahogado entre sus piernas mientras perseguía el orgasmo.—No me mires as
POV ATENEAMe desespero. Ha pasado una hora m*****a desde que Cayetana entró al baño. Si seguimos así, nuestra despedida de soltera será solo esperando a que ella termine de arreglarse el trasero.Layla ya está lista. Se encuentra frente al espejo de la cómoda de Cayetana, retocando el labial y el r
Las cinco salimos del apartamento acompañadas por dos escoltas. No nos engañemos, nuestros prometidos pusieron hombres para que nos vigilaran mientras ellos no están. ¿Quién creería que aceptaron irse de viaje durante un día dejándonos solas? Es obvio que lo hicieron, pero con un ojo puesto en nosot
—¿Y los escoltas? —ella pregunta, tomando la caja.—Les dimos nuestros mejores servicios, como lo ordenó —responde el hombre.—Bien, gracias —dice —. Puede retirarse.—¿Qué es eso, Cayetana? —preguntó Loraine, curiosa— ¿Y qué espectáculo nos espera?.—No se preocupen, chicas —nos sonrió a todas, y l