—Están paranoicas —se tocó ligeramente el labio inferior, sintiendo con la punta de su lengua la ligera herida que le quedó por el beso que Alexis le dio anoche—. Creo que estoy así por la llegada de... ya sabes quién.—Alexis —la rusa levantó la cabeza, su expresión cambiando—. ¿Habrá sabido de nos
—¿Desde cuándo somos novios?. La pregunta golpeó a Dimitri como un cubo de agua helada. Estaba junto a Layla, leyendo un libro, mientras ella supuestamente descansaba después de las visitas. Sin embargo, había estado reflexionando sobre la afirmación de Dimitri toda la noche y la mañana siguiente.
—Pronto —besó su cabeza —pronto saldrás de este lugar. ***Cayetana se encontraba absorta en sus pensamientos sobre cómo escapar de aquel restaurante mientras cortaba distraídamente el filete en su plato. Había lamentado desde el principio haber aceptado la cita. El hombre frente a ella, aunque no
—¡No puedes! —gritó—. No puedes porque eres mía, Cayetana —la sujetó del cuello y la obligó a mirarlo—. Eres y siempre serás mía, mi preciosa, hasta que la muerte nos separe.—Estás loco...—musitó.—Lo sé —acarició suavemente su labio inferior con el pulgar—. ¿Y qué si lo estoy? Solo quiero estar co
Demasiados pensamientos colapsan la mente de Alexis, quien lucha por comprender lo que está sucediendo mientras sus manos parecen estar cargadas de plomo. Anhela arrancar la ropa de Cayetana y desnudarla, pero su cuerpo parece actuar independientemente de su voluntad.Este momento ha ocupado sus pen
Holly no cesaba de deambular por su apartamento mientras esperaba a Clodan. ¿Cuánto tiempo había pasado desde que regresó del trabajo? Unos treinta minutos, durante los cuales se duchó y se puso su pijama. Había considerado vestirse de manera más provocativa para él, pero desconocía sus intenciones.
—Clodan, tú... ¿Yo te gusto?—No puedo negarlo. Eres una joven muy bella, con buenos atributos, y por más amable que intenté ser contigo, y caballeroso, fue inevitable no mirarte como mujer —confesó, desviando la mirada de ella, con un extraño atisbo de inseguridad en su voz—. Eres muy linda, Holly,
***—Quiero dormir contigo.El rostro de Atenea quedó atónito ante la petición de Valentino, quien permanecía parado frente a su puerta cuando ella estaba a punto de irse a la cama, ya casi medianoche.—¿Estás loco? —lo observó con incredulidad.—Hablo en serio —Valentino colocó la mano en el marco