—Lirio, no cruces los límites, no te lo voy a permitir —aseveró con el furor contenido —. Sal ahora mismo, estás haciendo un escándalo innecesario. —¿Innecesario? —ironizó, riendo sin gracia —¡Estabas a punto de follarla sobre la mesa!. —¡Lirio! —bramó en advertencia—. O sales ahora mismo, o llamo
—Sigues tratando de manipularme a tu antojo —espetó molesto—. Si estas son tus intenciones, entonces evita acercarte a mí.—No me culpes por ser como soy; las cosas habrían sido diferentes si desde el principio me hubieses mostrado amabilidad en lugar de hostilidad —lo encaró, sus palabras precisas
La noche envolvente se cernió sobre Valentino, quien descendió de su automóvil, fijando la mirada en la imponente mansión frente a él, oculta en la penumbra de altos pinos. Con elegancia, ajustó su saco antes de adentrarse en el jardín y penetrar en la mansión, sintiéndose fatigado y frustrado.Afor
—Piensa lo que quiera —espetó, molesta por la situación —. No quiero que te metas en mi vida, Valentino, de ahora en adelante solo mantente lejos de mí. Yo tampoco me acercaré a ti. Hablaré con el señor Clodan mañana, dormiremos por separado. Está claro que las cosas entre nosotros no van a funciona
***—Oye, ¿Te vas a ir ya? —Lenox la atrajo hacia él, agarrándola de la cadera y dejándola caer suavemente en la cama —. Quédate conmigo hasta la noche, hoy no tengo turno.—Hay una cena esta noche, creo que vendrá un invitado —respondió Atenea, revolviéndose en la cama para liberarse, pero el itali
—Buenas noches —saludó ella al llegar, con una media sonrisa carente de emoción —. Lamentamos llegar tarde, perdimos la noción del tiempo.—Toma asiento, querida —la invitó Clodan, sin ni siquiera preguntar o hacer reclamos por la compañía que trajo, ya que su hijo también había invitado a su amante
Un silencio dominaba la sala; solo se percibían los pasos de los sirvientes sobre la baldosa mientras disponían los platos en la mesa. Los cubiertos resonaban en los platos cuando todos comenzaron a comer en ese incómodo silencio, hasta que Clodan, sin tener más opción, rompió la tranquilidad.—Ella
—¿Por qué haces esa pregunta? —Valentino alzó una ceja, apoyando la espalda contra la pared y cruzando los brazos sobre el pecho —. Si tienes algo que decir, dilo de una vez y no te andes con rodeos.—No te he visto con buen semblante desde la cena, algo inusual en ti —bufó su primo soltando una ris