SILVANO.—Tranquila, pequeña —acaricié la espalda de Karina, quien aún aferra mi camisa, sollozando como un bebé —estoy aquí, ¿no me ves? Ya no llores.Nos encontramos en su habitación, ya que casi desmayó por alguna razón. O sí sé la razón, y es, obviamente, la impresión que le causó todo esto. Mi repentina aparición cuando todos pensaban que estaba muerto.—Estás vivo...—sollozó —aún no lo puedo creer, ¿cómo es que tú...—Primero, deja de llorar, no me gusta verte hacerlo —saqué un pañuelo y sequé esas lágrimas en sus delicadas mejillas —, cálmate primero, ¿de acuerdo?—No me pidas eso cuando te tengo frente a mí —sus lágrimas volvieron a brotar y seguí secándolas —. Pensé que estabas muerto, vi cuando te estaban enterrando.—No era yo, era otro cadáver —dije con calma, intentando que ella también se tranquilizara, pues está muy alterada y pálida —¿No me ves frente a ti? Soy yo, no morí como todos pensaban.—No sabes lo que he sufrido todo este tiempo —me abrazó de nuevo, desahogand
*** Permanezco a un lado de Karina, quien sigue durmiendo plácidamente acurrucada entre mis brazos. Puedo asegurar que durante el tiempo que no estuve con ella, no descansó como anoche ni como lo hace ahora por la mañana. Seguramente sus noches fueron un verdadero tormento, pensando quizás que estaba muerto; solo imaginar lo que pudo haber sufrido me estremece el corazón.Cuido de esconder un mechón de su cabello detrás de la oreja mientras la observo dormir. Anoche, opté por no hacerle el amor, ya que se veía notablemente cansada y débil debido a toda la conmoción generada por mi regreso de entre los muertos. Además, después de recibir la impactante noticia de que seré padre, la cual cayó sobre mí como un balde de agua fría, se esfumaron mis deseos. Incluso sentí que la presión me bajó y estuve al borde de un ataque de pánico.¿Cómo puede recibir una noticia así? Ni siquiera estaba preparado para ello, ya que me había acostumbrado demasiado a ser solo ella y yo. No digo que me moles
Avanzo por los pasillos de la organización con mis escoltas detrás de mí. En la sala de juntas, Kosar sostiene una reunión con todos los líderes, incluyendo a Leonardo, el autoproclamado "jefe". Todos creen que Kosar es leal a ellos, sin percatarse de que solo estaba preparando el terreno para mi llegada.Mi tarea es deshacerme de los traidores, especialmente de Leonardo, ya que Karina se encargó de eliminar a Rosella, otra traidora que recibió su merecido.Determinado a poner fin a esto rápidamente, abro las imponentes puertas de la sala de juntas con mis hombres siguiéndome. Mi presencia llena el lugar de autoridad, generando un silencio sepulcral al verme ileso frente a todos.La sorpresa total se refleja en el rostro de Leonardo; su mirada se oscurece y su tez palidece. Aunque intenta ocultarlo, el impacto es evidente.—Creo que he llegado en el momento justo —rompo el silencio, elevando mi voz con autoridad—. ¿Han comenzado la reunión sin el líder máximo? Una falta tan grave debe
KARINAEl semblante de Silvano me genera mucha ansiedad. Su mirada parece demasiado sombría y voraz. Aunque intento aparentar calma, mis piernas tiemblan y mi pulso se acelera de manera exagerada.La cena transcurre tranquilamente, al menos desde mi perspectiva, ya que me esfuerzo por no mostrar mis nervios. Sin embargo, él no logra disimular la desesperación que carga consigo, o tal vez las ansias de despojarme de la lencería que llevo puesta y poseerme sobre esta mesa.—¿Cómo te fue en el trabajo? —pregunto, rompiendo el silencio.—¿Realmente crees que quiero hablar de trabajo en este momento? —me fulmina con la mirada. Dirige sus ojos a mis pechos, tensa la mandíbula y después vuelve a mirarme—. No me hagas perder la paciencia, Karina.—¿Qué tiene de malo querer saber cómo te fue? —me encogí de hombros con inocencia—. Estaba preocupada, pero me siento mejor ahora que estamos juntos de nuevo.—Todo salió según lo planeado —cortó el filete sin apartar la mirada de mí—. La organizació
Entre ardientes besos y gemidos, Silvano seguía toqueteando mi cuerpo en el sofá. Sus manos apretaban y saboreaban mis pechos, marcando mi cuello con mordiscos y chupetones apasionados. Sus dedos exploraban mi interior, regalándome placer sin detenerse. Lo despojé de su saco y camisa, dejándolo solo con los pantalones puestos. Me lancé sobre él, apoderándome de sus labios con intensidad, ansiosa por devorarlo, llena de deseo. Mis dedos se enredaron en su oscuro cabello mientras mi lengua exploraba su boca, y él apretaba mi trasero respondiendo a mis besos. Descendí hacia su cuello, chupando, lamiendo y respirando su irresistible aroma masculino. Recorrí con besos su firme abdomen, deseando saborear cada rincón de su cuerpo mientras él correspondía, entregándonos mutuamente al placer.—Cariño, quiero tenerte ya —me imploró, presionando su bulto erecto contra mi vagina —estoy que reviento de las ganas que te tengo. —Fóllame entonces —accedo, besándolo nuevamente —quiero que lo hagas
[...]Me contemplo en el espejo, una amplia sonrisa ilumina mis labios al admirar mi figura ataviada en este precioso vestido de novia estilo princesa. Está adornado con piedras preciosas, encajes exquisitos y una delicada figura de corazón en el pecho. El velo, largo y hermoso, se fusiona con un maquillaje impecable, mientras las joyas complementan a la perfección el conjunto. Sostengo un ramo de rosas blancas, elegido según mi gusto.«Evito lágrimas de felicidad para no estropear mi maquillaje, pero realmente anhelo llorar al ver realizado mi sueño de unirme en matrimonio con el hombre que amo».—Hija, cariño, ¿estás lista? —mi madre entra a la habitación y al verme se lleva una mano a la boca, sorprendida y a punto de llorar también—. Hija mía, estás deslumbrante.—Gracias, mamá —sonrío feliz, con el corazón acelerado de los nervios—. ¿Todo está en orden? Es que...—Entiendo, estás nerviosa —se acerca y me toma de la mano para darme calma—. Sé cómo te sientes. Cuando me casé con tu
[...]Merodeo por la habitación, sin rumbo fijo. No encuentro un lugar cómodo; me siento en la cama, acomodo las cosas en la cómoda y hasta intento ver una película para distraerme de la paranoia y la ansiedad.Silvano no está en casa; solo estoy yo y los subordinados, ya que, según él, tuvo que ocuparse de asuntos de negocios y llegaría tarde esta noche. No puedo soportarlo, no me gusta cuando llega tarde, y mucho menos que me deje sola para dormir, sabiendo que no logro conciliar el sueño sin él a mi lado. Además, es consciente de mi sensibilidad y paranoia debido al embarazo.Mi barriga está muy grande, a punto de dar a luz a nuestro bebé. Me siento deprimida a veces, sin ganas de nada, y lloro fácilmente debido a mis cambios de humor, además de los antojos que incluso los hombres de Silvano han tenido que lidiar conmigo. ¿Y ahora Silvano se atreve a dejarme sola por su trabajo? ¿Acaso eso es más importante que su esposa embarazada?.Sosteniendo mi panza, decido salir de la habitac
SILVANO Atiendo atentamente a la junta directiva, observando la hora en mi reloj y ansioso por regresar a casa con Karina, quien probablemente esté molesta por lo sucedido la última vez en el club, donde casi agredió a una prostituta.«Realmente está loca, pero me enciende». De repente, las puertas de la sala se abren, revelando a una mujer hermosa con grandes ojos, una gran panza y una canasta en las manos, iluminando su rostro con una sonrisa.«¿Por qué está aquí mi esposa?». —Hola —saluda con una voz dulce que tenso mi mandíbula—. Lamento interrumpir; me dijeron que la junta había concluido.«Maldito Harold». —No se preocupe, ya hemos terminado —dice uno de los directivos, sonriéndole.—Sea bienvenida, señora —agrega otro directivo de manera cortés, regalándole una sonrisa innecesaria.—Estás hermosa, muñeca— le suelta el imbécil de Kosar. Instantáneamente, mis ojos lo amenazan, es evidente que busca provocarme. —¿Quieres tomar asiento con todos nosotros? Muchos aquí querían ve