KARINAEl semblante de Silvano me genera mucha ansiedad. Su mirada parece demasiado sombría y voraz. Aunque intento aparentar calma, mis piernas tiemblan y mi pulso se acelera de manera exagerada.La cena transcurre tranquilamente, al menos desde mi perspectiva, ya que me esfuerzo por no mostrar mis nervios. Sin embargo, él no logra disimular la desesperación que carga consigo, o tal vez las ansias de despojarme de la lencería que llevo puesta y poseerme sobre esta mesa.—¿Cómo te fue en el trabajo? —pregunto, rompiendo el silencio.—¿Realmente crees que quiero hablar de trabajo en este momento? —me fulmina con la mirada. Dirige sus ojos a mis pechos, tensa la mandíbula y después vuelve a mirarme—. No me hagas perder la paciencia, Karina.—¿Qué tiene de malo querer saber cómo te fue? —me encogí de hombros con inocencia—. Estaba preocupada, pero me siento mejor ahora que estamos juntos de nuevo.—Todo salió según lo planeado —cortó el filete sin apartar la mirada de mí—. La organizació
Entre ardientes besos y gemidos, Silvano seguía toqueteando mi cuerpo en el sofá. Sus manos apretaban y saboreaban mis pechos, marcando mi cuello con mordiscos y chupetones apasionados. Sus dedos exploraban mi interior, regalándome placer sin detenerse. Lo despojé de su saco y camisa, dejándolo solo con los pantalones puestos. Me lancé sobre él, apoderándome de sus labios con intensidad, ansiosa por devorarlo, llena de deseo. Mis dedos se enredaron en su oscuro cabello mientras mi lengua exploraba su boca, y él apretaba mi trasero respondiendo a mis besos. Descendí hacia su cuello, chupando, lamiendo y respirando su irresistible aroma masculino. Recorrí con besos su firme abdomen, deseando saborear cada rincón de su cuerpo mientras él correspondía, entregándonos mutuamente al placer.—Cariño, quiero tenerte ya —me imploró, presionando su bulto erecto contra mi vagina —estoy que reviento de las ganas que te tengo. —Fóllame entonces —accedo, besándolo nuevamente —quiero que lo hagas
[...]Me contemplo en el espejo, una amplia sonrisa ilumina mis labios al admirar mi figura ataviada en este precioso vestido de novia estilo princesa. Está adornado con piedras preciosas, encajes exquisitos y una delicada figura de corazón en el pecho. El velo, largo y hermoso, se fusiona con un maquillaje impecable, mientras las joyas complementan a la perfección el conjunto. Sostengo un ramo de rosas blancas, elegido según mi gusto.«Evito lágrimas de felicidad para no estropear mi maquillaje, pero realmente anhelo llorar al ver realizado mi sueño de unirme en matrimonio con el hombre que amo».—Hija, cariño, ¿estás lista? —mi madre entra a la habitación y al verme se lleva una mano a la boca, sorprendida y a punto de llorar también—. Hija mía, estás deslumbrante.—Gracias, mamá —sonrío feliz, con el corazón acelerado de los nervios—. ¿Todo está en orden? Es que...—Entiendo, estás nerviosa —se acerca y me toma de la mano para darme calma—. Sé cómo te sientes. Cuando me casé con tu
[...]Merodeo por la habitación, sin rumbo fijo. No encuentro un lugar cómodo; me siento en la cama, acomodo las cosas en la cómoda y hasta intento ver una película para distraerme de la paranoia y la ansiedad.Silvano no está en casa; solo estoy yo y los subordinados, ya que, según él, tuvo que ocuparse de asuntos de negocios y llegaría tarde esta noche. No puedo soportarlo, no me gusta cuando llega tarde, y mucho menos que me deje sola para dormir, sabiendo que no logro conciliar el sueño sin él a mi lado. Además, es consciente de mi sensibilidad y paranoia debido al embarazo.Mi barriga está muy grande, a punto de dar a luz a nuestro bebé. Me siento deprimida a veces, sin ganas de nada, y lloro fácilmente debido a mis cambios de humor, además de los antojos que incluso los hombres de Silvano han tenido que lidiar conmigo. ¿Y ahora Silvano se atreve a dejarme sola por su trabajo? ¿Acaso eso es más importante que su esposa embarazada?.Sosteniendo mi panza, decido salir de la habitac
SILVANO Atiendo atentamente a la junta directiva, observando la hora en mi reloj y ansioso por regresar a casa con Karina, quien probablemente esté molesta por lo sucedido la última vez en el club, donde casi agredió a una prostituta.«Realmente está loca, pero me enciende». De repente, las puertas de la sala se abren, revelando a una mujer hermosa con grandes ojos, una gran panza y una canasta en las manos, iluminando su rostro con una sonrisa.«¿Por qué está aquí mi esposa?». —Hola —saluda con una voz dulce que tenso mi mandíbula—. Lamento interrumpir; me dijeron que la junta había concluido.«Maldito Harold». —No se preocupe, ya hemos terminado —dice uno de los directivos, sonriéndole.—Sea bienvenida, señora —agrega otro directivo de manera cortés, regalándole una sonrisa innecesaria.—Estás hermosa, muñeca— le suelta el imbécil de Kosar. Instantáneamente, mis ojos lo amenazan, es evidente que busca provocarme. —¿Quieres tomar asiento con todos nosotros? Muchos aquí querían ve
[...]KARINA En este banquete en honor al socio de Silvano, la música, el champagne y los cócteles llenan el ambiente. Aunque mi esposo estaba a mi lado al principio, unos amigos socios se lo llevaron para discutir negocios. Ahora lo observo desde lejos, sintiéndome ignorada mientras charla con otros sin dedicarme atención, a pesar de ser su esposa.Mis padres fueron invitados, pero al no poder asistir mi madre y estar mi padre de viaje, vine acompañada por Silvano y el señor Berlusconi, quien también interactúa con los demás invitados. Mientras pruebo algunos bocadillos, me siento un tanto distraída y triste, lamentando que Silvano no me preste atención, ya sea intencionalmente o no.Aunque deseaba estar con Silvano, ahora solo se centra en sus socios, especialmente en una mujer que no me agrada y que muestra demasiado interés. Decido no repetir la escena celosa de la última vez.Dejo la copa de Champagne sobre la mesa, me doy la vuelta y observo el grupo donde Silvano conversa con
GIANNA -18 añosLa brisa fría barre con intensidad los árboles en medio de una noche oscura. La lluvia parece inminente, dado que las nubes grises se congregan en el cielo, acompañadas de truenos.Me contemplo en el espejo mientras me visto con mi pijama: un short de tela con estampado floral y una pequeña blusa de tirantes del mismo tono.Aunque he repetido a mis padres innumerables veces que ya no soy una niña, me ven de la misma manera. La ropa que llevo ahora, aparentemente, podría delatarme como una joven inmadura: pechos no muy prominentes, curvas sutiles y una complexión delgada. Mi físico y mi edad no ayudan a cambiar esa percepción.Suspiro al finalizar de cambiarme y tomo la toalla que envolvía mi cuerpo para secar mi cabello negro, mojado.Mientras tarareo, coloco música y me acerco al ventanal, ansiosa por la lluvia que aún no llega; solo truena y relampaguea en el cielo.Mis padres cenan fuera, dejándome sola, una situación que ya he experimentado en varias ocasiones debi
Hoy es un día muy frío. Justo estoy de camino a una tienda de víveres en busca de comida para mi despensa vacía, y un rico chocolate caliente. Soy adicta. —Son veinte dólares —me dice el tendero al terminar de entregarme las bolsas. Saco el dinero, le doy las gracias y salgo de nuevo de la tienda sosteniendo una sombrilla para cubrirme de la tormenta de nieve que sigue cayendo capa tras capa. —¡Mgm! —detengo mis pasos, asustada por el quejido que acabo de escuchar. Sostengo el asa de la bolsa con fuerza, y me giro en torno de mis pies al lugar de donde provienen los jadeos. Mirando a mi alrededor, solo veo nieve caer, pero posando la mirada cerca de los contenedores de basura, los cuales también tienen capas de nieve, logro ver una silueta extraña. —¿Hola? —me acerco lentamente, y veo una silueta humana hecha un ovillo en la esquina de los contenedores —¿Está bien?. Dejo la bolsa en el piso por un momento, y sigilosamente me acerco más. Quizás debería estar corriendo en una situa