El camino que Selene había agarrado, satisfactoriamente, sí la llevó hacia una salida en la parte de atrás del palacio. Por los ruidos que venían del cuarto cercano y del que estaba separada solamente por una pared, supo que era la cocina y ahí estaban los guardias y trabajadores del reino, cenando al igual que lo hacía el rey, el príncipe y la invitada. Se apresuró, pero fue tan cuidadosa, que cualquiera que la hubiera visto, diría que iba levitando. Con los pies fuera del castillo, dio una última mirada para cerciorarse que nadie la había visto o la fuera a ver y salió corriendo lo más rápido que pudo, alejándose de la construcción, lo más posible. Selene llegó hasta la orilla del lago, había tenido curiosidad de verlo de cerca, caminó por su alrededor hasta llegar al puente de madera, ella miró de un lado a otro para asegurarse de que estaba sola. Su único acompañante, fue un ganso que pasó en ese momento por debajo del punto y graznó, llamando su atención. Levantó con cuidado s
El cuerpo de Selene se tensó como la cuerda de un violín, su corazón latió fuerte dentro de su pecho, como si fuera a salirse de su cuerpo, era la sensación más extraña que había experimentado, un desasosiego que no podía explicar al sentir su corazón retumbar como si fueran tambores.¿Por qué tenía tanta mala suerte? ¿Por qué tenía Frederick que llegar justo en ese momento? El destino parecía confabulado en su contra, eso era. Eso tenía que ser, no había otra explicación. El universo la odiaba tanto que la dejaba en medio de aquella terrible situación.Selene intentó alejar sus manos de la cintura de Henry, sin embargo, este no la dejó, esa acción hizo que la sangre de Frederick hirviera en su interior y se congelara en el interior de Selene.—Suelta a mi prometida, Henry, y lárgate de aquí —ordenó con voz gélida, sin mirar a Selene. Frederick temía que al hacerlo no fuera capaz de contenerse, sobre todo al ver el rostro de Henry, lo estaba retando de manera silenciosa, provocando y
Un pensamiento prohibido la atravesó como una flecha, ahora nacía en su interior el deseo de saber cómo sería un beso semejante, pero en los labios de Henry. Sacudió su cabeza alejando ese pensamiento insano y se fue al baño, para lavar su rostro con un poco de agua, que siempre mantenían las doncellas, lista para ella. ¿En qué locura estaba pensando? Un beso no podía dejarla tan mal, ¿cierto? Ella no era así, no era una mujer que fantaseaba, no era santa, pero tampoco una desvergonzada. Sin embargo…, el beso de Frederick había despertado en ella cosas que jamás pudo imaginar llegar a sentir. Selene golpeó el agua con violencia, mojándose la falta del vestido, pero no se preocupó por pequeñeces, todo lo que deseaba era olvidar lo que esa noche había ocurrido, eso era lo mejor. Nadie debía enterarse de aquel beso entre el rey y ella.Frederick no se encontraba muy distinto a su prometida. Las sensaciones y recuerdos de lo que acababa de hacerle a Selene, no dejaron de atormentarlo. ¿
«Lady Selene. Abra de inmediato»El cuerpo de Selene se tensó como la cuerda de un violín al escuchar la demanda en la voz de Frederick, sus ojos se agrandaron por la sorpresa y el miedo que le atravesó el cuerpo, consciente de que si el rey encontraba a Henry en su habitación podía ser acusada de infidelidad. Podría ser repudiada como prometida y no es que eso no estuviera bien, ¡sería genial! Sin embargo, estaba arriesgándose a ser condenada a pagar por el delito de…—Lady Selene —llamó Frederick de nuevo, esta vez acompañado de varios toques sobre la madera de la puerta.Selene salió de su estupor y miró a Henry, la ventana y el cuarto de baño.—Ninguna de las dos es una opción, Selene. No voy a esconderme —dijo en tono bajito.—No tienes elección, si me amas como dices. Haz este sacrificio por mí, llevaré al rey lejos de mi habitación, sal sin que nadie te vea, Henry, por favor —pidió, empujando al hombre al cuarto de baño y cerrando la puerta.Confiando en que Henry no se delatar
Dos días parecían ser nada para Selene, que sentía el paso de las horas como una guillotina sobre su cuello; sin embargo, contrario a todo lo que pensó que sería la preparación del viaje, ella no tuvo que hacerse cargo de nada. La Reina la había solicitado en su habitación y luego de una larga charla, en la que ella expuso todo lo que esperaba de ese viaje, Selene se sintió un poco más animada y menos preocupada.La Reina solo esperaba que se diera a conocer a todo el reino su nombre, que se relacionara con los súbditos de la Corona y diera esa muestra de confianza que el pueblo esperaba de sus soberanos. Selene había sido preparada para eso, sin ella saberlo, toda su vida había sido enfocada para ese momento. —Trataré de dar lo mejor de mí, quizá las cosas no empezaron bien —expuso, haciendo una pausa, ahora Selene era muy consciente del error que había cometido al entregarle el broche a Henry, sin embargo, lo había hecho en medio de la ignorancia, pues su madre jamás le explicó el
Frederick por un momento se quedó inmóvil, intentando procesar lo que estaba sucediendo, hasta que, el calor y la ansiedad de Regina, lo llevaron a corresponder ese beso. Por unos segundos, el rey perdió la noción del lugar en donde estaba y se dejó llevar por la tentación, estaba entregado, hasta que el recuerdo del beso con Selene, volvió a atravesarse en su mente, haciendo que alejara a Lady Regina con un solo movimiento más brusco de lo que hubiera deseado. La mujer se quejó al verse rechazada, su ego había sido lastimado, pero se contuvo para no dejar ver su inconformidad, pues eso solo podría jugar en su contra. —Lady Regina… —susurró Frederick y no fue capaz de mirarla durante unos segundos —. Discúlpeme, eso no debió suceder, fue una falta de respeto de mi parte —se excusó, así hubiera sido ella la que había iniciado, él correspondió y de no detenerse, posiblemente seguirían besándose y ese no era el comportamiento apropiado de un hombre junto a una mujer que no es su prometi
Selene no tenía la menor idea de lo que pasaba dentro del castillo, pero su cabeza tampoco estaba para pensar en eso, pues la presencia de Frederick a su lado, apenas a unos centímetros de distancia, la mantenía rígida y con la respiración entrecortada, pero lo más interesante era, que el rey no se encontraba muy distinto, solo que a él su mano izquierda le picaba por tocar la mano derecha de Selene, que reposaba sobre el mullido sillón. ¿Qué era lo que le sucedía con Selene? ¿Un beso realmente podía cambiar tanto las cosas? Él estaba empezando a creer que sí y muy seriamente. El viaje sería largo y de solo pensarlo, un escalofrío recorrió el cuerpo de Selene. ¿Cómo iba a soportar tanto tiempo a solas con su prometido? Los carruajes avanzaron, llevando al Rey y a su prometida en dirección al pueblo de Astor, donde serían presentados oficialmente como la futura pareja real. Selene no podía evitar sentir una mezcla de emociones en su interior: ansiedad, inseguridad, pero también det
La realidad golpeó a Frederick en un segundo, haciendo que se sorprendiera ante sus acciones y se alejó de Selene, como si su cuerpo lo quemara. Los ojos del rey no se despegaron de los labios hinchados y enrojecidos de Selene, tragó saliva con pesadez y si no fuera por los leves golpes en la puerta, era capaz de haberse quedado toda la noche, viéndola dormir. El rey salió de la habitación, después de escuchar el llamado de uno de los guardias, que se acercó a informarle que ya podía ir tranquilamente a su habitación, pues la revisión de la posada y la seguridad, ya estaban hechos. Frederick sentía que sus mejillas se sonrojaron ante el guardia, temiendo ser descubierto en la pilatuna que había hecho. «Es mi prometida», se dijo mentalmente, intentando relajarse y sentirse menos avergonzado ante sus acciones. Caminó presuroso hacia la habitación y entró en esta, sin reparar ante lo pequeña que era. Mientras tanto, Selene se encontraba estática sobre la cama y acariciaba sus labios