—¿Por qué demonios no me contestas el teléfono o a tu esposa?
Esa fue la pregunta con la que me recibió Gemma el sábado en la noche, cuando por fin llegué a dormir a casa después de pasar la mayor parte del día lidiando con un estúpido resaca que me tenía mal. Estaba enfadada hasta el cansancio cuando me vio en esas fachas, además de que se notaba por completo hecha un desastre, pero en cuanto me vio y se dio cuenta de mis gestos, supo que algo iba mal.
—¿Qué demonios pasó? ¿Por qué estás, así como si te hubiese emborrachado? —preguntó directo al grano, entonces respiré hondo.
—Tenemos serios problemas, pero necesitamos privacidad, tenemos un código F.
Eso la puso en alerta máxima, lo suficiente como para fruncir el ceño, preocuparse
AlessioA ella debía sacarle toda la maldita información completo, así tuviese que sacarle todos los malditos dientes para después cortarle la lengua y torturarla hasta el hartazgo. Tenía que pagar con creces todo, tenía que caer como la rata de alcantarilla que rastreaba todo sin más.No podía negar que era demasiado divertido, después de todo, como con un movimientos se cambiaba la balanza, y así fue como quedó desglosada la situación en menos de lo que habíamos pensado lograr, sobre todo porque cuando revisamos las áreas en las que ella trabajaba, no solo encontramos algunos micrófonos, si encontramos cámaras variadas que apuntaban a lo alto. Eso me hizo pensar que no pudo haber hecho el trabajo sola y por eso decidí hacer una limpieza inmediata en casa con todos y cada uno de mis sirvientes, quiénes se notaban por completo desco
AmayaVer esa escena tan grotesca fue brutal para mí y para la visión sesgada que tenía del hombre que me había prometido amor en la playa, pero saber por qué hizo lo que hizo, a diferencia de lo que hubiese pensado, no fue algo que me dejó tranquila, al contrario, fue algo que resultó ser muy problemático, tanto como para que las cosas dieran un giro gran en nuestra relación.Uno que se tornó frío, tanto que lo sentí en los huesos.Poco sabía yo que muchas cosas resultarían cambiantes, que muchas cosas terminarían siendo un choque de trenes desplazándose por completo, que el hombre dulce se convertiría en un manipulador vengativo que jugarías sus cartas y me usaría para su beneficio.Era triste por lo que se veía venir, sin embargo, ahí, en ese momento ante él, sería dif&iacu
Amaya—Y la ceremonia… Digamos que fue la primera vez que alguien hizo algo extremadamente dulce para mí, así que solo era una cuestión de apreciarlo… Y serán uno de los mejores regalos de mi vida, oficialmente puedo decir que estamos casados y que quiero estar con él, ¿suena loco eso?Ella me sonrió encantada.—No, sueña a que estás enamorada y el amor es hermoso, tanto como para ser la mejor arma de la vida, la mejor del mundo —expresó con tal calma que me sentí blandita por ella—. Si vivir con él es lo que quieres, es lo que sueñas, solo hazlo… Pero no con grandes expectativas, el hombre dulce que hizo de todo para hacerte feliz es algo que se ve pocas veces, y mientras esté en modo capo que intenta controlar todo, lo verás menos, solo verás el lado apasionado, el cruel, el aguerrido, el
AlessioEngañar a mi esposa era fácil, tan fácil como fuese posible porque tenía una ventaja con la que no pensé que contaba: su confianza. Una que estaba consolidada en el hecho de que, a pesar de verme en mi peor de las formas, siendo un asesino sangriento, con sed de venganza y con el miedo formándose en sus ojos, ella creía en el hecho de que no la iba a dañar.Y tenía razón, no la iba a dañar físicamente, pero era hombre y uno malo que cuando se cegaba no medía sus acciones, unas que la podían dañar sin queer y eso era una verdad irrefutable de nuestra complicada situación actual. Mi intención no era dañarla, pero usarla como medio para un fin se tornaba hasta cierto punto necesario.Lo tenía que madurar mucho más.Sin embargo, en mi defensa total, debía admitir que me sentía de
AlessioLos días se volvieron una serie de vigilancias por doquier, de llegar tarde, de hacerla mía donde quisiera, sin que me importase que pudiésemos tener público. Drenaba todo con ella sin problemas, sin anestesia y me aprovechaba de su inocencia en el tema para hacer lo que se me diera la ganas. Usé ese poco tiempo antes de la gala para por fin hacer lo que quería hacer y no me medí.La había dejado muerta de cansancio una noche y fui a buscar agua para hidratarme, mi hermana estaba en la cocina haciéndose una manzanilla, por lo que me vio en todo mi esplendor post intimidad.—No sé lo que estás haciendo, pero tienes que parar —me dijo y le sonreí.—¿A qué demonios te refieres?—A que la estás usando como tu muñeca hinchable, a que la estás usando como un medio para descargar to
AmayaEstudiar sobre las mafias no era lindo, en realidad, sucedía que ni siquiera era divertido o por lo menos no lo fue hasta que mi hermano vino a pasar una temporada con nosotros para que pudiese enseñar a todos cosas sobre las armas que la Yakuza le había vendido a la camorra.No era algo lindo de saber, pero no me metía en esos asuntos porque no eran de mi completo interés, solo resultaban ser un punto que calaba en momentos y situaciones que estaban por demás de fuera de lugar. Yo no debía meterme en ese rollo que no me interesaba, principalmente porque no me importaba, no era mi asunto, mucho menos era algo que me importase del todo.El punto en cuestión aquí era que mi hermano resultó ser mejor para explicar cosas de las mafias que mi esposo y cuñada. Tenía que admitirlo como, por ejemplo, en ese momento en el que me estaba explicando por qué mi p
AmayaLo supe porque ya había ido con él a practicar en la escuela de tiro, lo que no solo era un cambio de ruta, sino que me sirvió para demostrarle que tenía una licencia de arma bien ganada, aunque me la hubiese sacado por obligación.—Nosotros tenemos algo, pero no es ni serio, ni real, ni nada por el estilo, es solo una situación en la que él me ayuda, yo saco beneficios y él queda contento con ello —expuso y fruncí el ceño.—Repítete eso hasta que te lo creas… Por ahora, lo único que les voy a pedir a ambos es que tengan cuidado, no quiero que las cosas den un mal revés y que terminemos enemistados con la Yakuza, me guste o no, son mi familia y yo… Digamos que estoy en la posición más incómoda de la tierra a pesar de que no me llevo bien con la mayoría de ellos —le dije y asintió
AlessioEstaba todo listo para viajar a Nueva York, tenía el hotel reservado, así como la logística preparada para el acto, y tenía a los hombres desplegados para recibir órdenes. Era un movimiento osado, pero era uno que me estaba comprando algo de paz y tranquilidad mental, por lo que tomé la decisión de adelantarme a los hechos.No quería que al final mi osadía viniese para morderme el trasero con saña.—Mio caro vecchio amico di partito, come stai? —preguntó el hombre con burla y sonreí por su osadía.—Per quanto possa stare bene, tu come stai? —le dije.—Algo preocupado porque mis informantes me han comentado algo un tanto perturbador, como el hecho de que has desplegado hombres alrededor del territorio sin consultarme directamente, entonces ¿por qué demonios har&iacut