Engañar a mi esposa era fácil, tan fácil como fuese posible porque tenía una ventaja con la que no pensé que contaba: su confianza. Una que estaba consolidada en el hecho de que, a pesar de verme en mi peor de las formas, siendo un asesino sangriento, con sed de venganza y con el miedo formándose en sus ojos, ella creía en el hecho de que no la iba a dañar.
Y tenía razón, no la iba a dañar físicamente, pero era hombre y uno malo que cuando se cegaba no medía sus acciones, unas que la podían dañar sin queer y eso era una verdad irrefutable de nuestra complicada situación actual. Mi intención no era dañarla, pero usarla como medio para un fin se tornaba hasta cierto punto necesario.
Lo tenía que madurar mucho más.
Sin embargo, en mi defensa total, debía admitir que me sentía de
AlessioLos días se volvieron una serie de vigilancias por doquier, de llegar tarde, de hacerla mía donde quisiera, sin que me importase que pudiésemos tener público. Drenaba todo con ella sin problemas, sin anestesia y me aprovechaba de su inocencia en el tema para hacer lo que se me diera la ganas. Usé ese poco tiempo antes de la gala para por fin hacer lo que quería hacer y no me medí.La había dejado muerta de cansancio una noche y fui a buscar agua para hidratarme, mi hermana estaba en la cocina haciéndose una manzanilla, por lo que me vio en todo mi esplendor post intimidad.—No sé lo que estás haciendo, pero tienes que parar —me dijo y le sonreí.—¿A qué demonios te refieres?—A que la estás usando como tu muñeca hinchable, a que la estás usando como un medio para descargar to
AmayaEstudiar sobre las mafias no era lindo, en realidad, sucedía que ni siquiera era divertido o por lo menos no lo fue hasta que mi hermano vino a pasar una temporada con nosotros para que pudiese enseñar a todos cosas sobre las armas que la Yakuza le había vendido a la camorra.No era algo lindo de saber, pero no me metía en esos asuntos porque no eran de mi completo interés, solo resultaban ser un punto que calaba en momentos y situaciones que estaban por demás de fuera de lugar. Yo no debía meterme en ese rollo que no me interesaba, principalmente porque no me importaba, no era mi asunto, mucho menos era algo que me importase del todo.El punto en cuestión aquí era que mi hermano resultó ser mejor para explicar cosas de las mafias que mi esposo y cuñada. Tenía que admitirlo como, por ejemplo, en ese momento en el que me estaba explicando por qué mi p
AmayaLo supe porque ya había ido con él a practicar en la escuela de tiro, lo que no solo era un cambio de ruta, sino que me sirvió para demostrarle que tenía una licencia de arma bien ganada, aunque me la hubiese sacado por obligación.—Nosotros tenemos algo, pero no es ni serio, ni real, ni nada por el estilo, es solo una situación en la que él me ayuda, yo saco beneficios y él queda contento con ello —expuso y fruncí el ceño.—Repítete eso hasta que te lo creas… Por ahora, lo único que les voy a pedir a ambos es que tengan cuidado, no quiero que las cosas den un mal revés y que terminemos enemistados con la Yakuza, me guste o no, son mi familia y yo… Digamos que estoy en la posición más incómoda de la tierra a pesar de que no me llevo bien con la mayoría de ellos —le dije y asintió
AlessioEstaba todo listo para viajar a Nueva York, tenía el hotel reservado, así como la logística preparada para el acto, y tenía a los hombres desplegados para recibir órdenes. Era un movimiento osado, pero era uno que me estaba comprando algo de paz y tranquilidad mental, por lo que tomé la decisión de adelantarme a los hechos.No quería que al final mi osadía viniese para morderme el trasero con saña.—Mio caro vecchio amico di partito, come stai? —preguntó el hombre con burla y sonreí por su osadía.—Per quanto possa stare bene, tu come stai? —le dije.—Algo preocupado porque mis informantes me han comentado algo un tanto perturbador, como el hecho de que has desplegado hombres alrededor del territorio sin consultarme directamente, entonces ¿por qué demonios har&iacut
Alessio—¿Estás seguro de lo que vas a hacer? —me preguntó Dante ahora con preocupación—. Yo en mi posición de mediador no puedo tomar partido de nadie.—Lo sé y lo entiendo, por eso mismo no te estoy pidiendo ayuda, mucho menos algún tipo de alianza, solo aprecio tu sentir y bueno, solo quiero que sepas que esta guerra que voy a comenzar es una guerra destinada a ser puntual, muy directa y muy rápida, porque ya tengo todas las líneas a seguir para lograr los principales objetivos y para lograr acuerdos con las personas que están negociando con el clan corrupto de la camorra —agregue de manera muy inteligente—. Hice un diseño prolongado de situaciones que nos podían mantener aliados para así evitar los conflictos por lo que uno u otro tiene a necesité, digamos que es una cuestión básica y por eso mismo necesari
Amaya—¿Qué demonios sucede aquí y por qué creo que están discutiendo? —preguntó mi marido de la nada, interrumpiendo una acalorada discusión con Hiro y por un momento sentí que el mundo se me deslizaba de los pies por dos simples razones: era analíticos y muy deductivo—. ¿Tiene esto que ver con mi hermana? La vi corriendo salir de aquí, no pensé que los iba a encontrar a ustedes dos en medio de algo.Había dado en el calvo por lo que pensé rápido.—Digamos que tenemos diferencias sobre actitudes familiares y bueno, creo que Gemma salió corriendo para atender una llamada de Suiza o algo así.La mentira se deslizó de mi boca con mucha rapidez y sentí los ojos de Hiro sobre mí, entendía su conflicto con lo que le acababa de decir, es más, sabía que me gan
AmayaMi romance no había sido ni clásico, ni espontáneo, ni nada que se le pareciera, pero fue forjado dentro de un vínculo y con eso solo podíamos ser solo nosotros contra el mundo, juntos sin esperar nada de nadie más.Y bueno, creo que creer férreamente en ello fue un gran error.—¿Te gusta el restaurante? —me preguntó él con expectativas.—È molto delizioso ed è una gioia, grazie per avermi portato... Mi piace quando sei così dettagliato con me —le contesté en italiano porque me había dado cuenta de que le gustaba mucho que le hablase en su idioma.—Me gusta tu acento… Es tan bonito —dijo y ser acercó para besarme.Fue un beso tierno, tan tierno que me distrajo de un choque de trenes que iba a suceder sin que lo viera venir.—&iqu
La vida me estaba dando una mala, pero muy mala pasada, una de esas que te sacuden el alma por completo para luego darte en todo el núcleo y recordarte lo que pude ser o no haber sido. De esa forma era que podía ver todo lo que se estaba cociendo en mis narices, así que cuando mi hermana hizo esa pregunta, no tenía una respuesta clara, solo miré al niño que tanto parecido tenía con mi hermano como para entender que había una posibilidad, una pequeña, de que pudiese ser el heredero Milano.—Me acabo de encontrar a Paola en el restaurante donde llevar a comer a Amaya, digamos que tuve el tupé de decirme que entró para despedirse de su familia —indiqué y la vi temblar—. Entró como perro por su casa, sin problema alguno.—¿Qué me estás contando? —preguntó Massimo con horror.—Lo que te estoy diciendo, la señorita colombiana violó el tratado de destierro y solo, entró porque sí, porque cree que en la Camorra no tenemos memoria —espeté y Amaya frunció el ceño.—Creo que me iré con este chic