Estaba todo listo para viajar a Nueva York, tenía el hotel reservado, así como la logística preparada para el acto, y tenía a los hombres desplegados para recibir órdenes. Era un movimiento osado, pero era uno que me estaba comprando algo de paz y tranquilidad mental, por lo que tomé la decisión de adelantarme a los hechos.
No quería que al final mi osadía viniese para morderme el trasero con saña.
—Mio caro vecchio amico di partito, come stai? —preguntó el hombre con burla y sonreí por su osadía.
—Per quanto possa stare bene, tu come stai? —le dije.
—Algo preocupado porque mis informantes me han comentado algo un tanto perturbador, como el hecho de que has desplegado hombres alrededor del territorio sin consultarme directamente, entonces ¿por qué demonios har&iacut
Alessio—¿Estás seguro de lo que vas a hacer? —me preguntó Dante ahora con preocupación—. Yo en mi posición de mediador no puedo tomar partido de nadie.—Lo sé y lo entiendo, por eso mismo no te estoy pidiendo ayuda, mucho menos algún tipo de alianza, solo aprecio tu sentir y bueno, solo quiero que sepas que esta guerra que voy a comenzar es una guerra destinada a ser puntual, muy directa y muy rápida, porque ya tengo todas las líneas a seguir para lograr los principales objetivos y para lograr acuerdos con las personas que están negociando con el clan corrupto de la camorra —agregue de manera muy inteligente—. Hice un diseño prolongado de situaciones que nos podían mantener aliados para así evitar los conflictos por lo que uno u otro tiene a necesité, digamos que es una cuestión básica y por eso mismo necesari
Amaya—¿Qué demonios sucede aquí y por qué creo que están discutiendo? —preguntó mi marido de la nada, interrumpiendo una acalorada discusión con Hiro y por un momento sentí que el mundo se me deslizaba de los pies por dos simples razones: era analíticos y muy deductivo—. ¿Tiene esto que ver con mi hermana? La vi corriendo salir de aquí, no pensé que los iba a encontrar a ustedes dos en medio de algo.Había dado en el calvo por lo que pensé rápido.—Digamos que tenemos diferencias sobre actitudes familiares y bueno, creo que Gemma salió corriendo para atender una llamada de Suiza o algo así.La mentira se deslizó de mi boca con mucha rapidez y sentí los ojos de Hiro sobre mí, entendía su conflicto con lo que le acababa de decir, es más, sabía que me gan
AmayaMi romance no había sido ni clásico, ni espontáneo, ni nada que se le pareciera, pero fue forjado dentro de un vínculo y con eso solo podíamos ser solo nosotros contra el mundo, juntos sin esperar nada de nadie más.Y bueno, creo que creer férreamente en ello fue un gran error.—¿Te gusta el restaurante? —me preguntó él con expectativas.—È molto delizioso ed è una gioia, grazie per avermi portato... Mi piace quando sei così dettagliato con me —le contesté en italiano porque me había dado cuenta de que le gustaba mucho que le hablase en su idioma.—Me gusta tu acento… Es tan bonito —dijo y ser acercó para besarme.Fue un beso tierno, tan tierno que me distrajo de un choque de trenes que iba a suceder sin que lo viera venir.—&iqu
La vida me estaba dando una mala, pero muy mala pasada, una de esas que te sacuden el alma por completo para luego darte en todo el núcleo y recordarte lo que pude ser o no haber sido. De esa forma era que podía ver todo lo que se estaba cociendo en mis narices, así que cuando mi hermana hizo esa pregunta, no tenía una respuesta clara, solo miré al niño que tanto parecido tenía con mi hermano como para entender que había una posibilidad, una pequeña, de que pudiese ser el heredero Milano.—Me acabo de encontrar a Paola en el restaurante donde llevar a comer a Amaya, digamos que tuve el tupé de decirme que entró para despedirse de su familia —indiqué y la vi temblar—. Entró como perro por su casa, sin problema alguno.—¿Qué me estás contando? —preguntó Massimo con horror.—Lo que te estoy diciendo, la señorita colombiana violó el tratado de destierro y solo, entró porque sí, porque cree que en la Camorra no tenemos memoria —espeté y Amaya frunció el ceño.—Creo que me iré con este chic
Alessio—No me vengas a hablar mal de los muertos con facilidad y respeta su memoria —dijo mi hermana entre dientes y se acercó directo a golpearla por lo que Massimo la tuvo que aguantar—. ¡No tienes derecho a decir una mierda de él!—Vive en tu burbuja, pero fue un picaflor que iba de aquí para allá, uno que no dudaba en meter a mujeres de otras mafias para ser lo suficiente inteligente de que no lo atrapasen en pleno lío, así que aterriza —espetó esta y supe que algo de verdad debía haber en esas palabras.—¿De qué diablos hablas? —cuestionó mi hermana.—Tu hermano era un pervertido, uno que me conoció en un club de DS, en el que aprendimos a congeniar por lo que establecimos un acuerdo para que yo fuera su informante, sedujese mafiosos, los llevara a sus redes y les diera información de niñas de la mafia que pudiese extorsionar —espetó y miré Massimo que se sacudió por completo como si una especie de revelación le hubiese sido mostrada—. Tengo pruebas, cientos de ellas que pueden
AmayaYo aún no entendía nada, pero al caer la noche y ver que mi marido no se presentaba a dormir, asumí que terminaría siendo una especie de locura agregada al nuevo paquete de sorpresa que no paraba de darme la vida. Uno que, sin duda, era toda una amalgama de nuevas sensaciones, así que salí a buscarme un muy buen libro, uno con todo lo necesario para pasar la noche tranquila, no obstante, cuando llegué ahí, la puerta del lugar sagrado estaba abierta y Gemma estaba hecha un ovillo en una esquina.—¿Qué sucede? ¿A quién tengo que matar por dejarte en ese estado? —le pregunté sabiendo la respuesta de antemano.—A tu hermano… Es un imbécil, estuvo con ella y eso, eso…Se echó a llorar y me acerqué con cuidado, con sumo cuidado para que no se alterase más.—¿Quién es ella? —le pregunté.—Ella es una zorra —dijo con rabia y negué.—Oye, tienes que tomarte las cosas con calma que yo no soy adivina, así que cuéntame el contexto de por qué le dices así a esa mujer, ¿conoces su situación?
AmayaLuego de unos minutos mi esposo entró, la vio en mis brazos, me observó con algo de molestia y frunció el ceño.—La llevaré a dormir —dijo justo antes de cargarla en sus brazos.—Ella…—No la excuses, creo saber qué es lo que está pasando aquí —dijo entre dientes—. Y quiero que mañana a primera hora tu hermano se marche cuanto antes.La petición no me extrañó, mucho menos me sorprendió, pero sí me dolió un poco la decepción que mostraban sus ojos, como si estuviese completamente molesto por todo y por no decirle nada.—Te espero en la habitación —le dije y asintió.Tomé el libro para leer al despertar y fui directo a la cama, luego esperé ahí un rato hasta que Alessio regresó.—¿Lo sabías? —preguntó directo al punto y asentí.No iba a mentirle, era un hombre muy deductivo, un hombre que sabía muy bien cómo leer a la gente, así como identificar, solo diría la verdad de todo.—Sí, los descubrí un día y digamos que tuve unas discusiones con ellos, pensé que lo iban a dejar pasar…—
AlessioReunir información acerca de todo lo que me había soltado Paola había sido un infierno, pero las pruebas de que mi hermano había hecho cosas malas estaban ahí, cual flor en primavera, exhibiéndose por completo. No solo mantenía una relación de placer y trabajo con ella, sino que tendía a tener ciertas tendencias desviadas en las que buscaban mujeres jóvenes para jugar.¿Lo peor de todo esto?Es que tuve una fuerte discusión con Massimo porque no se me pasaron por altos sus reacciones sobre el tema. Los tres fuimos criados juntos, como hermanos, como mejores amigos, pero como mi hermano era mayor, al crecer fue perdiendo el interés de salir con unos niños, sino que comenzó a codearse con gente de su edad, con gente a fin y sus gustos cambiaron.Lo que era lógico y que solía suceder, era lo óptimo, lo m&a