El día se arrastra con la pesadez de un lastre insoportable. No he hablado con David desde ayer, y cada minuto que pasa sin noticias suyas aumenta mi ansiedad. ¿Qué habrá pasado después de que esa mujer, cuyo nombre ni siquiera quiero mencionar, habrá hablado con mi novio? Pero me detengo ahí, no quiero ser una novia tóxica y celosa. Nuestra comunicación ya está en un punto delicado, y no quiero empeorar las cosas. Es como caminar sobre brasas calientes, temiendo que cualquier movimiento provoque una explosión.La mañana en la universidad transcurre lentamente, y ni siquiera mi terrible malestar parece capaz de acelerar el tiempo. Es imposible concentrarme en clase o en cualquier otra actividad, y no mencionemos la comida, me sigue cayendo mal. Los vómitos continúan, como hoy por la mañana, cuando lo primero que hice al levantarme fue correr al baño y vaciar lo poco que tenía en el estómago. Es difícil adivinar que tengo, no soy de comer cosas que preparan en la calle, por lo regular
—Andrea… —exclama Danna detrás de mí mientras retomo el camino. —No vayas, yo sé lo que te digo.—Debo hacer esto —contesto. —Tranquila, estaré bien.—Entonces al menos deja que te acompañe. —Me giro para verla de nuevo.—En serio, estaré bien. No te preocupes, además, ¿qué daño me puede hacer esa mujer?—Uno nunca sabe qué pueda ocurrir y con que loco se puede cruzar.—No pasará nada, solo iré a escuchar lo que quiere decirme y después estaré de vuelta. —Le sonrío amablemente para asegurarle que estaré bien. Danna aprieta los labios y luego fuerza una sonrisa al tiempo que asiente con la cabeza. —No creo tardarme, así que te llamaré cuando ya esté en casa.Mientras camino, repaso en mi mente las posibles razones por las que esta mujer, que apenas conozco, quiere hablar conmigo. ¿Será que me pide que hable con David y le diga que la deje ver a los niños? Pero entonces, ¿por qué no lo hace ella?Cuanto más pienso en ello, más intriga me consume. Sin embargo, trato de mantener la calma
Ninguno de los dos estamos haciendo algo malo; él es libre desde hace varios años, y puede que suene extraño, pero David no tiene por qué guardar luto por su difunta esposa toda su vida.Me levanto de la silla, sintiendo una mezcla de indignación y rabia correr por todo mi cuerpo.—Si te vas, David se enterará de todo —, me lanza.Me detengo en seco. No sé qué tiene para decirle a David, o qué cuento se va a inventar, pero no le mostraré que sus palabras me están afectando, que lo que sea que tenga para divulgar en mi contra no me importa, porque yo no oculto nada.—Se equivoca si cree que le tengo miedo —, alzo mi mentón y clavo mis ojos en ella. —Soy una persona transparente y David lo sabe. No elaboro artimañas para conseguir algo o hacer creer otras cosas, como acostumbran a hacerlo otras personas.—¿En verdad piensas que él cree conocerte? —, sonríe. —No estoy segura de eso, querida. Si no, pregúntale si confía en ti. —Sus palabras son veneno puro, y siento cómo me atraviesan com
Entonces, con un escalofrío recorriendo mi espina dorsal, me giro lentamente para enfrentar a David, esperando encontrar una expresión de sorpresa o incredulidad en su rostro. Pero lo que veo en sus ojos es una mezcla de decepción, dolor y enojo.—¿Qué estás haciendo aquí? —pregunto con voz temblorosa, sintiendo cómo el pánico me consume por dentro.Su ceño se frunce más. Molesto es poco, debe estar furioso. Seguro creyó las palabras de esta mujer, pero a estas alturas, es absurdo que le crea a ella y no a mí. Debo hablar antes de que todo termine en un problema aún más grande.—Deja que te explique lo de la psicóloga —digo, mientras me acerco a él, pero David retrocede dos pasos. Me detengo y respeto ese espacio que hay entre los dos. —Por favor, David, escúchame primero.Lo único que hace es suspirar hondo, como si estuviera pensando qué decir.—David… —pronuncio.—Nada de lo que le digas servirá, él nunca confió en ti. —Martina sonríe triunfante, como si hubiera logrado lo que se p
—No tengo idea de cómo apareció ese dinero en mi cuenta —digo con voz temblorosa, tratando de mantenerme en pie, ya que mis piernas han dejado de sostenerme. —No recibí ninguna transferencia de ese número, no entiendo quién haya puesto ese dinero ahí. Alguien debe de haber hecho esto para incriminarme.Clavo mis ojos en Martina, su sonrisa y esa expresión de satisfacción dejan claro que ella armó todo, ¿pero por qué?, ¿qué le he hecho para que me haga esto y ponga en duda mi reputación con David? Me siento atrapada en una red de mentiras y manipulaciones de la que creo que no podré escapar.No tengo pruebas, nada que me defienda y compruebe mi inocencia, solo mi palabra, pero esa ya no servirá, David no confía en mí.Martina se acerca lentamente, como si disfrutara cada segundo de mi angustia. Sus ojos brillan con malicia mientras observa mi desesperación. No puedo entender por qué ha decidido hacer esto, qué ganaría con arruinar mi vida de esta manera; hacerlo no le garantiza tener l
—¡David! —grito antes de que cruce la puerta de la cafetería, pero por supuesto, él no se detiene.—El estúpido cree que eres mi cómplice —se carcajea la mujer mientras se coloca a mi lado.No voy a dejar que me vea derrotada, así que me giro y la desafío con la mirada.—Esto no se va a quedar así —afirmo sin dudar. —Llegaré hasta el fondo de esto y una vez tenga la verdad en mis manos, te demandaré por difamarme.—Querida —se acerca con cautela y su sonrisa malvada se borra. —No me amenaces, porque te puedo hundir más; esto de aquí no es nada —señala su celular. —Yo sí puedo hacer que te encierren en la cárcel, no por meses, sino por muchos, muchos años.La miro con horror mientras niego y retrocedo para alejarme de esa arpía.—Eres la persona más cruel y despiadada que haya conocido en mi vida. Espero que nunca consigas la custodia de esos pobres pequeños.—Pues prepárate para llorar a mares, querida, porque con esta información que tengo en este celular, no solo puedo destruirte a
Con el corazón destrozado y las lágrimas inundando mis ojos, me quedo paralizada en medio del estacionamiento. La realidad me golpea con mucha fuerza, sus palabras me dejaron sin aliento.Ya todo está perdido, ya los perdí…Me obligo a moverme cuando Danna me llama. Usa un tono bajo, sin embargo, la oigo claro. No quiere despertarme y mucho menos molestarme, pues ella cree que lo hace con solo hablándome, ya que está al tanto de mi horrible estado.Cuando llegue a su casa, llame a la puerta sin avisarle antes que vendría. Ella me recibió con una enorme sonrisa, esperando buenas noticias, supongo, pero mis ojos hinchados y rojos, causados por el llanto, delataron mi condición actual. Eso la alarmo tanto que solo me abrazo y no necesito hacerme ninguna pregunta. Sin duda, es la mejor amiga que puedo tener; nadie me consuela y me apoya como ella.Eso solo hace que me sienta más miserable, no merezco sus atenciones y mucho menos sus preocupaciones. He sido muy cortante y egoísta desde que
DAVIDLlevo días sin poder concentrarme en el trabajo. Ahora no solo es la custodia lo que ocupa mi mente, sino también la discusión que tuve con Andrea en aquel estacionamiento, ha sido la tormenta que ha desatado mis emociones.Soy consciente de que crucé el límite de mis sentimientos. No debí haber sido tan duro con mis palabras. Decidí mentirle a la mujer que amo; le dije que no confío en ella, que nunca lo he hecho. Eso me ha estado matando por dentro, y todo lo hice por dos grandes razones: la primera, para que Martina crea que me tiene en sus manos, y la segunda, para alejar a Andrea de todo esto.Envié a mis abogados a investigar sobre ese dinero que fue depositado en la cuenta de Andrea. No lo hice para salir de dudas, lo hice para obtener más pruebas y de esa forma añadir otro cargo al archivo de Martina.Creí en sus palabras en el momento que me dijo que ella no le pidió ningún dinero a Martina. Definitivamente, me pasé con lo que le dije; no debí haberle dicho que ella era