Llegaron al aeropuerto y había muchos reporteros que deseaban sacarles fotos, información sobre su relación, que era la comidilla entre todos los presentes.Ella mordió su labio, tomó el brazo libre del alfa y caminaron hasta el avión y un grupo de personas llevaron sus equipajes. Alguien empujó a Charlotte a tal punto de que casi le hace caer, si no no hubiera sido que él fue más rápido y la sostuvo.— Camina delante de mí y no sueltes mi mano, por favor —le pidió en voz baja—. Porque aquí andan todos estos buitres.Ella asintió, caminando delante de él, sosteniendo su mano mientras tenía la cabeza agachada por lo incómodo que eran todos los flashes para ella. De igual modo, también aprovechó verle su redondo trasero que se contoneaba de un lado a otro mientras subía las escaleras hasta la entrada del avión.— Lamento tropezarme con mis propios pasos…— No fuiste tú, sino uno de esos reporteros que buscan información de dónde no la hay —esperó a que ella se sentara primero—. No te pr
La mujer que estaba frente a ella en ese restaurante, era la misma que la dejó. El alfa que se hacía llamar su esposo estaba a la expectativa de que ella dijera algo fuera de lugar, pero toda su concentración se encontraba en su pequeño alfa que también podía sentir la tensión que ella estaba sintiendo en esos momentos. — ¿Desde cuándo se conocen los dos? —preguntó la madre de Charlotte, con una sonrisa que no era nada amistosa—. Porque hay muchos años de diferencia entre ambos… — Los mismos años que se llevaba la mujer que me abandonó con mi padre —respondió irónica—, pero imagínese que ya han pasado más de quince años. — Charlotte…— ¿Sí, amor? —preguntó del mismo modo en el cual le habló a su madre—. ¿No es de tu gusto la comida?— A mí no me gusta la comida —dijo Michael—. Me quiero ir, papá.— No podemos irnos ahora —dijo Damián, apretando el puente de su nariz—. Come eso, luego podremos irnos al hotel.— Papá…— No.— No le hables de ese modo —la humana más pequeña, se quedó
Ella no perdió la oportunidad de subírsele encima y comenzar a darle golpe tras golpe como si fuera una chica de las calles más marginadas del país. La madre de Michael trató de que los golpes no fueran a parar a su rostro y que la sangre no saliera de su nariz y labio, pero ella no podía con todo.Alguien la tomó de las caderas, alejándola de la mujer y el mismo hombre de la otra vez ayudó a la omega a ponerse de pie.— ¡Suéltame! —gritó Charlotte, enojada—. ¡Voy a matar a esa perra!— Cálmate, Charlotte —ordenó Damián—. Será mejor que se vayan, Harry —el otro alfa no había comentado nada—. Judith, espero una disculpa de tu parte.— No voy a disculparme por nada, ella fue la que se me lanzó encima como si fuera una perra arrastrada —bramó Judith, arreglándose el vestido—. Solo quería estar con mi hijo. Algo que me has quitado por años.— No te quité nada, eso fue lo que elegiste —Damián seguía abrazando a Charlotte, para que no se le escapara—. No los quiero cerca de mi familia, haga
Damián miró a la mujer que se encontraba sosteniendo a su hijo, su pecho creció a tal punto de que su corazón parecía querer salirse del pecho. Ella era tan hermosa, su hijo la quería y los hombres siempre se le quedaban viendo. Su lobo quería marcar a esa pequeña humana que ya se metió en su sistema.Estaban de camino a una cena; James y Nadia habían llegado, porque también querían pasar unos pocos días ahí antes de que sus vidas regresaran a la normalidad.— Cierra la boca —dijo James, en un tono burlón—. Estás que dejas salir la baba por esa chica, y en verdad me estás dando miedo —golpeó su brazo con algo de cariño—. ¿Tanto te gusta esa chica que no puedes dejar de verla?— No sé de qué me hablas —se dio la vuelta, negando con la cabeza—. Sé que a lo mejor ella debe estar pensando en alguien más y cuando se termine el año, podrá tener una vida normal.— Michael es muy apegado a ella, no creo que eso funcione en lo absoluto —James le pasó un vaso de alcohol—. Me temo que ese pequeñ
Harry se le quedó mirando, luego de unos minutos, Judith estaba pensativa y si sus cálculos no eran correctos, la relación entre esos dos iba en picada desde antes de la reunión que se hizo la vez pasada y en la que él le ganó por todas las de la ley. El que ella quisiera a su no le caía bien, mucho menos iba a permitir que se lo llevara, ya era suyo por derecho y es arpía no se lo iba a quitar, eso sí que no. — ¿Por qué me estás mirando de ese modo? —le preguntó a su hijo y este casi se pone a llorar—. Soy tu padre, deja de hacer ese tipo de cosas y más cuando hay personas presentes. — No me quieres, te llevaste a mi mamá y me abandonaste —Michael sollozó, llamando la atención de todos los presentes—. Te odio. — Nadie me llevó a ningún lado, mi amor —Charlotte fue hacia dónde estaba su hijo sentado y lo cargó—. Deja de decir ese tipo de cosas, tu padre y yo estábamos conversando de algo importante, no tienes por qué ponerte a llorar de ese modo. ¿Sí? — Es que él es malo, siempre t
Charlotte sintió que todo estaba bien en su vida cuando Damián tomó su mano con cariño y la ayudó a bajar los escalones del avión, fueron unos días muy buenos estando en ese país, pero ya era momento de regresar y hacer sus vidas de una manera u otra. La madre de Michael se había regresado antes que ellos, junto con ese hombre llamado Harry, Michael no quería ver a esa mujer y entendió que su relación nunca podría llegar a mucho con esa señora. Su pequeño era inteligente, pero demasiado inocente en algunas cosas y ella tenía que hacer todo lo posible para protegerlo del mal que había allá afuera, porque las personas no siempre eran lo que aparentaban.— No quiero regresar a la escuela nunca, mamá —dijo Michael, subiéndose a sus piernas, luego de que entraron al auto—. Dile a papá que la escuela es para tontos.— Tienes que ir a la escuela, Michael —dijo Damián, entrando al auto, sabes mejor que nadie que si no vas, te meterás en muchos problemas y yo no puedo andar lidiando contigo ah
Tomó otra fresa y comenzó otra vez el mismo procedimiento en su pecho hasta detenerse en su cuello y subir hasta sus labios y besarlos con desesperación. Damián quería tocar a Charlotte, pero sus manos no sé lo permitía, así que siguió el beso de la misma forma que ella se lo estaba dando.Charlotte se separó de él y tomó otra vez la mermelada y esparció un poco más en el miembro de Damián. Se agachó a la altura de este y pasó su lengua por todo el largo. Damián no pudo evitar gemir. Nunca se imaginó tener a una sumisa tan caliente como ella y eso que es el primer hombre con el que Charlotte ha estado en toda su vida. Duró un rato torturando a Damián, hasta que ya no aguanto más y metió el miembro de este a su boca. Gimió alto al sentir como la humedad de la boca de Charlotte se mezclaba con la mermelada haciendo más placentero el momento.— No haga nada, señor Walter, sino que me veré obligada a castigarlo y usted no quiere eso, así que yo me encargaré de la intensidad esta noche —
Ya habían pasado dos días desde que Charlotte había desaparecido. Damián estaba más histérico que nunca y James tenía ganas de matarlo cada vez que se ponía así. Desde que desapareció, Damián en ningún momento ha soltado el collar que le regaló con la esperanza de que Charlotte cruzara por esa puerta y le dijera que nunca se fue. Unas lágrimas rebeldes podían salir de sus ojos en cualquier momento, pero él rápidamente subía la cabeza para que estas no salieran. Tiró otra vez una botella de Whiskey a la pared y esto hizo que James lo miraba enojado.— Damián, debes de tranquilizarte, por favor así no conseguirás nada —expresó James, agarrándolo de los hombros—. Michael te necesita, es tu hijo también.— Tú no entiendes, yo la amo, si algo le pasa me muero — reveló, llorando por primera vez en mucho tiempo—. Ahora entiendo por qué mi hijo la quiere tanto.—Ay, mi amigo, estás enamorado —lo abrazó con algo de fuerza—. Tienes que mostrarte fuerte, porque Michael deseará verte en cualquier