Espero que les haya gustado. Nos estaremos leyendo mañana con más capítulos y un poco más de drama. ¿Les está gustando la historia?
Charlotte esperó a que su amiga terminara de arreglarse, en cambio, fue a su dormitorio, encontrándose con Michael, hurgando entre sus cosas.— Te dije que no podías tocar mis cosas, Michael —dijo la humana, cerrando los ojos un momento—. ¿Qué miras?— Tus dibujos —Michael seguía sentado en el piso—. Son hermosos, ¿me puedes dibujar a mí?— ¿Quieres que lo haga? Sabes que puedo hacer cualquier cosa por ti —sonrió, sentándose a su lado—. Ahora que estoy más tiempo en tu casa, puedo hacerlo y luego haremos que tu padre nos ayude en eso.— Papá no lo hará, no le gustan las fotos —dijo Michael, haciendo un puchero—. Contigo, es diferente. A mí me gusta tu olor, también sé que siempre estarás conmigo y papá se nota más feliz que con mi mamá.— ¿Por qué no te gusta hablar de tu mamá?— Mi madre es una mujer mala, se fue una noche y nunca volvió —dijo Michael, jugando con sus dedos y mirando los dibujos—. Por eso es mala, tampoco ha ido a buscarme y no quiero que lo haga de todos modos —se e
Por lo que observó, su hijo parecía estar llorando o al menos eso fue lo que le dejó dicho sus lágrimas. No se lo pensó mucho y se puso de pie, acelerando el paso hacia ellos.— ¿Sucedió algo? ¿Por qué Michael está llorando? —preguntó Damián, tomando a su hijo en brazos—. Habla.— Estábamos disfrutando de un buen momento en una cafetería, Michael estaba jugando y de un momento a otro apareció su madre —Damián levantó las cejas—. No tenía idea de que esa mujer iría, lo siento.— Ven, vamos a la habitación —Damián se detuvo en seco al ver que detrás de ella se encontraba otra persona—. Lo siento, pasa. No te estaba viendo.— Hola, señor Walter —saludó Nadia—. Es un placer verlo y, disculpe que haya llegado a su casa sin avisar…— Nadia —James corrió hacia ellos—. Dios mío.— Todavía no acepto tus condiciones —Nadia dio pasos hacia atrás.— Los dejaré, debo ir con mi hijo porque ha estado llorando.Charlotte inclinó la cabeza hacia ellos, y siguió al alfa escaleras arriba. En lugar de ir
Damián acariciaba el collar que ella tenía en el cuello, pasaba sus dedos por este. También en poco tiempo se quedó dormido, pero su felicidad no duró mucho al sentir algo en su pecho. Los pezones de Charlotte estaban duros sin él tocarlo ni nada por el estilo.Colocó a la humana a un lado sin despertarla, sin despertar a su hijo, el cual se movió hacia la parte del medio de la cama, y se bajó de la cama para quitarle los zapatos y la ropa y dejarla desnuda solo con la ropa interior. Salió de la habitación y comenzó a caminar por el pasillo hasta que se detuvo cuando escuchó unos gemidos de placer de una de las habitaciones.— ¡James, hay personas que quieren dormir! —gritó, entre carcajadas.— ¡Cállate, Damián! ¡Vete a follar a Charlotte! —gritó de vuelta, pero después escuchó un golpe y supo que Nadia le había dado una nalgada. Eso hizo que él se fuera de allí riéndose sin parar.Cuando llegó al sitio que buscaba entró y cerró la puerta tras de él, los recuerdos llegan a su mente co
Al día siguiente, decidió que era momento de salir de la casa a pasar un buen rato disfrutando del clima. Charlotte se puso de esos vestidos que dejaban al descubierto sus piernas, él pasó saliva en seco al verla tan sensual, tan vivaz. Esa mujer iba a matarlo lentamente en cualquier momento.— Damián —lo llamó Charlotte—. Quiero irme, vámonos por favor.— ¿Qué? ¿Por qué nos tendríamos que ir? —preguntó cargando a su hijo—. Habla.— Mi madre está aquí, quiero irme.— No me iré de aquí —dijo Damián, mirando hacia las personas que acababan de entrar—. Nos quedaremos a desayunar, mostrarás tu hermoso anillo y serás mi novia. Que no se te olvide que mi hijo también es tu hijo y que te necesitamos completamente cuerda.— Es que no lo entiendes, ella es…— Si te digo que te vas a quedar conmigo lo haces, que no se te olvide que soy tu amo.— Sí, mamá. Silencio.Le sonrió a su hijo, porque este le siguió la corriente. Se sentaron en una de las mejores mesas. Él reconoció a esas personas en c
Charlotte dejó salir un estornudo luego de salir del baño y ver que su ropa no era la más apropiada para usar ese día. Luego de la discusión que tuvo con el alfa el otro día, no tuvo más remedio que tomarse un poco de su tiempo para ver si podía seguir con esas cosas que hacían. Iba a buscar a Michael a la escuela y se lo llevaba a su dormitorio a pasar la tarde. Cuando llegaba casi la noche, el chofer del alfa la iba a buscar. Tampoco había respondido ninguna de las llamadas por parte del alfa, mucho menos los mensajes para saber si estaba bien. Las únicas llamadas que se hicieron durante todo ese tiempo, fueron para saber cómo se encontraba Michael.Era fin de semana, repleto de chicos en busca de sexo y ella tenía que quedarse en su dormitorio sufriendo por amor. Su padre se encontraba bien y la última llamada que tuvo con él, sintió que le ocultaba algo, porque le dijo que quería ir a visitarlo el fin de semana, pero este se negó. Su amiga se fue con su enamorado empedernido y el
Damián no pudo resistirse a los encantos que esa mujer dejaba salir cuando se mordía el labio. Era como el diablo versión mujer. Demasiada tentación hecha persona. Ella se quedó envuelta en su cuerpo, incluso cuando la ayudó a subirse el pantalón de dormir. El alfa vio que todo se quedó en orden en la habitación, la sacó de ahí, no sin antes asegurar que nada estuviera despejado. Ya era muy tarde, por lo que los pocos estudiantes que se encontraban en sus dormitorios no verían nada más que dos enamorados.Pasaron la noche juntos en la casa de Damián, ella ya tenía varias mudas de ropa y más las que le compró el alfa en caso de emergencia. Ella prácticamente vivía ahí y aparte de ser la novia oficial de un hombre que casi le dobla la edad, también se convirtió en la madre de un pequeño niño de cinco años que se ganó todo su amor.Al día siguiente, Charlotte estaba en la sala, viendo televisión mientras comía un poco de cereal. Se había despertado primero que el alfa, solo porque tenía
Pasó algo de tiempo luego de que las cosas entre esos dos estuvieran en su sitio. Damián le iba explicando algunas cosas acerca de lo que tenía que hacer en la reunión programada, hasta llegaron a un acuerdo por parte de su padre. Ya Charlotte ni siquiera tenía idea de si continuaba cuidando de su pequeño alfa.Ese día, Damián le dijo que muchas personas la verían en paños menores, que tenía que usar vestimenta que dejaba muy poco a la imaginación. — ¿En verdad tengo que utilizar todo esto? —preguntó Charlotte, tapándose lo mejor que pudo—. ¿Habrá muchas personas?— Ya te dije que habrá muchas personas y van a querer tenerte —informó el alfa, estacionando el auto—. Si quieres, podemos irnos…— Ya estamos aquí —dijo Charlotte—. Puedo hacerlo, señor.Damián abrió la puerta del piloto, y fue a hacia dónde se encontraba Charlotte para abrirle la puerta. Lo que menos quería era que ella saliera corriendo en el proceso. Entraron al local, y Charlotte llamó la atención de las personas en cu
— ¿Estás lista? —preguntó, acariciando su cabello.— Sí, señor —respondió, confiada. Damián asintió y se levantó de allí. En el salón había un silencio total en esos momentos. — Posición de reposo —ordenó serio y ella obedeció.Charlotte no esperó a que Damián se lo repitiera dos veces y cayó de rodillas al piso de inmediato.Damián se dirigió a la mesa que estaba allí y tomó unas esposas color rojo vino y se las colocó a Charlotte en la parte del frente para que le sea más fácil utilizarlas. Luego tomó un látigo mediano y se acercó a la chica.— Sum, ¿Estás lista? —rozó su rostro.— Sí, señor — contestó, confiada —. Estoy lista.Damián le dio el primer golpe haciendo que ella jadeara al sentir el ardor en su espalda. Charlotte colocó sus manos en las rodillas, aun con las esposas puestas, para cuando Damián le dio el otro golpe, para que así fuera más fácil para los dos de recibir y de dar.Damián le dio en cada parte de su espalda un golpe que dejó marcas en ella. Cuando finalizó