En el área de la piscina, Winnie y Benjamín estaban disfrutando de un momento tranquilo. William nadaba con un flotador bajo la supervisión de Sarah y Manu, mientras Emma chapoteaba en su piscina para bebés. El sol brilla, y el sonido de las olas de fondo hacía que todo pareciera perfecto.De repente, Winnie nota algo, a su lado llegaron dos jóvenes, uno de ellos el joven que vio en el desayuno.—Ben, creo que es el mismo chico del desayuno —murmura Winnie, dándole un ligero codazo.—¿Quién? —Benjamín levantó la vista.—El del restaurante... el chico que Emma no dejaba de mirar.El joven, alto y de porte confiado, se acerca con una sonrisa amigable. Llevaba unas gafas de sol que le daban un aire de modelo casual, pero su expresión era amable, sin pretensiones. Se detuvo frente a ellos, inclinando ligeramente la cabeza a modo de saludo.—Hola, espero no interrumpir —dijo, con un tono de voz suave pero seguro—. Solo quería saber... ¿cómo se llama esta pequeña preciosidad? —Señaló a Emma
Después de la cena, la familia regresaron a su habitación, todavía riéndose de la inesperada situación con Alex. Winnie llevaba a Emma en brazos, mientras Benjamín caminaba con William medio dormido sobre su hombro. La noche parecía tranquila, pero al abrir la puerta de su habitación, ambos se quedaron boquiabiertos.La habitación estaba completamente transformada. Flores frescas adornaban las mesas, y un suave aroma a lavanda llenaba el aire. Sobre la cama principal había pétalos de rosas formando un corazón, y una botella de champán enfriándose en un balde junto a dos copas. Incluso el espacio de Emma estaba decorado con globos y pequeños peluches nuevos.—¿Qué es esto? —preguntó Winnie, maravillada.Benjamín miró alrededor, asombrado.—No tengo idea, pero... alguien nos está mimando demasiado.En ese momento, encontraron una nota elegantemente doblada sobre la mesa. Winnie la tomó y leyó en voz alta:"Espero que disfruten esta pequeña sorpresa. Consideren esto un agradecimiento por
El último día de vacaciones llegó más rápido de lo que esperaban.El sol brilla muy alto en el cielo mientras Sarah y Manu ayudaban a Winnie y Benjamín a empacar las últimas cosas en sus maletas. Emma, ajena al bullicio, estaba sentada en su manta, jugando con un peluche mientras William corría alrededor del cuarto con un barco de juguete, emocionado por el viaje de regreso pero también algo triste por dejar atrás la playa.—Esto se pasó volando, ¿verdad? —comentó Sarah mientras cerraba su maleta, mirando a Manu.—Sí, pero fue perfecto —responde él, colocando una mano en su hombro—. Ahora toca volver a la rutina.Benjamín, que estaba doblando la ropa de William, asintió.—La rutina tiene su encanto también. Aunque no voy a negar que estas vacaciones fueron justo lo que necesitábamos.Winnie sonríe mientras guardaba las últimas cosas de Emma en su bolso.—Tienes razón. Pero es cierto que extrañaré la tranquilidad del mar... y un poco el hotel también.En el aeropuerto, las despedidas f
Cuando la casa finalmente se calma, Winnie y Benjamín aprovechan el momento.William está agotado después de un día lleno de juegos y risas, y Emma duerme plácidamente en su cuna. Winnie sonríe al ver la quietud que se apodera del hogar.—¿Qué te parece si tomamos un momento para nosotros? —sugiere Benjamín, acercándose a Winnie.—¿Tienes algo en mente? —pregunta ella, alzando una ceja con una sonrisa intrigada.—Un baño caliente y una botella de vino. Solo nosotros dos. ¿Que dices señora Tancredi? —habla Benjamín, tomando su mano.Winnie llena la bañera con agua caliente mientras añade unas sales aromáticas de lavanda que encontró en uno de los cajones. La habitación se llena de vapor y un relajante aroma floral. Benjamín regresa con dos copas y una botella de vino tinto que había guardado para una ocasión especial.—¿Quieres que lo descorche? —pregunta mientras coloca las copas en el borde de la bañera.—Por supuesto. Esto es para relajarnos.Cuando todo está listo, ambos se despoja
Winnie, no espera la respuesta de Benjamin, se dirige a la cómoda y saca un pequeño estuche que había comprado días atrás pero que aún no había tenido tiempo de usar.—¿Qué es eso? —pregunta Benjamín, secándose el cabello con una toalla mientras la observa con curiosidad.—Aceites de masaje —responde Winnie con una sonrisa mientras se acerca a la cama—. Los vi en una tienda y pensé: "algún día los usaremos para relajarnos". Y ese día ha llegado.Benjamín arquea una ceja, divertido.—¿Así que planeas consentirme?—No solo planeo consentirte, querido futuro esposo, sino que luego espero lo mismo de tu parte.Benjamín ríe mientras se acomoda en la cama, tumbándose boca abajo con los brazos bajo la almohada.—Estoy listo. Haz tu magia.Winnie toma uno de los pequeños frascos y lo abre, dejando que el aroma a vainilla y coco llene la habitación. Calienta unas gotas del aceite entre sus manos y comienza a masajear los hombros de Benjamín, que deja escapar un suspiro de alivio inmediato.—Es
Una soleada tarde de sábado, William está rebosante de emoción. Después de varios días insistiendo, por fin logró que Valentina aceptara ir a su casa a jugar. Desde temprano, William se encargó de organizar su habitación y asegurarse de que todos sus juguetes favoritos estuvieran listos para impresionar a su amiga.Winnie, al notar su entusiasmo, decide preparar algo especial para los pequeños invitados: una sangría de frutas sin alcohol y unos sándwiches creativos. Mientras corta las frutas, observa a William frente al espejo, arreglándose el cabello con más cuidado del habitual.—¿Quieres que también saque la vajilla de porcelana para tu cita? —bromea Winnie con una sonrisa.William se sonroja pero responde con rapidez:—¡No es una cita, mamá! Es solo que Valentina nunca ha venido aquí y quiero que se sienta cómoda.—Claro, claro. Pero si necesitas velas o música romántica, avísame.—¡Mamá!Winnie suelta una carcajada y le revuelve el cabello antes de volver a la cocina.Cuando Vale
Finalmente, después de semanas de planificación, Winnie y Benjamín sienten que todo está bajo control.Las videollamadas con Alex se han vuelto parte de su rutina, y aunque los días están llenos de tareas, también hay momentos para relajarse.Una tarde, mientras Winnie está revisando los últimos detalles de la lista de invitados, recibe una notificación de un correo electrónico de Alex. Es un mensaje corto pero impactante:"Queridos Winnie y Benjamín,Como parte de mi regalo de bodas, quiero asegurarme de que no tengan que preocuparse por los pequeños detalles el gran día. Mi equipo y yo nos encargaremos de todo en el hotel, desde el montaje hasta la supervisión de la ceremonia. Espero que puedan disfrutar del momento al máximo.Con cariño,Alex."Winnie, conmovida, llama de inmediato a Benjamín para mostrarle el mensaje.—Wao es muy amable, cuando vayamos debiéramos llevarle algún regalo de agradecimiento —dice Benjamín, mirando la pantalla incrédulo.—Si, él tiene un gran corazón —r
El vuelo transcurre entre risas, historias compartidas y un ambiente cálido que reflejaba la unión de todos los invitados.Además de Winnie, Benjamín, sus hijos, Valentina y sus padres, el grupo se complementaba con un curioso conjunto de amigos y vecinos: el jefe de Winnie, Harold Blake; su amiga secretaria, Rose Callahan; Lucy, la vecina, y su esposo, James Moore, el alguacil del pueblo; Thomas Carter, el mecánico, y Sam Johnson, el socio de Benjamín en el negocio de autos, acompañados de sus respectivas esposas.A lo largo del vuelo, todos se dispersan por el jet, explorando el lujo y comodidad.—Nunca pensé que viajaría en un avión como este —comenta Harold Blake, mientras se acomoda en uno de los sillones, mirando por la ventana.—Es increíble, ¿verdad? Es como estar en un sueño —responde Rose Callahan, tomando un vaso de jugo que le ofreció la azafata.Lucy, la vecina, bromea con su esposo, James, mientras este revisa un folleto del destino.—¿Debería preocuparme de que te guste