Capítulo 93
Roberto y Manolo estaban acostumbrados a ver a Juan así. —No hay problema —aseguró Manolo, dándose golpecitos en el pecho—, Juan está borracho, no escuchó nada de nuestros planes.

Aunque Roberto asintió, algo le parecía extraño, pero antes de que pudiera analizarlo más, Manolo ya estaba hablando sobre el dinero que recibirían, así que decidió ignorar esa sensación de inquietud.

Juan, ya en su habitación con la puerta cerrada, se dejó caer en la cama y finalmente pudo respirar. Se sentía profundamente desconcertado por la traición de su padre y hermano, quienes planeaban utilizarlo sin considerar las consecuencias que tendría para él. Tenía que encontrar la manera de impedir que sus planes tuvieran éxito.

Con toda esta agitación, Juan apenas pudo dormir. Al día siguiente, pasó prácticamente toda la mañana durmiendo en clase. Los profesores lo dejaban ser, dado su excelente rendimiento académico.

Por la tarde, el sol se filtraba entre las hojas de los árboles, creando un juego de luces y
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