—Tenemos que hablar Patricia Rojas —La fría mirada habría hecho encogerse de miedo a la hermosa morocha, sino fuera que estaba acostumbrada a esa mirada fría y de desprecio.
—Me temo que no tenemos nada que decirnos señora, por favor retírese de esta casa —pidió con educación.
—Te equivocas, tenemos que hablar de Antonio —se abrió paso empujando a Patricia para entrar a la casa.
Patricia pidió al cielo, no perder la paciencia hoy porque no estaba para escuchar los insultos de la mujer.
—Siéntese —dijo seria no tenía sentido echarla, sabía que no se marcharía hasta soltar su veneno
—Estoy bien, no te molestes por mi comodidad —dijo, mientras observaba todo a su alrededor, su hijo debió invertir todo su dinero en esa lujosa casa, algo que favorecía sus planes
—Sólo est
Margarita, lanzó el periódico sobre el centro de la mesa de su sala. Se había mudado el día anterior, después de haber discutido con la madre de Mariana, sobre su comportamiento el día de la boda y ella no estaba para soportar a nadie. Los papeles del divorció estaban sobre el sofá, parecían burlarse de ella junto a la imagen del periódico. Santiago había sido fotografiado con una mujer de color y el hijo de Antonio ¿Qué se suponía que eso significaba? ¿El divorcio era porque él estaba teniendo una aventura con otra mujer? Resopló sola en el departamento, era lo suficientemente lujosa de acuerdo a su estatus pero se sentía tan básico e impersonal.—No vas a dejarme por otra mujer Santiago y menos por una tan ordinaria —apretó los dientes ¿Esta sería su vida a partir de ahora? Se preguntó, no había r
Micaela acomodo el velo sobre la cabeza de Patricia, sus rebeldes cabellos habían sido domados en una trenza y la hermosa tiara que adornaba su cabeza.—Estoy nerviosa abuela —dijo, en un hilo de voz—No eres la única, cielos, no puedo creer que vayas a casarte mi amor —dijo acariciando su rostro—Yo tampoco lo creería, si no estuviera aquí frente a ti con este vestido de novia —trato de no llorar, expulsó el aire que contenía para que las lágrimas se disiparan.—Estoy tan orgullosa de ti cariño, y sé que tus padres también lo están donde quiera que estén —Micaela cedió ante sus deseos de llorar, estaba feliz, había criado a Patricia desde pequeña y haber logrado que se convirtiera en una persona profesional y humanitaria era su mayor logro.—Lo sé Abuela, gracias por estar a mi lado y
Los gemidos inundaban la habitación, sus cuerpos bailaban la danza más antigua del mundo, sus bocas luchaban y sus lenguas se enredaban. Sus caderas se movían con sincronía. Tenían la seguridad de haber nacido el uno para el otro y sin importar las ideologías de la sociedad ellos, se hicieron un solo ser.—¡Ah! —dejó escapar un sonoro gemido de su garganta, mientras su punto dulce era golpeado con pasión…—¡Te amo! —ambos cayeron saciados cerca muy cerca del amanecer…⧓⧓⧓⧓—¡Maldita sea! —Margarita no podía creer que su hijo se hubiese casado con Patricia y ni siquiera se había molestado en avisarle.—¿Quién crees que soy? —gritó a la nadaHabía estado planificando todo el fin de semana, la manera de separarlos y ahora se enteraba de que estaban oficialmente casados.
—No tenías ningún derecho de arruinar la vida de Antonio —dijo colérica. Margarita, había tenido dudas de que el niño fuera realmente de Antonio, pero al reconocer la letra de su hija supo que era una declaración de guerra abierta, encontrarla hubiera sido casi imposible si no fuera por sus tantos vicios.—¡Antonio! ¡Antonio! ¡Siempre Antonio! —gritó con lágrimas en los ojos—Es mi hijo —dijo con enojo—También soy tu hija Margarita, también salí de tu vientre ¿Cuál fue mi pecado, para que me abandonaras? Dime, que culpa tuve de que no pudieras cerrar tus malditas piernas y te entregarás a tu chófer —un segundo golpe atravesó el rostro lloroso de la chica.—Te guste o no, vas a respetarme Rene y harás lo que te pida—¿Qué quieres de mí
Dafne subió a su habitación, se lanzó con cuidado sobre la enorme cama que compartía con Danilo desde hace algunas semanas. Colocó una mano sobre la curva de su vientre, no podía creer aun que dentro de ella crecieran dos pequeños niños. Suspiro mientras cerraba los ojos y una sonrisa se dibujaba en su bello y pálido rostro había estado sola casi por diez largos años y ahora tenía a Danilo y en pocos meses más tendría no uno sino dos hijos para amar.⧓⧓⧓⧓—Señor ahí fuera hay una mujer que pregunta por su el señor Antonio —Danilo dejó los papeles a un lado.—¿Una mujer? —era una suerte que su hermano no vive más en la casa, esto podría ocasionar problemas con Patricia.—Dile que el señor Antonio, ya no vive aquí —volvió su atención a los documentos
—¿Qué significa esto? —Patricia, estaba confundida ¿Rene, habría confesado la verdad a Danilo? Se negaba a perder a Anthony ¿Y si lo que quería era llevárselo? No iba a permitirlo. Amaba al niño y estaba segura que Antonio también se negaría a entregarlo lo amaba como si fuese su hijo.—Ella es la madre de Anthony Patricia, me gustaría que le dieras una oportunidad para darte una explicación —Danilo, sabía que la situación era tensa y que Patricia podía bien marcharse y cerrarse a una explicación, pero debía hacer que Rene tuviese la oportunidad de tener a Anthony cerca.—¿Explicación? No creo que el abandonar a un hijo tenga una explicación alguna, Anthony es un niño, no un objeto que puedes dejar abandonado y luego decidir qué siempre si lo quieres —Patricia estaba alterada. Rene
Las manos de Antonio, recorrieron el esbelto cuerpo de Patricia, entregándose a su pasión desmedida y su mutuo amor.—Te amo —Antonio susurró—También te amo —suspiró extasiada su matrimonio tenía poco tiempo y grandes pruebas por superar de ahora en adelante. Pero no iba a centrarse en eso ahora, no mientras Antonio hacía estragos en su cuerpo.—¡Ah! Cielos esto es…—Patricia guardó silencio cuando su punto dulce fue golpeado haciendo que su cuerpo convulsionara en éxtasis, placer absoluto cruzó su vientre bajo, mientras Antonio, se corría en su interior.—Cielos, moriría sin ti —confesó Patricia medio dormida—Y yo vivo por ti y para ti mi Chocolatina —sonrió cediendo al sueño. Tenía una competencia que ganar.⧓⧓—Deja de tocarme Antonio —P
La sala de Emergencia del Hospital Privado estaba casi abarrotada por la Familia Rocco Rojas. Patricia, había sido trasladada de emergencia minutos después de haber recibido el disparo de su suegra.—Toma esto, te hará sentir mejor —Danilo, no podía creer lo que había ocurrido esa tarde en el Autódromo, nunca en su vida hubiese creído capaz a Margarita de atentar contra la vida de Antonio, pero había dejado claro que no era una buena mujer.—No quiero nada Danilo, solo necesito saber que ella está bien, ¡necesito que el médico salga de una maldita vez y me diga que está viva! —gritó con frustración, llevaban más de dos horas esperando noticias y el tiempo parecía alargarse más y más.—Cálmate, esto no le hará bien a Anthony —el niño lloraba en los brazos de Micaela, quien al igual qu