—¿Bromeas? —Patricia bajo su taza de café con sumo cuidado, todo bajo la atenta mirada de Antonio, quien tenía una sonrisa traviesa dibujada en el rostro.
—No, nunca he sido más sincero en mi vida que hoy —mordió un trozo de pan tostado.
—¿Mi abuela acepto? —eso era lo más increíble de todo, convencer a su abuela no debía ser trabajo fácil ¿Antonio lo había hecho? Se preguntó, tratando de no mirar la sonrisa de triunfo en él.
—Sí, se quedará con Anthony el día de hoy —levantó una ceja ¿Trataba de decirle algo?
—¿Qué tanto tienes planeado para hoy? —preguntó aun sin poder creerlo.
—Lo sabrás en su justo momento ¿Vamos? —se puso de pie y le tendió la mano
—Iré a cepillarme —sonri&oa
—Yo no sé qué decirles —Micaela se sorprendió, con la propuesta de Antonio.—Piénselo, señora Micaela —tomó su mano entre las suyas, la diferencia entre ellos era increíble pero se sentía tan bien, se sentía como su lugar correcto.—No lo sé, Antonio, no quiero que la gente crea que mi nieta está contigo por interés —sonrió palmeando la mano blanca sobre su mano—No me importa lo que la gente opine, no vivo por ellos señora, siempre habrá un comentario bueno y diez malos, si nos detenemos y preocupamos por los demás, dejamos de vivir y de ser felices por el miedo al qué dirán —sonrió, él había vivido una vida llena de libertinaje sí, pero también era cierto que los medios de comunicación mentían, no se había acostado con tantas mu
—Oh papá —Antonio se separó un poco, casi nada de Patricia, su mano continuaba sobre su cintura de manera posesiva.—Señor Rocco —Patricia, sentía que sus mejillas quemaban debido a la vergüenza de verse sorprendida pegada a los labios de Antonio.—Señorita Rojas, un placer volver a verla —extendió la mano para saludarla—El placer es mío, señor Rocco —sonrió a pesar de su vergüenza—¿Llegaste hace mucho?—Estoy marchándome hijo, pero me alegra verte antes de irme, veo que tu relación con la señorita Rojas está por buen camino —sonrió al ver la sonrisa de su hijo—Marchando perfectamente papá —olvidando un momento los celos que le había corroído el alma.—¿Irás a la boda de Mariana? —Santiago
—¿Vas a marcharte? —Danilo, había escuchado como todos los presentes, el intercambio entre Patricia y su madrastra. No podía creer la facilidad con la que Margarita había explotado en un lugar público mostrando sus verdaderos colores. Pero lo mejor de todo había sido la respuesta de su cuñada, tan limpia y fina que el golpe para Margarita, fue mucho más de lo que esperaba.—No tengo porque, ha sido ella quien ha atacado a Patricia y marcharnos solo le dará la razón, cuando no la tiene. Amo a Patricia y quien no esté de acuerdo con mis sentimientos, está cordialmente invitado a marcharse de mi vida —dijo serio, sosteniendo a Patricia con fuerza a su lado.—Me parece bien —sonrió dándole su apoyo como siempre. Orgullo del hombre en el cual se estaba convirtiendo.—¿Estás bien? —Dafne se puso de pie, para ca
—No puedes hablar en serio Héctor —Antonio, se pasó la mano por su rubia cabellera, no podía creer lo que su entrenador le estaba diciendo—Créeme Antonio, estoy desconcertado al igual que tú, no esperaba que nuestro mayor patrocinador nos cortara el flujo de efectivo de una manera tan abrupta, sin más explicaciones.—¿Qué está pasando? —preguntó, podía continuar compitiendo, pero ya no tenía el dinero de su familia a su disposición para hacerse cargo de los gastos de viáticos, mantenimiento de equipos y otras cosas.—He tratado de comunicarme con el representante pero tal parece que se lo ha tragado la tierra, no responde a ninguna de mis llamadas y la oficina ha desaparecido por completo.—Esto no puede estar pasándome Héctor, tenemos la siguiente carrera en menos de dos semanas, será imposible
—Tenemos que hablar Patricia Rojas —La fría mirada habría hecho encogerse de miedo a la hermosa morocha, sino fuera que estaba acostumbrada a esa mirada fría y de desprecio.—Me temo que no tenemos nada que decirnos señora, por favor retírese de esta casa —pidió con educación.—Te equivocas, tenemos que hablar de Antonio —se abrió paso empujando a Patricia para entrar a la casa.Patricia pidió al cielo, no perder la paciencia hoy porque no estaba para escuchar los insultos de la mujer.—Siéntese —dijo seria no tenía sentido echarla, sabía que no se marcharía hasta soltar su veneno—Estoy bien, no te molestes por mi comodidad —dijo, mientras observaba todo a su alrededor, su hijo debió invertir todo su dinero en esa lujosa casa, algo que favorecía sus planes—Sólo est
Margarita, lanzó el periódico sobre el centro de la mesa de su sala. Se había mudado el día anterior, después de haber discutido con la madre de Mariana, sobre su comportamiento el día de la boda y ella no estaba para soportar a nadie. Los papeles del divorció estaban sobre el sofá, parecían burlarse de ella junto a la imagen del periódico. Santiago había sido fotografiado con una mujer de color y el hijo de Antonio ¿Qué se suponía que eso significaba? ¿El divorcio era porque él estaba teniendo una aventura con otra mujer? Resopló sola en el departamento, era lo suficientemente lujosa de acuerdo a su estatus pero se sentía tan básico e impersonal.—No vas a dejarme por otra mujer Santiago y menos por una tan ordinaria —apretó los dientes ¿Esta sería su vida a partir de ahora? Se preguntó, no había r
Micaela acomodo el velo sobre la cabeza de Patricia, sus rebeldes cabellos habían sido domados en una trenza y la hermosa tiara que adornaba su cabeza.—Estoy nerviosa abuela —dijo, en un hilo de voz—No eres la única, cielos, no puedo creer que vayas a casarte mi amor —dijo acariciando su rostro—Yo tampoco lo creería, si no estuviera aquí frente a ti con este vestido de novia —trato de no llorar, expulsó el aire que contenía para que las lágrimas se disiparan.—Estoy tan orgullosa de ti cariño, y sé que tus padres también lo están donde quiera que estén —Micaela cedió ante sus deseos de llorar, estaba feliz, había criado a Patricia desde pequeña y haber logrado que se convirtiera en una persona profesional y humanitaria era su mayor logro.—Lo sé Abuela, gracias por estar a mi lado y
Los gemidos inundaban la habitación, sus cuerpos bailaban la danza más antigua del mundo, sus bocas luchaban y sus lenguas se enredaban. Sus caderas se movían con sincronía. Tenían la seguridad de haber nacido el uno para el otro y sin importar las ideologías de la sociedad ellos, se hicieron un solo ser.—¡Ah! —dejó escapar un sonoro gemido de su garganta, mientras su punto dulce era golpeado con pasión…—¡Te amo! —ambos cayeron saciados cerca muy cerca del amanecer…⧓⧓⧓⧓—¡Maldita sea! —Margarita no podía creer que su hijo se hubiese casado con Patricia y ni siquiera se había molestado en avisarle.—¿Quién crees que soy? —gritó a la nadaHabía estado planificando todo el fin de semana, la manera de separarlos y ahora se enteraba de que estaban oficialmente casados.