—¡No, no señor Sardino, nada de eso! Yo realmente al otro día cuando me desperté con ella y mis brazos, estaba muy feliz de saber que había sido el único hombre en la vida de Isabella, e iba a pedirle que dejara a su esposo para que se casara conmigo, pagaría todo lo que tuviera que pagar para lograrlo. Y fue entonces que vi que estaba toda golpeada, tenía los ojos amoratados y los labios muy inflamados. También poseía unas grandes marcas azules en sus mejillas, y su cabeza tenía grandes chichones en la parte de atrás. Me enfurecí mucho y quise salir a matar a Luis, comprendí entonces porque ella había hecho aquello de irse al bar sola. Bajé a la tienda y le compré un juego de pantalones como el que ella acostumbraba a usar, con zapatos y unas gafas para que escondiera los golpes. Luego fui en busca de mi auto para llevarla a la casa de sus abuelos, y al cruzar la calle vi como iban a arrollar a un pequeño, corrí a salvarlo y fue cuando me chocó el auto que por poco me mata.
Néstor observa las informaciones que le entregan sus hombres, sin todavía poder creer que no haya podido conseguir hacer nada para llevar a la bancarrota a los Thompson, y mucho menos a los Sardinos.— ¿Cómo es posible que sus acciones no hayan caído?—Señor, le expliqué que ellos habían cerrado todas las operaciones porque se estaban mudando de ciudad, por lo cual no tenían nada que arriesgar. Toda su mercancía la tenían en los grandes almacenes que puede ser que están trasladando de ciudad. — Pero siguen teniendo ingresos, ¿de dónde salen esos ingresos?—Y es muy simple señor, ellos abastecen la empresa de su hijo Christian, que se mantiene operando sin dificultad y desde que inició hace pocos años, está en una de las primeros puestos de mejores empresas que todos confían en él. Toda la mercancía de los Thompson está saliendo por la empresa de su hijo.—¿Hiciste lo que te pedí?—Sí señor, pero creo que no vamos a tener resultado en él. Christian solamente lleva operando muy
Esa droga que le dabas, en verdad era fuerte. Sí que te salió bien ese plan, pero no lo supiste aprovechar. Te dedicaste a darte la buena vida, bueno para ser honesto, nos dimos la buena vida con el dinero de tu marido, en vez de ir acumulando dinero en una cuenta para cuando te dejara como ahora, sin un centavo. Porque estoy consciente que sabías que tu relación con él, tenía fecha de vencimiento.—¿Sabes qué? En eso te doy la razón, aunque tengo que confesarte que pensé que me quedaban todavía algunos años sin que él despertara. Porque cuando inicié con esta farsa, pensé estar con él solamente cinco a diez años, en lo que le sacaba todo el dinero que quería o me hacía dueña de todo. Pero con todo y lo drogado que lo tenía, le puso un límite a mis cartas, no podía extraer dinero en efectivo a no ser que lo gastara en cosas, y me dejé llevar por la buena vida, pensando siempre que tendría más tiempo para hacer eso que acabas de decir. Además, que el plan que teníamos con Isab
Santiago se queda mirando fijamente a Christian y espera que le responde a la pregunta que le realizara, porque cabe la posibilidad de que su hija ahora que escuchó lo que le contó, en un impulso de rabia haya realizado el mismo acto que la dejó embarazada de sus gemelos.—Christian, crees que Isabella es capaz de acostarse con otro hombre que no seas tú?—No, no creo que Bella haya hecho eso —asegura firme Christian, mirando a su suegro a los ojos.—¿Estás seguro? —Insiste Santiago ahora que piensa que no conoce nada de la vida de su hija.—Sí, estoy muy seguro de eso. Bella sería incapaz de hacerme una cosa como esa, ella me ama realmente. Acabo también de hablar con Marta y Rodrigo, porque tenía la misma duda que esa que usted acaba de hacerme. No de que me hubiese engañado con otro hombre a voluntad —aclara rápido— sino, que en el problema que existió cuando lo del yate alguien la hubiese violentado.—¿Y qué te contaron esos dos?—Me dijeron que no, que Marta mató al tipo no p
—No puedo asegurarle eso, porque yo me quedaba fuera de la hacienda en el auto. Ella se disfrazaba de sirviente y entraba por una puerta que tienen para eso en la casa de Christian, y no la conocían los guardias de seguridad, porque no la dejaban pasar por la puerta principal, Christian lo había prohibido. Y la nana de ellos la ayudaba porque quiere que vuelvan.—¿Crees que existe la posibilidad de que ella durmiera con él?—No lo sé, no lo sé. Él, por lo que escuché que hablaban las señoritas, estaba renuente a volver con ella. Bella quería hacerlo extrañarla tanto, que lo hiciera pedirle que volviera, pero no sé si llegó a dormir con él.—Otra pregunta. ¿Viste a Bella y a Rodrigo alguna vez juntos o conversando secretamente?—¿Con Rodrigo? No, pero sí sé que Bella sabía que le gustaba a la señorita Marta, y el día del puerto, ellos cuando los recogimos, estaban tomados de la mano. —¿Entonces Rodrigo solo ha estado interesado en Marta, no en Isabella?—Sí, Marta lo traía siempre
Aunque su yerno no le dijo nada sobre ello, ¿lo sabría? Los golpes en la puerta lo sacan de sus pensamientos. —Adelante.—Papá.—¡Isabel! ¿Qué haces aquí? ¿Cómo sabes de este lugar?—Perdón jefe, yo la traje —dice Rodrigo apareciendo detrás de ella —, es que está muy desesperada por hablar con usted que no puede estar tranquila.—Está bien, ¿qué es hija? ¿Es sobre Bella?—No, no papá, lo que me trae aquí es sobre mí. ¿Podemos hablar ahora?—Sí, sí, claro que sí, siéntate No deberías andar así en la calle, tienes que descansar.—Lo haré después que hable contigo. Rodrigo por favor, déjame sola con papá.Rodrigo se marcha dejando amar está junto con Santiago que la mira de lo más intrigado sin comprender lo que está sucediendo. Ya Gerardo le avisó de que habían atrapado al tipo que la estaba siguiendo, y por un momento piensa que ella viene a hablar sobre eso.—Si es sobre lo que pasó en el parqueo del hospital ya Gerardo me informó y al fin puedes estar tranquila de que lo atrapamos
Eva, se encuentra sentada tomando una copa de vino recostada en un cómodo sillón de una casa de regreso a la ciudad que la persigue. Deja que su imaginación vague, recordando cómo vivió en esta casa por muchos años en compañía de sus padres. Que desde pequeña le inculcaron que ella era un tesoro, una princesa como solían decirle y que se merecía todo.¡Malditos! ¿Cómo pudo nacer de unos padres como esos? Ella debió nacer en una familia millonaria, ¡millonaria! Vuelve a dar otro largo sorbo en la copa de vino que tiene en su mano vaciándolo, y la vuelve a llenar mientras se recuesta recordando sin saber por qué su vida. ¿Acaso es porque logró hacerse de la casa de sus padres cuando acudieron a ella en busca de ayuda la primera vez? Era lo único que les había quedado de toda su fortuna. Cuando tenía quince años, sus padres cayeron en la bancarrota pues las deudas en las que ella los hacía incurrir, fueron demasiados para unos pobres mercaderes. No eran millonarios, pero tenían una bu
Retruca la copa contra el piso, y toma directamente de la botella. Tiene eso clavado muy dentro, todas las veces que estuvo con Santiago en todos sus años juntos tenía que drogarlo, en su sano juicio ni la miraba. Y no se le escapaban las miradas de desprecio que le dirigía, ¡siempre creyéndose superior a ella! ¡Imbécil! ¡Todos los hombres se morían por estar con ella, menos él! Luego, se marchó detrás de Susan al extranjero. La hizo sufrir todo lo que quiso, vengándose del desprecio de Santiago hacía ella. La supo esconder muy bien durante todo el embarazo. Decía que era la madre sustituta, luego hizo todo el espectáculo del suicidio, y lo demás fue fácil, ese hospital donde la encerró, a parte que no sabían su verdadero nombre y procedencia, estaba lleno de personas desalmadas. Cuando regresó, venía con Isabella en los brazos. Le había hecho creer a su amiga, que la criatura había nacido muerta. Susan enfermó de los nervios, pero ella se encargó, de que empeorara, cambiándole la