—Voy saliendo, pero eso está lejos Adele, me tomará por lo menos una hora llegar. Sigue escapando y escondiéndote lo más que puedas, y llámame en cuanto puedas de nuevo, ya voy saliendo. No dejes que te atrape el desalmado de tu padre de nuevo. La señora le indica a Adele que si atraviesa por detrás de su casa va a salir a una estación de gasolina, dónde de seguro puede encontrar algo que la lleve a la ciudad lo antes posible. Ella aunque tiene miedo lo hace, corre por el medio del campo oscuro hasta ir a parar a las luces de la carretera. Se sienta por un tiempo escondida detrás de un matorral llorando, porque sabe que si sale allí, de seguro la van a localizar, por lo que decide esperar que pase el tiempo hasta que Luis esté lo más cerca posible para bajar a la gasolinera y llamarlo para avisarle dónde está. No puede creer que su padre haya sido capaz de haberla raptado de nuevo con esa intención. ¿Hasta dónde la utilizará él en su intento de ganar más y más dinero? Eso qui
Santiago ya no haya que hacer para mantener caliente a sus hijas y sus nietos, hizo todo lo que pudo para encallar aún más el yate en la arena y mandó a tirar el ancla así cómo amarrar la embarcación de las rocas y los árboles más cercanos.—Jefe sigue subiendo la marea, creo que es un huracán. —Ustedes se encargan de que las sogas mientras suba la marea se mantengan tensas.—Sí, señor. Se ha metido a Lucas y Lucía en su cuerpo, dentro del abrigo envueltos con mantas térmicas, y se acostó con Bella mandando a dos marineros más, a colocarles continuamente paños calientes en el estómago. Hasta que al fin ve como sus hijas comienzan a despertar.—¿Papá? —reacciona Isabella primero. —¿Papá eres tú y los niños?—¡Gracias al cielo, gracias al cielo! ¿Cómo te sientes? Los niños míralos aquí ya respiran bien y se están despertando, Marta es la que todavía está muy fría.—Hay que darle algo caliente papá, tengo mucho frío. ¿Cómo nos encontraste? ¿Y Rodrigo? ¡Dios! ¿Y ese sonido que es?—Es
—Creo que la tormenta se ha convertido en un huracán, y está azotando fuertemente con terribles vientos ésta isla, que está casi al nivel del mar y seguro se inunda. Pero estamos protegidos por esa hilera de piedras del arrecife que son bastante altas y aunque suba la marea no será lo suficiente como para hundir el yate. Ya logramos retener la entrada del agua de la rajadura que se le hizo al chocar contra el arrecife y podremos mantenernos aquí hasta que pase la tormenta. Luego utilizaremos las bengalas para avisarle a papá, que estoy seguro que en cuanto pase todo va a seguir buscando. Si no, nos ha encontrado es porque creo que nos está buscando entre la isla en que estábamos y la costa, no se le ha ocurrido buscar para acá, pero no estamos tan lejos y de seguro va divisar cuando tiremos las bengalas.—¿Y si no la ve, papá?—Prepararemos bien el yate y saldremos cuando se aplaque el mar, por suerte, este yate tiene una buena provisión de latas de comida y podremos aguantar. ¡Es
Marta baja la cabeza al escuchar como Santiago le cuenta al abuelo lo que hizo. También hace lo mismo ante la señora Tania y Eugenia, que se giran para mirarla asombrados, como si no pudieran creer que ella fue capaz de hacer una cosa como esa. Santiago al darse cuenta, le toma una mano y se la besa al tiempo que dice.—Ella salvó a todos papá, Marta no solo mató a ese hombre que le disparó a Rodrigo y pretendía raptarlas a ellas y a los niños. Si no, que se tiró al mar congelado, para empujar la balsa y llevarla hasta la orilla, porque Bella ustedes saben muy bien, que no sabe nadar y mucho menos los niños, si no llega a ser por ella, se hubiesen ahogado todos.—¡¿En serio Martita?! Pregunta la señora Tania emocionada, viene a abrazarla y la llena de besos. Siendo abrazada también por Marta, que se echa a llorar desconsoladamente, porque ahora es que se da realmente cuenta de todo lo que hizo, al escuchar como lo cuenta Santiago. Y el miedo al fin aparece en forma de llanto.
Le pide dirigiéndose a una habitación independiente donde enseguida revisa a los niños y se da cuenta que necesitan ser atendidos inmediatamente, porque aunque recobraron su calor, todavía muestran señales de que no han salido completamente de la hipotermia.—Isabella, los niños tienen que quedarse ingresados — le dice mirando a Marta que tuerce el rostro. — No es mi capricho ni quiero tenerlos aquí en el hospital por gusto, pero si se pueden dar cuenta, todavía tienen los labios medio azulados así como las uñas de las manos y los pies.—De acuerdo doctor, nosotras también tenemos esos síntomas, más Marta que yo. ¿Puede arreglar que nos quedemos juntos?—Lo arreglaré, dejen que las revise. La primera que se presta para que la examine es Isabella, porque sabe que Marta no quiere. Pero al final deja que el la mire, inmediatamente la manda a cambiarse de ropa por un juego de dormir muy abrigado, al igual que la manda a acostarse y le pone un suero, en lo que le dice a Santiago. —Su
Christie, se queda observando a David seriamente sin comprender realmente lo que él le ha querido decir, porque en su mente solamente tiene el miedo terrible a que su hermano caiga de nuevo en coma, o quizás le suceda algo peor. Cuando al fin comprende lo que le acaba de decir su novio que la mira ansioso esperando por su reacción, lo abraza feliz. Y sin esperar a que cambie de opinión, saca su teléfono y llama al abogado .—Buenos días.—Buenos días Christie, ¿qué se te ofrece tan temprano?—Necesito que arregle los papeles para casarme hoy. —¿Qué? ¿Qué quieres decir con casarte hoy?—Señor abogado, solamente necesito que arregle los papeles que debo firmar y que usted asiente donde deba, para convertirme una mujer legalmente casada, lo necesito con urgencia.—Hija, pero eso es algo que no debemos hacer así a lo loco, recuerda quién eres, no puedes casar sin hacer un convenio de matrimonio —la aconseja con cariño, pues la siente casi como una hija.—No necesito un convenio, sol
La regaña el señor Thompson pero en realidad siente un miedo terrible de que lo que ella esté diciendo sea cierto. La noche anterior David le había contado todo lo que habían hecho en la operación y le preocupaba mucho eso de que tenía todavía algunos coágulos de sangre que extrajeron y que tenían miedo de que lo hubiese afectado de alguna de algún modo. No quiere que su pobre hijo vuelva a pasar años acostado en una cama sin saber si despertará o no. Tampoco quiere pasar por el olvido que sufrió durante todos estos años y ahora que las cosas estaban mejor, viene a surgir esto de nuevo.—Tú vas a ver que estará bien — repite más para convencerse él mismo que para convencer a su hija Por otro lado, en la planta que queda debajo de ellos en la habitación que el doctor Iván logró conseguir para meter a Isabella y a Marta junto con los niños. Santiago dormita en un sillón al lado de ambas, que se pasaron la noche tratando de convencerlo que se acostará con una de las dos sin resul
Ha pasado mucho tiempo desde que sucedieran todos los hechos, sin que Isabella haya vuelto a saber de Christian. Tampoco lo ha buscado, y aunque Marta se mantiene trabajando en la editorial, quién la dirige es Christie, y por mucho que le ha preguntado por su hermano no le responde. Solamente le dice que está de viaje, por lo que ha sacado la deducción que él regresó con Adele, y por eso nadie sabe dónde están Por su parte Isabella volvió a la escuela y terminó el semestre que le faltaba en la carrera de negociación y administración de empresas, y decidida se puso a trabajar con su padre y su abuelo en la naviera. No quiere volver a saber de Christian y no permite que nadie le hable nada sobre él. Ahora tiene el mismo propósito que tuvo siempre se desde que se enteró que estaba embarazada, solo quiere criar a sus hijos y salir adelante por sí misma. Es feliz ayudando a su padre, que cada día está más compenetrado con ella y aunque los niños a cada rato dicen que hablan