Mi abuelo se detiene de golpe ante mi grito y gira sobre sus pasos sacando un arma, y ordenando que lo sigan. Yo estoy hecha un manojo de nervios, quiero ir donde papá, y al mismo tiempo escapar con mis hijos. Christian tira de mí y me lleva rodeada de guardias a la dirección. El señor Thompson, nos mira de una manera muy extraña, para luego irse de nuevo rumbo al gimnasio.—Tienes que controlarte amor —me susurra Chris, al tiempo que me quita a Lucy. —Ellos están muy asustados. Miro a mis hijos ambos agarrados del cuello de su padre que los abraza muy fuerte. Un guardia nos indica que ya están listos. Salimos rodeados de todos y nos montamos en el auto que nos regresa a la casa. Llamo insistentemente a papá, pero nadie coge el teléfono, tampoco el de mi abuelo y mi suegro. Por fin, el asistente de papá me llama.—Isabella, soy Adrián, el asistente de tu papá. No te preocupes, el tiro que le dieron no es grave, ya lo están atendiendo, en cuanto terminemos vamos. Dice tu abuelo que no
Ante nuestros gritos, Christian saca su teléfono y le marca a su hermana con cara de terror, el timbre suena y suena y nadie contesta. Llama al señor Thompson que lo levanta al momento.—Dime Chris, ya estamos llegando a la casa.—¿Papá, mamá y Chris están contigo?—No, las dejé en la casa, les dije que no se movieran de la casa. ¿Por qué?—¡No están aquí, papá, no están y no contestan los teléfonos! —dice Christian, visiblemente alterado.—¿Cómo que no están? Me dijeron que no irían a ninguna parte, se lo advertí a Christie que no salieran de la finca, ¡ya llegamos, ya llegamos!Todos se miran realmente preocupados, al poco tiempo entra el señor Thompson, seguido del abuelo, la abuela, Marta y Eugenia.—¿Vieron si estaban en su habitación?—pregunta realmente asustado el señor Thompson.—No papá, pero hubiesen contestado el teléfono —le dice Christian que lo sigue.—No, ellas apagan sus teléfonos cuando duermen —dice en lo que sale a caminar rumbo a la escalera.—Lo hará mamá, pero mi
Adele observa a su padre sentado frente a ella en el despacho, y está realmente asustada. No lo esperaba, lo hacía de viaje como le habían informado. Sin embargo, se obliga a saludarlo sonriente.—Papá, ¿y esa sorpresa?—¿Sorpresa? Te dije que te iba a tener vigilada, y veo que no has avanzado en nada referente a lo de Christian Thompson y te ha dado por enrolarte con Luis Ibáñez de nuevo.—No es lo que crees papá. Deja que te explique —dice rápidamente.—No me interesa lo que vayas a decir, espero que no hayas cometido la estupidez de romper lo que te cosí.—¡Que no es nada de eso! Y no, no he hecho tal cosa como te lo prometí, sigo intacta —le dice molesta.—Me alegra saberlo, aunque te vienes ahora mismo conmigo al hospital —dice poniéndose de pie.—¿Al hospital? ¿A qué? —pregunta asustada Adele.—Quiero estar muy seguro, de que es verdad eso que aseguras. Vamos, olvídate de Christian Thompson, tengo un pez más gordo interesado en tu virginidad —dice como si se tratara de cualquier
Todos permanecen en el hospital la noche entera sin que la señora Thompson despierte, en la mañana solo se queda el señor Thompson con los guardias de seguridad, los demás regresan a la casa. Los gemelos al verlos llegar corren emocionados y felices a abrazarse de ellos, con Marta detrás.—Apenas durmieron —les informa ella. —¿Cómo sigue tu mamá Chris?—Sigue grave, no ha despertado, al menos pasó la noche, hay que seguir esperando.—Lo siento mucho, Chris. Ya verás que lo superará, con el favor de Dios.—Gracias ,Marta. Se adentran en la casa, cada cual va a sus habitaciones a tomar un baño y ver si duermen un poco. Christian no se puede quitar la conversación que sostuvo con su padre la noche anterior en el jardín.Retrospectiva.Había bajado al verlo pasear de un sitio a otro desde sus balcón, y lo había enfrentado queriendo saber la realidad.—Papá, ¿qué es lo que te tiene así? Y no me digas que nada, escuché lo que discutían en el despacho con mi suegro. ¿Quién es Susan? ¿Otra m
Después de terminar de hablar con Adele, está de lo más preocupado. Pues en realidad se ha enamorado de ella, y quiere ayudarla y defenderla de su padre. Sin embargo, no pueden irse sin ese dinero. Se monta en su auto otra vez, sintiéndose observado sin ver a nadie. Llega a su casa donde los espera Vivian con su hijo y su madre. —Hola Luis, ¿y esa cara? —le pregunta Vivian en cuanto lo ve.—Problemas con Adele —le dice.—¿Con Adele? ¿Qué pasó, se echó para atrás? ¿O quieres que me abandones?—No se trata de nada de eso Vivian, ya te dije que ella te aceptó y te vamos a llevar con nosotros. El asunto es otro que me tiene de lo más preocupado.—¿Cuál es?—Su padre se la quiere vender a un millonario. Dice demostrando lo mucho que le afecta eso. Quiere ser él quien la vuelva a abrir, experimentar eso de nuevo con ella. No quiere que otro hombre la toque y desde que se enteró de que es posible, los celos lo consumen. —¿En serio? Pobre Adele, ya hasta lástima me da —dice Vivian mientra
Observa a Christian dormir plácidamente, lo abraza suavemente para no despertarlo. Se levanta y va a dar al cuarto de sus hijos, al no verlos en sus camas se sobresalta, sigue hasta la habitación de Marta y los ve durmiendo con ella, se acuesta con cuidado del otro lado luego de acomodarlo y los abraza. Tiene tanto miedo, pero tanto que no sabe cómo puede respirar todavía.Había tratado de superar la amenaza y el susto desagradable de la mano del niño encontrada entre los regalos el día de su fiesta de cumpleaños, pero ahora fue una amenaza real y tangible. Casi se los llevaron de sus manos. ¿Cómo va a vivir dentro de este miedo? No puede dormir en lo que resta de la noche, cuando al fin el sueño y el cansancio la venció. Salta asustada ante la bulla de los niños llamándole hace que abra los ojos.—¡Mamá, dale que tenemos que ir a la escuela! —Le grita Lucas saltando en la cama feliz como si nada y a su lado de igual manera, Lucy. —No niños, hoy no hay escuela — dice sentándose en la
Camina presurosa por el pasillo del hospital, mirando repetidamente hacia atrás. No sabe ni por qué ha ido a parar allí, lo último que recuerda es haber estado en su habitación, choca de pronto con alguien, se asusta de ver quién es. Está todo ensangrentado, y al parecer avanza hacia dónde lo van a atender. El hombre se le ha quedado mirando e inclinado la cabeza en señal de disculpas. Ella en un impulso lo abraza muy fuerte, luego le acaricia el rostro y se marcha. Corre presurosa hasta salir del hospital, toma un taxi y le da la dirección de su casa, cuándo llega a sus padres la están esperando muy asustados.—¿Dónde estabas hija? Nos tenías muy preocupado — pregunta su madre viniendo a su encuentro. —Creí que dormías en tu habitación, cuando fui a llamarte para almorzar no estabas.—Mamá te juro que no sé lo que pasó, lo último que recuerdo es que estaba leyendo y me quedé dormida. Cuando volví a recordar, a recobrar mi conciencia, estaba en el hospital.—¿En el h
Al otro día por la mañana, Susan vuelve al hospital a acompañar a su madre para una consulta con el oftalmólogo. Va hacia el baño, cuándo vuelve a ver a lo lejos al hombre que abrazara el día anterior. Se esconde rápidamente por miedo a que la reconozca y le da vergüenza lo que hizo. Le preocupa que le pregunte por qué lo hizo, cuando ni ella misma sabe. Logra esconderse detrás de unas cortinas dónde está una camilla una señora durmiendo en emergencias, desde allí ve cómo el hombre la busca por todas partes. ¿Quién será este hombre que ella abrazó? La señora Fabiola viene a su encuentro avisándoles que ya van a marcharse. Ha estado todo el tiempo pendiente de ella. Y aunque no entiende por qué se esconde, no le dice nada, se ve muy claro que la niña está enferma, muy, muy enferma de los nervios.Por otro lado, no muy lejos de donde ella se encuentra Santiago Sardino ha terminado de ser atendido por el doctor, y se gira al escuchar que alguien lo llama por su nombre.—¡Santiag