—Eres fácil de leer, ¿qué es eso que no quieres que se entere tu mujer? Thompson se le queda mirando nervioso. Había pensado decirle toda la verdad al abuelo, no a Santiago, porque sabe que eso abrirá viejas heridas, por lo que nerviosamente mira al abuelo, que aunque entiende no le pide a su hijo que se marche. Todo lo contrario, quiere que ese asunto entre ellos se acabe de resolver, y esta es una gran oportunidad de hacerlo hablar.—¿Se trata del asunto entre ustedes por lo que veo? —pregunta el abuelo para iniciar la conversación directo al punto.—¿Qué asunto? —pregunta Santiago mirando a su padre que le susurra el nombre de Susan. —¿Susan? ¿Qué tiene que ver ella en esto? ¿Sabes dónde está? —se gira para Thompson muy serio.—¡Te juro una vez más que yo no la tengo, Santiago! ¡No la tengo! ¡No tengo ni idea dónde la metieron!—¿Qué quieres decir con eso? ¿Quiénes la metieron? ¿Qué pasó realmente con ella? Porque esa historia de que se fue con otro tipo, no hay nadie en el mundo
Luis se mueve impaciente de un lugar a otro. Lleva días sintiendo que lo siguen, y no sabe por qué, pero presiente que es su ex suegro, Santiago Sardino. Se dice que tiene que escapar de esta ciudad. Ya Vivian y su madre lo han vendido casi todo. Sin embargo, ahora se ha enredado con Adele. Ella le ha prometido darle mucho dinero. Y hasta ahora lo está cumpliendo.Cada tarde después del trabajo la visita. Han establecido una relación un poco rara. Ella no lo deja penetrarla por delante, le dice que es virgen. Sin embargo, por las cosas que ella le hace, está convencido que no lo es, y aunque no quiere complicarse su existencia. Le ha empezado a gustar de veras, y quiere comprobar si es verdad lo que le dice.Tiene que tener mucho cuidado, en la casa su esposa ya está sospechando de sus llegadas tardes. Logró tranquilizarla por el dinero que le entregó. Diciendo que está haciendo horas extras, para ganar mucha plata y marcharse lejos. A vivir a donde su mamá quiera, y que sus enemigos
Se queda de pie en medio del pasillo observando cómo su madre se aleja con su hermana, gira sobre sus pasos para ir a hablar con su papá, cuando ve a su suegro que entra también en el despacho. Avanza, hasta escuchar las voces, y se da cuenta de que hablan de alguien que no conoce, pero sí que al parecer es un asunto de los tres. Da la vuelta y regresa a su habitación, esperará que termine ese asunto para enfrentarlo.Isabella, sale del baño y se le acerca al verlo tan preocupado. Lo abraza con cariño, él responde pensativo. ¿Quién es esa Susan de la que hablaban ellos tres? ¿Qué tiene que ver con su padre? ¿Será una nueva mujer que lo ha metido en problemas?—¿Amor, no te vas a bañar? —pregunta Isabella dando la vuelta para mirarlo de frente. —¿Qué es Chris? ¿Qué te tiene así? ¿Problemas con tu papá?—No, no Bella, no es eso. Mamá me dijo que lo están amenazando.—¿Amenazando? ¿Quién?—No lo sé, bajé otra vez para hablar con él y estaba discutiendo con tu papá.—¿Con papá? ¿Por qué?
Sentada en un auto, observa a los padres de Susan con una joven desconocida comiendo en el restaurante que tanto le gustaba a su amiga, por quedar al lado de la naviera en que trabajaba Santiago. Fue ahí la primera vez que la vio con él, parecían tan felices y olvidados de todo a su alrededor. No podía entender como el hijo del patriarca Sardino, que era reconocido en el bajo mundo y que se peleaba con quien sea, el chico malo al que todas las jóvenes le caían atrás, estuviera tan enamorado de la tonta Susan. Había obligado a sus padres a cambiarla de escuela, a pesar de que sabía que ellos no podían pagar aquella tan cara. Trabajaba a escondidas para ganar más dinero y ayudarlos. Sin embargo, su padre no era muy inteligente y lo engañaban mucho en los negocios hasta caer en la bancarrota y tener que vender todo. Ya para ese entonces se había hecho inseparable de Susan, que confiaba en ella, no así Santiago y que solo la empleó porque su linda novia se lo pidió. Retrospectiva. —Ev
Estamos de lo más emocionados, hoy comienzan los niños en la escuela, Christian y yo vamos a ir a llevarlos. Queremos asegurarnos que todo esté bien y que estén protegidos. Él le ha puesto un hombre a Lucas y una mujer a Lucy. No quiere que estén solos un instante.Al llegar todos nos miran como si fuéramos extraterrestres, y es que antes de entrar los guardias de seguridad lo han hecho primero. Creo que es una exageración, pero después de lo que pasó en el cumpleaños, ya nada de lo que hace Chris me molesta ni me opongo. Quiero que mis hijos estén seguros. La directora nos ha hecho ir a la dirección. Después de dejar a los gemelos en su aula hemos ido.—Pasen, señores Thompson —nos invitó a pasar en cuanto llegamos— los he llamado porque necesito hablar con ustedes. Siéntense por favor.—Muchas gracias —respondimos y procedimos a sentarnos en las sillas ocupadas frente a su buró. Ella también lo hizo detrás de su buró, respiró sin dejar de observarnos.—Sé que son sus únicos hijos, y
Mi abuelo se detiene de golpe ante mi grito y gira sobre sus pasos sacando un arma, y ordenando que lo sigan. Yo estoy hecha un manojo de nervios, quiero ir donde papá, y al mismo tiempo escapar con mis hijos. Christian tira de mí y me lleva rodeada de guardias a la dirección. El señor Thompson, nos mira de una manera muy extraña, para luego irse de nuevo rumbo al gimnasio.—Tienes que controlarte amor —me susurra Chris, al tiempo que me quita a Lucy. —Ellos están muy asustados. Miro a mis hijos ambos agarrados del cuello de su padre que los abraza muy fuerte. Un guardia nos indica que ya están listos. Salimos rodeados de todos y nos montamos en el auto que nos regresa a la casa. Llamo insistentemente a papá, pero nadie coge el teléfono, tampoco el de mi abuelo y mi suegro. Por fin, el asistente de papá me llama.—Isabella, soy Adrián, el asistente de tu papá. No te preocupes, el tiro que le dieron no es grave, ya lo están atendiendo, en cuanto terminemos vamos. Dice tu abuelo que no
Ante nuestros gritos, Christian saca su teléfono y le marca a su hermana con cara de terror, el timbre suena y suena y nadie contesta. Llama al señor Thompson que lo levanta al momento.—Dime Chris, ya estamos llegando a la casa.—¿Papá, mamá y Chris están contigo?—No, las dejé en la casa, les dije que no se movieran de la casa. ¿Por qué?—¡No están aquí, papá, no están y no contestan los teléfonos! —dice Christian, visiblemente alterado.—¿Cómo que no están? Me dijeron que no irían a ninguna parte, se lo advertí a Christie que no salieran de la finca, ¡ya llegamos, ya llegamos!Todos se miran realmente preocupados, al poco tiempo entra el señor Thompson, seguido del abuelo, la abuela, Marta y Eugenia.—¿Vieron si estaban en su habitación?—pregunta realmente asustado el señor Thompson.—No papá, pero hubiesen contestado el teléfono —le dice Christian que lo sigue.—No, ellas apagan sus teléfonos cuando duermen —dice en lo que sale a caminar rumbo a la escalera.—Lo hará mamá, pero mi
Adele observa a su padre sentado frente a ella en el despacho, y está realmente asustada. No lo esperaba, lo hacía de viaje como le habían informado. Sin embargo, se obliga a saludarlo sonriente.—Papá, ¿y esa sorpresa?—¿Sorpresa? Te dije que te iba a tener vigilada, y veo que no has avanzado en nada referente a lo de Christian Thompson y te ha dado por enrolarte con Luis Ibáñez de nuevo.—No es lo que crees papá. Deja que te explique —dice rápidamente.—No me interesa lo que vayas a decir, espero que no hayas cometido la estupidez de romper lo que te cosí.—¡Que no es nada de eso! Y no, no he hecho tal cosa como te lo prometí, sigo intacta —le dice molesta.—Me alegra saberlo, aunque te vienes ahora mismo conmigo al hospital —dice poniéndose de pie.—¿Al hospital? ¿A qué? —pregunta asustada Adele.—Quiero estar muy seguro, de que es verdad eso que aseguras. Vamos, olvídate de Christian Thompson, tengo un pez más gordo interesado en tu virginidad —dice como si se tratara de cualquier