Seguí conversando con Christie todo el trayecto, ella me cuenta todo sobre Adele, y hasta a mí, después de lo que me dijo Christian y ahora mi cuñada, me convenzo de que lo tuvo que engañar. De pronto me encuentro alegrándome de que haya sucedido, porque ahora es mío. Estoy muy confundida de todas estas sensaciones que desata la visión de mi esposo en mi cuerpo, pero sobre todo de los pensamientos de posesividad que estoy teniendo. No me reconozco.Terminamos la carrera, al llegar a mi habitación, vi como Christian salía del baño sin camisa con su cabello mojado, era realmente hermoso y sexi. Me quedé en la puerta observándolo, sin saber qué hacer, escuchando como mi corazón latía apresurado, y sintiendo como toda yo ardía de deseos.—¿Pasa algo Bella?—No, nada —respondí entrando directo al baño.Desnudé mi cuerpo rápidamente, percatándome de lo sensible que estaba mi piel, al menor roce de mis manos, me erizaba y una sensación de complacencia, me traía a mi mente la única noche de p
Todas las chicas siempre soñamos con nuestro primer beso, nuestro primer amor. Lo romantizamos al punto de crear una gran expectación al respecto. Yo también lo hice, a pesar de estar imbuida en los estudios y la lectura, dejaba correr mi imaginación y deseaba que apareciera ese príncipe azul de fantasía, a salvarme de mi rutinaria e invisible vida.Sin embargo, mi primer roce de ese tipo, fue con Luis, lo más desagradable y asqueroso que pude experimentar en mi vida, estuve lavando mi boca por días y no pretendía volver a hacer eso jamás. Pues mi primera experiencia estaba muy lejos de esa descripción idílica y romántica que leía en todas las historias de amor.Luego vino mi noche de locura, en que tomé tanto alcohol que no recuerdo si sentí algo con aquellos besos, todo está borroso en mi memoria. Como si de un mal sueño se tratara, si no hubiesen quedado mis hijos como testigos de que realmente sucedió, lo habría olvidado por completo, pues ni del otro acto me acuerdo como fue, si
Está sentado en su oficina revisando un montón de cosas que le dejara su hija Christie, ya listas, solo necesita firmar. Sonríe al ver el excelente trabajo que hizo. Es muy buena en lo que hace y eso lo enorgullece, sin embargo, le molesta que abandone todo solo por ir a donde su hermano. Si fueran gemelos idénticos no estuvieran tan unidos, piensa.¿Y ahora quien va a dejar al frente de la empresa para ir a ver el problema de su hijo? ¿Será verdad que está casado legalmente con la hija de los Sardinos? ¿Y esos niños que mencionaron de quienes son? No puede negar que se parecen a Christian, ¿pero en qué tiempo los hizo? Ella estaba casada en esa época, y los niños parecen ser de antes del accidente. Su teléfono suena insistentemente, lo toma al ver de quién se trata.—Hola.—Jefe nos pusimos de suerte, vine a hacer lo que me pidió y no sabe con quién me encontré, espere se lo pongo.—Hola Thompson, ¿cómo has estado mi buen amigo?—¿Herrera?—Él mismo. ¿Cómo has estado?—Bien de salud,
Adele mira desesperada el reloj en una habitación ubicada en las afueras de la ciudad. Se ha dado cita con Luis Ibáñez, que le ha prometido llevarle una persona que los ayudará. Sin embargo, se han demorado mucho y ella tiene que ir a recibir a los padres de Christian, que le avisaron que llegarían ese día. Al fin tocan la puerta, corre a abrirla y se sorprende de verlo en compañía de una señora, que sin esperar que la mande a entrar, se introduce rauda en la habitación, Luis lo hace detrás y Adele cierra la puerta. Luego avanza hasta quedar de frente a los dos que se han sentado, ella lo hace y mira a Luis interrogante.—Ella es Eva Giménez Sardino, la madre de Isabella —la presenta, luego se gira para Eva. —Y ella Adele, la ex prometida de Christian.—¿Qué hace aquí? —pregunta Adele que odia a las madres que no son buenas, porque su madre la abandonó en manos de su padre abusivo.—Ella quiere vengarse de Christian y su hija.—¿Vengarse de su hija? ¿Qué madre que se llame madre le
Eva regresa feliz a la casa que tiene alquilada, se desmonta del taxi y se asombra de ver a Santiago parado en la entrada. Maldijo para sus adentros.—¿Qué haces aquí? Te dije que no volveré contigo hasta que me pidas perdón —dice y le pasa por el lado. Santiago no dice nada, sencillamente se monta en su auto y se retira. Eva se asombra y está intrigada también. ¿Cómo se enteró donde estaba y a qué había ido? Creyó que una vez más le pediría perdón de rodillas y le rogaría que regresara. Pero no fue así, en cambio, ni la palabra le dirigió y se había ido. ¿Qué rayos estaba pasando con él? Al entrar a la casa ve un sobre en la mesa. Lo toma presurosa, y se tiene que sentar para no caer.En el mismo están todas las cuentas y deudas que tiene, a su nombre. Con otra carta donde se le informa que si no las paga irá a parar a la cárcel. ¡Se enfurece!—¿Quién se ha creído que es para tratarme así?Grita mientras tira todo lo que encuentra a su paso, hasta que un hombre hace su aparición y l
De niña, escondida debajo de mi cama, con una linterna alumbrando mis libros. Siempre me imaginaba, siendo una princesa encerrada en un castillo, esperando porque mi príncipe encantado, viniera a rescatarme. Con los años, la vida me enseñó, ¡que no existen príncipes encantados, que vienen a salvarte! ¡Tienes que hacerlo tú misma!¡Sí, tú!Porque es algo que tiene que nacer desde tu profundo ser. Es ahora, que me doy cuenta de ello. Creía que estaba lista para la vida, que era lo suficiente fuerte, para enfrentar todo lo que se me presentara. he pasado por cosas muy malas que me han hecho crecer y fortalecerme con la ayuda de mis abuelos. Lo que nunca nadie me preparó para el amor. Lo poco que sé es lo que he leído en las novelas de romances idílicos. Donde siempre el caballero enamora a la dama de una manera que ella se siente ilusionada y segura de todo a su lado.Aquí estoy, temblando, ante este gran amor que se ha despertado en mí. Siento que estoy amando a Christian con cada fibra
Al grito de la madre de Christian, este se pone rojo avergonzado. Su padre, tira de la madre y la mira recriminándola. Yo le paso la mano por la espalda y casi puedo decir que escucho su corazón al sentir todas las miradas puestas en él, le sonrío viendo como toma aire y dice con la voz muy firme.—¡Mamá, lo sé! ¡Pero estos, los hice antes del accidente! Para ser más exactos el día antes de que aquel auto me arrollara. Lo dice todavía con su rostro rojo de la vergüenza que su madre le ha hecho pasar. Ella trata de hablar, pero las palabras no le salen de la boca, solo mueve sus labios visiblemente confundida, como si no supiera cómo comportarse ante este hecho. A su lado, Adele observa a mis hijos incrédula también. Solo el señor Thompson medio les sonríe.—Mamá, papá, les presento a los abuelos de Isabella, los señores Sardino.Interviene Christie, tratando de cambiar el ambiente y de ayudar a su hermano, que está visiblemente molesto y abochornado. Yo sigo pasando mi mano por su e
Se ha hecho un gran silencio ante esa revelación. La madre de Christian lo mira con los ojos llenos de lágrimas con una mezcla de felicidad, y desilusión al mismo tiempo. Estoy segura que en estos momentos ella no sabe qué hacer. Se ve que lo quiere mucho. Quizás en verdad lo que dice Christie, que ella se empeña en traer a Adele, porque está convencida que es el amor de la vida de su hijo.—Mamá, perdóname por favor.Le pide Christian abrazándola, al ver como le ruedan las lágrimas que ella no trata de disimular por su rostro. Y comienzo a sentir algo de culpa, ante el engaño. El padre de Christian lo mira interrogante.—¿Es cierto eso, hijo? —pregunta con una expresión de incredulidad y alegría al mismo tiempo.—¡Sí, papá, yo solo recuerdo lo que viví con Bella! —contesta Christian y agrega. —¡Recuerdo claramente el pastel de manzanas, que comía todos los domingos, que me hacía la señora Tania cuando mi abuelo me llevaba a su casa!Me doy cuenta, que al decir eso, él no está mintien