Capítulo 51

La casa a la que Aidan nos había traído era tan grande como la de la manada en Noruega.

Yo ni siquiera hice preguntas.

Aila y Aidan hablaban sin parar hasta que él le mostró su habitación a la niña.

Y luego se giró hasta mí con seriedad.

—Vamos —demandó en tono autoritario.

—Yo voy a quedarme con Aila...

—Dije que vinieras, ahora.

Ante su tono no pude negarme y ni siquiera yo sé el porqué.

Aidan jamás me había hablado así.

Podía sentir su enojo hacia mí.

Pero poco me importaba.

O eso me decía a mí misma.

Vi pasar a varias personas por el pasillo pero ninguna de ellas se giró a mirarnos en ningún momento.

—Está es la habitación.

Yo asentí a su lado mirando toda la habitación.

Esta era grande e iluminada.

De hecho desde aquí podía ver el mar y casi oler la sal de este.

La vista es sumamente hermosa.

De ensueño.

Por un instante me olvidé de que Aidan estaba aquí hasta que caminó al otro lado de la habitación y tomó una bebida del minibar de esta.

—Puedes acomodarte.

Pronto te traerán tus
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