Tyler. —Sonrie, se supone que eres una novia feliz. Mantuve el tono de mi voz bajo, para que nadie más que ella me escuchara y luego nos giré hacia los invitados. Domenico fue el primero en acercarse a mí, su sonrisa rivalisaba con cualeuiqer metal precioso deslizó sus brazos alrededor de mi cuerpo en un abrazo tensó, después abrazó a Isabella que parecía haber recuperado el hielo en sus ojos. Lo siguiente que supe fue que me vi separado de ella mientras hombres de negocios me felicitaban por mi matrimonio. La fiesta empezó rápidamente en la parte del jardín dispuesta para ello, estaba terminando de hablar con uno de los accionistas de los socios de la empresa, cuando Domenico se acercó palmeando mi espalda. Hablamos de un par de negocios antes de que mi padre despachara disimuladamente al hombre. —¿Dónde está tu esposa, hijo? —Arqueé una ceja, perdí de vista a Gatito desde que el notario nos declaró marido y mujer. —Debe estar por ahí. —Tienen que hacer su primer baile jun
Tyler. La puerta se abrió y miré a Nonna entrar a la habitación y caminó hasta quedar al pie de la cama. —Te están esperando abajo. —Pues, que sigan esperando —musité sin convicción. —Te crie para algo mejor que esto, para ser un buen chico, no quiero creer que todo mi amor no fue suficiente para lograr de ti un hombre de bien. —¿Un hombre de bien? —me burlé… mientras sentía la cama hundirse a mi lado. —Isabella es una buena chica. —Es la m*****a Medusa. —Ese vocabulario, Jameson… ¿Es tan difícil empezar de cero con esa niña? ¿Es tan difícil no hacerla sufrir? —Quizá sea ella la que me hace sufrir a mí. —Me senté en la cama—. Supongo que solo debo soportar trescientos sesenta y cinco días… —Si le pones empeño, a lo mejor te acostumbras. —Me regalarías algo para el dolor de cabeza, ¿por favor? —supliqué cambiando el tema. Nonna acarició mi cabello y luego buscó un par de píldoras en una de las gavetas. —Intenta no hacer enojar a tu padre, mi niño, tiene muchas cosas en su ba
Tyler Lo días siguientes a nuestra llegada, fueron tensos, la isla era un paraíso con sol ardiente y paisajes casi desérticos, con lugareños amables, un idioma propio bastante extraño y mujeres hermosas. Salía en el primer trasporte que me llevara a la isla grande y pasaba gran parte del día haciendo turismo, Curazao como tal no era muy grande, pero tenía un encanto especial; playas realmente deslumbrantes, restaurantes con comida exquisita y unos atardeceres mágicos, recorrí toda la isla en cuanto tour pude, todo para estar lejos de ella, aunque en ocasiones, cuando regresaba, la encontraba con un libro sobre una de las tumbonas de la terraza balcón, más de una vez compartimos espacio sin ladrarnos como dos perros y eso me hizo pensar que quizá podríamos sobrevivir un año completo, Isabella trajo una colección de bikinis que no dejaban nada a la imaginación y si alguna vez su cuerpo fue voluptuoso, ahora no había rastro de él, de hecho, la primera vez que vi a Isabella en traje d
Isabella —¡Hijo de puta! —grité una vez que él partió. Tenía el corazón desbocado, la ira y la excitación burbujeando en el interior de mi cuerpo, me negaba a sentir algo más por él que odio, pero sus besos, sus caricias… habían sido tan intensas, tan pasionales... tan... diferente. ¡No! Negué con la cabeza con fuerza. Estuve a solo un segundo de claudicar, ¡no podía hacerlo! Las imágenes de un pasado que aún dolía latieron nítidas en mi mente, haciendo que mi cuerpo sintiera frío. ¿En qué demonios estaba pensando? No podia volver a caer en sus mentiras, en su postura de niño bonito, en su cara de gigoló, no, aunque sus besos se sintieran distintos, aunque su intensidad fuera diferente Jameson Shields me habia destruido una vez y solo porque se lo permiti. esta .vez ya no tenia dieciseis años Me levanté de la cama y caminé hacia el baño mirándome en el espejo, tenía los labios rojos e hinchados, sacudiendo mi cabeza abrí el grifo y lavé mi rostro un segundo. el recuerdo de sus b
Isabella Quité una vez más mis lágrimas y volví al interior de la pequeña vivienda, ni siquiera sabía qué hora era en Nueva York, pero necesitaba escuchar su voz, mientras marcaba los números que me sabía de memoria solo podía pensar en que en un año todo habría acabado, que podía hacerlo por él. Por mí. Porque después de que esta pesadilla acabara, aún tendríamos un futuro juntos. —¿Hermana Alegria? —pregunté cuando ella contestó del otro lado de la línea. —Isabella, ¿te encuentras bien, niña? —A pesar de la distancia, podía escuchar la preocupación en su tono de voz. —Sí, estoy bien… soy consciente de que es tarde, pero necesito hablar con Darcy Sé que, a diferencia de los demás niños, aún está despierto, seguramente ayudando a la hermana Sol en la cocina. —Lo conoces muy bien, de hecho, acabo de mandarlo a dormir, ese niño se cree un hombre adulto. —Lo sé y reconozco que es una locura que lo ponga al teléfono a esta hora, pero estoy de luna de miel del otro lado del mundo...
Tyler Regresamos a la fiesta, la noche había caído y no vi a Isabella por ningún lado, tampoco es que estuviera buscándola. A medida que las horas pasaban, la juerga iba cobrando vida, el bar estaba lleno y dos chicos trabajaban a toda máquina junto con Ever. Joa me habló de su vida, de cómo encontró a su hermana y al que sería su esposo, la mañana en la que se llevaría a cabo su boda. Aunque sus ojos se humedecieron, no lloró, en cambio, terminamos nuestras bebidas y bailamos bachata, con Romeo Santos de fondo, no conocía al artista, pero ella se cantaba hasta el estribillo, mientras se movía bajo el sensual ritmo... Yo intentaba seguirle el paso, pero era casi imposible. Había visto a Isabella en tres ocasiones, siempre acompañada de un grupo de chicas. Pero cuando llegaba la media noche, la vi cerca de la playa con un tipo rubio de músculos y sonrisa de comercial de dentífrico. Ella sonreía mientras bailaban una canción de J Balvin... Muy juntos, demasiado juntos. El tipo se ace
Tyler Enfrentar a la reina del hielo y al despiadado padre de Jameson al tiempo, me estaba agotando, como me lo temía. Y apenas era el primer día. A pesar de todo, Isabella subió a la habitación conmigo, una que no había tocado desde que regresamos de nuestra luna de hiel. Pasé la peor noche de mi existencia, cerca de las tres de la mañana, me levanté de la cama y me fui al sofá, por lo que me dolía todo el cuerpo. La mañana siguiente, cuando abrí los ojos, tuve que volver a cerrarlos solo para esperar unos segundos. —Sé que te lo prometí, amor. —Isabella hablaba en susurros—. Lo sé, cielo, pero hoy no voy a poder… Cariño,... Amor, escúchame, las cosas no son así, Darcy yo te amo, cariño… —Su voz se quebró—. Estoy haciendo esto por los dos, pronto estaremos juntos… Está bien, desayunaremos juntos, amor, además, tengo lo que te prometí… —Silencio—. Te amo. Me mantuve inmóvil a pesar de que mi cuerpo estaba protestando, escuché el repiqueteo de sus tacones y luego salió de la hab
Tyler La habitación se sumió en silencio y cerré los ojos unos segundos antes de sentarme en la cama. Realmente necesitaba la tregua y para eso tenía que calmarme y solucionar todo de una buena vez. Ya estaba atrasado para llegar al baño de Mia, podía escuchar la respiración de Isabella ; así que, conté hasta diez y respiré un par de veces antes de levantar la mirada, a pesar de su pose defensiva, seguía en el mismo lugar. —Somos adultos, Isabella y ninguno de los dos quiere perder su patrimonio, ¿por qué en vez de estar mirando quién ladra más alto no hacemos esto más cómodo para los dos? —Si piensas que confiaré en ti, estás completamente equivocado, si crees que voy a entregarme de nuevo, estás soñando. Así que no confío en tu tregua y no dejaré de sentir lo que siento por ti, solo porque piensas que maduraste… —No puedes vivir en el pasado. Si no lo dejas ir, siempre vendrá y te morderá el trasero… Lamento lo que pasó, pero… —¿Tú lo lamentas? —me interrumpió—. ¡¿Tú?! —se burló