Tyler Regresamos a la fiesta, la noche había caído y no vi a Isabella por ningún lado, tampoco es que estuviera buscándola. A medida que las horas pasaban, la juerga iba cobrando vida, el bar estaba lleno y dos chicos trabajaban a toda máquina junto con Ever. Joa me habló de su vida, de cómo encontró a su hermana y al que sería su esposo, la mañana en la que se llevaría a cabo su boda. Aunque sus ojos se humedecieron, no lloró, en cambio, terminamos nuestras bebidas y bailamos bachata, con Romeo Santos de fondo, no conocía al artista, pero ella se cantaba hasta el estribillo, mientras se movía bajo el sensual ritmo... Yo intentaba seguirle el paso, pero era casi imposible. Había visto a Isabella en tres ocasiones, siempre acompañada de un grupo de chicas. Pero cuando llegaba la media noche, la vi cerca de la playa con un tipo rubio de músculos y sonrisa de comercial de dentífrico. Ella sonreía mientras bailaban una canción de J Balvin... Muy juntos, demasiado juntos. El tipo se ace
Tyler Enfrentar a la reina del hielo y al despiadado padre de Jameson al tiempo, me estaba agotando, como me lo temía. Y apenas era el primer día. A pesar de todo, Isabella subió a la habitación conmigo, una que no había tocado desde que regresamos de nuestra luna de hiel. Pasé la peor noche de mi existencia, cerca de las tres de la mañana, me levanté de la cama y me fui al sofá, por lo que me dolía todo el cuerpo. La mañana siguiente, cuando abrí los ojos, tuve que volver a cerrarlos solo para esperar unos segundos. —Sé que te lo prometí, amor. —Isabella hablaba en susurros—. Lo sé, cielo, pero hoy no voy a poder… Cariño,... Amor, escúchame, las cosas no son así, Darcy yo te amo, cariño… —Su voz se quebró—. Estoy haciendo esto por los dos, pronto estaremos juntos… Está bien, desayunaremos juntos, amor, además, tengo lo que te prometí… —Silencio—. Te amo. Me mantuve inmóvil a pesar de que mi cuerpo estaba protestando, escuché el repiqueteo de sus tacones y luego salió de la hab
Tyler La habitación se sumió en silencio y cerré los ojos unos segundos antes de sentarme en la cama. Realmente necesitaba la tregua y para eso tenía que calmarme y solucionar todo de una buena vez. Ya estaba atrasado para llegar al baño de Mia, podía escuchar la respiración de Isabella ; así que, conté hasta diez y respiré un par de veces antes de levantar la mirada, a pesar de su pose defensiva, seguía en el mismo lugar. —Somos adultos, Isabella y ninguno de los dos quiere perder su patrimonio, ¿por qué en vez de estar mirando quién ladra más alto no hacemos esto más cómodo para los dos? —Si piensas que confiaré en ti, estás completamente equivocado, si crees que voy a entregarme de nuevo, estás soñando. Así que no confío en tu tregua y no dejaré de sentir lo que siento por ti, solo porque piensas que maduraste… —No puedes vivir en el pasado. Si no lo dejas ir, siempre vendrá y te morderá el trasero… Lamento lo que pasó, pero… —¿Tú lo lamentas? —me interrumpió—. ¡¿Tú?! —se burló
Tyler —¡Y bien!? —exclamó ante mi completo mutismo, tengo que llamar a Isabella Stewart o vas a empezar a hablar —Megan… —¡Quiero la verdad! —explotó completamente enojada y conocia a mi hermana estando enojada escarbaria hasta hallar la verdad. —¡Ya te dije toda la verdad!—grité con exasperación. Ella negó con su cabeza antes de golpearme en el pecho con su pulgar. —Última vez que lo preguntaré… —mierda tenia la mirada determinante la que ponia mamá cuando necesitaba que fuese sincero—. ¿Quién demonios eres y qué has hecho con mi hermano? Me pasé la mano por el cabello, frustrado, porque no podía decirle la verdad por más que lo deseara, si esto salía mal, quería que mi hermana estuviera fuera de ello. —Megan —Megan ¡¿qué?! Estoy esperando, Tyler Anthony Brown. —Confía en mí… siempre has confiado en mí, ¿por qué ahora esta desconfianza sobre lo que hago cuando no estoy con ustedes? —Porque tú no confías en mí. Fue mi turno de negar con mi cabeza antes de señalar la habita
Tyler Llegué a casa después de las diez, tanto Megan como Mia estaban esperándome, el desayuno con el padre y la esposa de Shields fue silencioso y tenso, pero la sonrisa de mi niña, con la peluca azul de Lady Bug, hizo que toda la mala vibra que adquirí en lo que iba del día, desapareciera. Lo primero que hicimos fue parar en un McDonald’s para desayunar. Megan estaba callada y distraída, a diferencia de mi pequeñita, que no paraba de hablar mientras comía su torre de panqueques. Ajusté su cubrebocas una vez terminó de comer y pidió permiso para ir a los juegos. Tomé la mano de mi hermana cuando estuvimos solos, me dio una pequeña sonrisa y apretó mi mano sobre la mesa. Le daría su tiempo. Terminé de tomar mi café mientras veía a Mia deslizarse por el tobogán. Incluso, insistí a Megan esperar a que el horario de desayuno terminara y llevar unas hamburguesas para nuestro improvisado pícnic, pero ella quería ir al supermercado, por lo que obedecí y pasamos casi toda la mañana buscan
Isabella —Isabella… —Mi corazón se saltó un latido al escuchar el sonido de su voz… No, Dios mío, no… me estiré lentamente, girándome para encontrar a Jameson detrás de mí. ——Jam… Jameson… —Él parecía sorprendido, pero luego su mirada cambió, la chica me miró y luego a él. —¿Jameson? —dijo con sorpresa la mujer que hablaba unos minutos antes. —¡Papi, patos! —gritó la niña, tirando de él. —Tenemos que irnos… —murmuré, prácticamente arrastrando a Darcy. Caminamos cerca de cinco minutos antes de que mi hijo se detuviera. —Camina…. —Mamá, me estás lastimando… —Tiró de mi brazo, enfurruñándose. —¿¡Qué diablos pasa contigo?! —Lo tomé por ambos brazos—. ¡Sabes que no puedes llamarme mamá delante de extraños! —Pero eres mi mamá, tú eres mi mamá… ¿Por qué no puedo? —Zapateó el césped y tiró su helado—. Siempre es lo mismo, todos tienen mamá y papá y yo solo tengo una salida contigo cada domingo. —Estaba enojado—. No quiero que en la escuela sigan creyendo que eres mi hermana, eres mi
Tyler Conduje sin prisas, marcando cada tanto a Shields, pero no contestó. Tomé la vía que conducía a la mansión y accioné el mando a control para abrir la verja, pensando en la conversación que tendría con Isabella, necesitaba saber la verdad, o más bien confirmarla, ese niño Darcy, era sin duda hijo de Jameson Shields. estaba pensando en ello cuando la vi, ella caminaba abrazada a sí misma a un lado del sendero. Detuve el auto a su lado. —Sube... —le pedí, bajando la ventanilla. Ella siguió caminando—. ¡Demonios! Sube, Isabella, lo último que quiero hoy es que Domenico haga preguntas. Dio un suspiro frustrado, pero subió al auto sin decirme una palabra. —Necesitas un jodido coche, no deberías estar dependiendo del servicio público de la ciudad, comprendo que en casa de tu tio tenías un chofer, así que hablaré con Domenico y dispondré todo para que consigas cómo movilizarte eficazmente. —No necesito que hagas nada por mí, como tampoco necesito un coche, hay suficientes taxis en
Tyler Tenía que acabar, tenía que contarle a Isabella, ser sincero. Ella vio a Mia y solo había que echarle una mirada a mi pequeña para saber que algo no estaba bien, las lágrimas escocieron en mis ojos por mi niña, porque ni ella, ni yo, ni Isabella… merecíamos vivir con la zozobra que lo hacíamos. ella lo entendería, tenía un hijo, me entendería si le decía que hice todo esto por Mia, que solo era un padre desesperado. Fijé mi mirada al frente, hacia la nada, hacia la cerca que dividía la casa de Domenico Shields con algún otro millonario de la ciudad que seguramente, estaba igual de podrido. Escuché el césped crujir detrás de mí, antes de sentir un abrazo. Por un minuto ninguno de los dos dijo nada. Nadie sabe cuánto necesita un abrazo hasta que finalmente alguien se lo da. Palmeé las manos gruesas de Nonna y luego me giré para observarla. —¿Por qué tan pensativo, mi niño? —inquirió preocupada—. ¿Sucede algo? —Negué con mi cabeza—. Escuché gritos de la habitación de tu espos