Tyler. Tomé la servilleta secando el Chianti de mi rostro. «Déjala ir Tyler, déjala ir, es lo que Jameson Shields haría…». Pasé ambas manos por mi cabello, entre frustrado y conmocionado. ¡Joder con Isabella Stewart! Conté hasta tres, intentando volver a mí mismo. Sacando al pedazo de m****a que era Jameson, de mi sistema, una parte de mi conciencia me repetía que la dejara ir, la otra me suplicaba que fuera por ella y, por más que estuviera personificando a Jameson, en mi interior era Tyler y Tyler fue educado para cuidar de las mujeres, saqué un par de billetes de la cartera, lo suficiente para cubrir la comida y la propina de nuestro mesero, antes de salir del reservado y del local. Isabella caminaba por toda la acera, afortunadamente, trajeron el auto rápidamente, me subí al Ferrari y mientras conducía hacia ella, me dije mentalmente, que no me disculpara porque Shields no lo haría, pero la llevaría a su casa, aunque fuese lo último que hiciera. —Sube… —Su cuerpo completo se e
Tyler Desperté con mi pequeña niña metida entre mis costillas, respiré profundamente y volví a cerrar los ojos, no sabía exactamente qué hora era, tampoco me importaba, por primera vez en lo que parecía mucho tiempo, me tomaba una noche libre, una noche para mí y para mi hija y no sabía lo mucho que lo necesitaba hasta que me metí con ella a la cama y juntos oramos al ángel de la guarda. El tratamiento de Mia empezó según lo previsto, ella no necesitaba estar permanentemente en el hospital siempre y cuando no presentara una crisis o infección que requiriera internarla, solo tendría que pasar algunos días de la semana en el hospital, un día antes y un día después de su sesión, cada dos semanas, y mantener extremos cuidados de higiene que ya manteniamos debido a su condición, hubiese preferido poder estar todo el día en cama con ella, pero Domenico me tenia completamente bajo su custodia estaba en la empresa todo el tiempo que tenia libre, al parecer Jameson simplemente había pasado d
Tyler Rima se despidió tres horas después, había elegido tres pelucas para Mia, una de ellas era corta, Megan respondió que esa no le gustó, después le envié una fabricada con lana, que ayudaría para cuando llegara el invierno. Estaba entretenido hablando con mi hermana, cuando Isabella me quitó el celular, dejándolo sobre la mesa. —¿Podrías al menos fingir que esto te importa? —Finjo que me importa… —Me acerqué a ella—. Nunca más vuelvas a quitarme el celular, Gatito, o te juro que te arrancaré la mano. —Había empezado a llamarla Gatito desde hacia un par de semanas, por la manera en como ella intentaba ser un leon cuando discutia conmigo, apesar que me gustaba más lo de Reina del Hielo, así que ese apodo era solo para mí. —Tengo cita con tu abogado en media hora. —No dije nada—. ¿A qué horas pasarás por mí esta noche? —Joder, olvidé la fiesta en casa del senador Markle. —Ocho treinta. —Me levanté de la silla. —¿Te irás?—preguntó asombrada. —Viniste sola, Isabella… no creo qu
Tyler El estilista tocó mi puerta media hora después de que Nonna saliera de la habitación, mientras estuve solo, llamé a Megan y hablé con Mia, pidiéndole que obedeciera a su tía mientras yo estaba fuera, a mi hermana no le gustó la idea de que tuviera que salir de Nueva York, pero la tranquilicé, diciéndole que mi jefe me requería y lo mucho que necesitaba el trabajo. Saldría de la ciudad con Isabella esta misma noche, apesar de que ella me había dejado en claro que no deseaba un viaje de luna de miel, me impuse e iríamos por cinco días, a una de las islas que fue parte de las llamadas Antillas Holandesas. Mientras el estilista perfilaba mi peinado y otro hombre se encargaba de barnizar mis uñas, no pude dejar de pensar cómo sería la convivencia entre Isabella y yo, una vez estuviéramos lejos de todos. Domenico insistió en regalarnos la jodida luna de miel, así que, dudaba que tuviésemos habitaciones separadas. Cuando los hombres terminaron de acicalarme, salieron de la habitació
Tyler. —Sonrie, se supone que eres una novia feliz. Mantuve el tono de mi voz bajo, para que nadie más que ella me escuchara y luego nos giré hacia los invitados. Domenico fue el primero en acercarse a mí, su sonrisa rivalisaba con cualeuiqer metal precioso deslizó sus brazos alrededor de mi cuerpo en un abrazo tensó, después abrazó a Isabella que parecía haber recuperado el hielo en sus ojos. Lo siguiente que supe fue que me vi separado de ella mientras hombres de negocios me felicitaban por mi matrimonio. La fiesta empezó rápidamente en la parte del jardín dispuesta para ello, estaba terminando de hablar con uno de los accionistas de los socios de la empresa, cuando Domenico se acercó palmeando mi espalda. Hablamos de un par de negocios antes de que mi padre despachara disimuladamente al hombre. —¿Dónde está tu esposa, hijo? —Arqueé una ceja, perdí de vista a Gatito desde que el notario nos declaró marido y mujer. —Debe estar por ahí. —Tienen que hacer su primer baile jun
Tyler. La puerta se abrió y miré a Nonna entrar a la habitación y caminó hasta quedar al pie de la cama. —Te están esperando abajo. —Pues, que sigan esperando —musité sin convicción. —Te crie para algo mejor que esto, para ser un buen chico, no quiero creer que todo mi amor no fue suficiente para lograr de ti un hombre de bien. —¿Un hombre de bien? —me burlé… mientras sentía la cama hundirse a mi lado. —Isabella es una buena chica. —Es la m*****a Medusa. —Ese vocabulario, Jameson… ¿Es tan difícil empezar de cero con esa niña? ¿Es tan difícil no hacerla sufrir? —Quizá sea ella la que me hace sufrir a mí. —Me senté en la cama—. Supongo que solo debo soportar trescientos sesenta y cinco días… —Si le pones empeño, a lo mejor te acostumbras. —Me regalarías algo para el dolor de cabeza, ¿por favor? —supliqué cambiando el tema. Nonna acarició mi cabello y luego buscó un par de píldoras en una de las gavetas. —Intenta no hacer enojar a tu padre, mi niño, tiene muchas cosas en su ba
Tyler Lo días siguientes a nuestra llegada, fueron tensos, la isla era un paraíso con sol ardiente y paisajes casi desérticos, con lugareños amables, un idioma propio bastante extraño y mujeres hermosas. Salía en el primer trasporte que me llevara a la isla grande y pasaba gran parte del día haciendo turismo, Curazao como tal no era muy grande, pero tenía un encanto especial; playas realmente deslumbrantes, restaurantes con comida exquisita y unos atardeceres mágicos, recorrí toda la isla en cuanto tour pude, todo para estar lejos de ella, aunque en ocasiones, cuando regresaba, la encontraba con un libro sobre una de las tumbonas de la terraza balcón, más de una vez compartimos espacio sin ladrarnos como dos perros y eso me hizo pensar que quizá podríamos sobrevivir un año completo, Isabella trajo una colección de bikinis que no dejaban nada a la imaginación y si alguna vez su cuerpo fue voluptuoso, ahora no había rastro de él, de hecho, la primera vez que vi a Isabella en traje d
Isabella —¡Hijo de puta! —grité una vez que él partió. Tenía el corazón desbocado, la ira y la excitación burbujeando en el interior de mi cuerpo, me negaba a sentir algo más por él que odio, pero sus besos, sus caricias… habían sido tan intensas, tan pasionales... tan... diferente. ¡No! Negué con la cabeza con fuerza. Estuve a solo un segundo de claudicar, ¡no podía hacerlo! Las imágenes de un pasado que aún dolía latieron nítidas en mi mente, haciendo que mi cuerpo sintiera frío. ¿En qué demonios estaba pensando? No podia volver a caer en sus mentiras, en su postura de niño bonito, en su cara de gigoló, no, aunque sus besos se sintieran distintos, aunque su intensidad fuera diferente Jameson Shields me habia destruido una vez y solo porque se lo permiti. esta .vez ya no tenia dieciseis años Me levanté de la cama y caminé hacia el baño mirándome en el espejo, tenía los labios rojos e hinchados, sacudiendo mi cabeza abrí el grifo y lavé mi rostro un segundo. el recuerdo de sus b