Capitulo 28. El perdón

Damián al día siguiente de haberse embriagado hasta no poder más, se levantó con un dolor de cabeza tan fuerte, que parecían clavarle pequeños golpes con martillos en la cien.

Se levanta de la cama muy desorientado y se desliza hasta la cocina por un vaso de agua. Ahí se encuentra a Tania sirviendole un poco de sopa.

—Buenos días, dormilón— irónicamente.

—¿Buenos? Son terribles.— quejándose por el dolor de cabeza.

—Eso pasa cuando bebes tanto alcohol como si tuvieras veinte recién cumplidos. Ya no estás tan joven— le coloca la sopa en la barra de la cocina.

Damián toma asiento.

—¿Dónde está Axel?— sentándose en la barra para comer la sopa.

—Se fue a hacerte un mercado decente, ¿Cómo es posible que en esa nevera de más de diez mil dólares solo tengas agua y cerveza?— burlandose.

Damián guardó silencio, por dentro está avergonzado. Solo le daba pequeños sorbos a la sopa.

—Escucha, te diré esto porque eres el mejor amigo de mi futuro esposo y creo que seremos mucho más que familia dentr
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