Damián sale de la habitación al escuchar muchas risas y emoción en la sala, observa a Tania y a Axel abrazándose luego de la propuesta.—¿En serio?— sorprendido.—Hermano, lamento usar tu cocina— se excusa con sarcasmo Axel.—Pense que sería más romántico— en medio de risas.—¿Ah sí?— cuestionó Tania.—Lo iba a ser, pero alguien decidió tener un accidente horrible.Todos rieron a carcajadas.—Me alegro mucho por ustedes, chicos— confiesa Damián.—Y a mi me alegra verte fuera de esa habitación, ¿Quieres salir a cenar con nosotros?— ofreció Tania.—Si, hermano. Hueles a muerto y te ves demacrado— afirma Axel.—¡No tienen que ser cruel, ya me voy a bañar!Damián se marcha a su habitación para acomodarse, Axel y Tania se celebran que Damián decidió salir con ellos.Salieron a celebrar el compromiso de Axel y Tania en un restaurante, aunque Damián trataba de verse feliz por sus amigos y disfrutar el momento, no podía evitar sentirse mal por el abandono de Amaranta. Sentía que le faltaba su
Damián sentía que caminaba con lentitud, que cada paso era tan difícil de dar. Cómo si el tiempo estuviese en cámara lenta. Al llegar a la oficina tomo asiento y quedó en total silencio, pensando en aquella revista.Su teléfono comenzó a sonar con mensajes de texto de Axel, también había visto la revista.El padre de Damián se acerca a la oficina y le indica que ya la reunión empezó, lo están esperando.Damián va directamente a la sala de juntas, cuando al entrar queda perplejo por ver a una persona que no esperaba ver ahí sentada; su ex novia Rebecca.«¿Qué hace ella aquí?» pensó Damián mientras tomaba asiento sin quitarle la mirada de encima por el asombro.Se veía diferente, ya no era rubia, ahora tenía el cabello rojo y usaba gafas, pero estaba más que seguro que era Rebecca.Damián dió su discurso, explicando su accidente y su recuperación, agradeciéndole a todos por estar preocupados, pero que ya hoy comenzaba los proceso de construcción de nuevos hoteles en las Vegas, Los Ange
UNA SEMANA DESPUÉS...Amaranta se miraba en el espejo, como el vestido ajustado con un corset le moldeaba la figura que ya tenía. También tenía una larga abertura que dejaba ver la pierna derecha de Amaranta. Eran órdenes del futuro marido; Artur Berenice, que aquel vestido de bodas sea particularmente sexy. —Me veo como una zorra— murmura Amaranta, mientras Elena le acomoda el cabello con el velo.—No se diga así, está hermosa— dándole los últimos retoques.Llorar ya no valía la pena, lo había hecho todos estos días que se mantuvo a la espera de ser salvada por Damián. Quizá le está tomando más tiempo de lo normal dar con ella. No piensa creer que quizá el se rindió con su amor y se creyó el cuento de "querer dejarlo" así sin más.Amaranta parecía un zombie; muerta en vida. Volvió a dejar de comer, volvió a dejar de sonreír, nada tenía sentido y no planeaba fingir una sonrisa en la boda. Nadie podría obligarla a eso.Sentía que su propio cuerpo no le pertenecía. No lo hacía desde q
Amaranta empuñó el cuchillo y lo apunto hacia el frente esperando a que Arthur abriese la puerta, no se iba a permitir ser víctima de otro abuso por parte de él y si tenía que luchar hasta la muerte lo haría. Arthur llega con calma hasta la puerta y la fuerza hasta lograr abrirla encontrándose con amaranta asustada y apuntándolo con un cuchillo. —¿Qué estás haciendo?—burlándose de ella. —No des un paso más o esto terminará en tu garganta—amenazó Amaranta. —¿En serio crees que puedes conmigo?—continuaba mofándose. —No des un paso más—alterada —Cariño, soy mucho más alto que tú, y probablemente más fuerte que tú, no quieras retarme.—respondió sin remordimiento mientras se acercaba poco a poco a ella. Amaranta retrocedió hasta chocar contra la pared y entender que ya no hay a donde más correr.—Baja eso. No seas ridícula—quedandose en su sitio.La mirada de Amaranta no era como la de siempre; una mujer deprimida y sin animos de nada, ahora parecía un tigre en posición de ataque, d
Damián al día siguiente de haberse embriagado hasta no poder más, se levantó con un dolor de cabeza tan fuerte, que parecían clavarle pequeños golpes con martillos en la cien.Se levanta de la cama muy desorientado y se desliza hasta la cocina por un vaso de agua. Ahí se encuentra a Tania sirviendole un poco de sopa.—Buenos días, dormilón— irónicamente.—¿Buenos? Son terribles.— quejándose por el dolor de cabeza.—Eso pasa cuando bebes tanto alcohol como si tuvieras veinte recién cumplidos. Ya no estás tan joven— le coloca la sopa en la barra de la cocina.Damián toma asiento.—¿Dónde está Axel?— sentándose en la barra para comer la sopa.—Se fue a hacerte un mercado decente, ¿Cómo es posible que en esa nevera de más de diez mil dólares solo tengas agua y cerveza?— burlandose.Damián guardó silencio, por dentro está avergonzado. Solo le daba pequeños sorbos a la sopa.—Escucha, te diré esto porque eres el mejor amigo de mi futuro esposo y creo que seremos mucho más que familia dentr
—Mejor no hablemos de cosas del pasado,— admite Rebecca—Te ves mejor ahora. Tu rostro se ve más...—¿Qué?— a la defensiva—¿Se ve más que?Rebecca suelta una carcajada.—No lo digo en mal sentido, te ves muy bien.— se acaricia el cabello.—Gracias, supongo.— inquieto.—¿Qué pasó cuando tuviste el accidente? Y persona lo directa de mi pregunta.Damián dudo si contarle la verdadera razón o solo contarle una excusa. Lo mismo que saben todos; solo fue un accidente... Rebecca había sido su novia durante cinco años, había un nivel de confianza sin embargo cuando Rebeca decidió ponerle los cuernos ya toda confianza que existía se había eliminado por completo. Así que decidió contarle la historia genérica que conocen todos.—solo estuve en el momento y lugar equivocado —¿En serio? Porque desde que te conozco sé que eres un buen conductor. —sí bueno, la culpa fue del otro conductor.—comprendo me alegra que estés vivo.—¿Y eso que volviste?— cuestiona Damián.Rebeca comienza a explicarle el
Rebeca y Damián llegan al bar lujoso y piden un par de cervezas para empezar, también intenta no arruinarle el momento a Rebeca ya que aunque entre ellos un pasado muy triste aún la considera una buena amiga. Sin embargo Rebeca solo planeaba emborracharlo un poco para empezar a coquetear con él como tenía planeado. Luego de un par de preguntas para ya no hacer tan incómodo el encuentro Rebeca le confiesa algo. —En realidad me gustaría confesarte algo— da un sorbo a su bebida.Damián la observa con curiosidad.—Me gustó verte.—¿Eso era todo?— con una sonrisa burlona en su cara.—¿Qué? ¿Qué tiene?— confundida.—Pensé que diría un secreto muy oscuro o algo así —en medio de risas. —Bueno, ese para mí es un secreto muy oscuro. —¿Que yo te parezca atractivo? Ese no es un secreto Rebeca todas lo saben.— suelta una carcajada. —Bueno, si has cambiado un poco tal vez, ahora eres más narcisista por lo que veo.— bebe mientras lo mira fijamente.—No, sabes que bromeo.—en medio de risas—Tú ta
Amaranta llevaba una vida monótona, aburrida y automática.Solo se encargaba de sonreír para las fotos en las reuniones de Artur, y fingir que todo estaba bien. Aún le tenían prohibido tener teléfono, laptop y sus documentos para evitar que escape.Sin embargo ella actuaba como si ya nada de eso le importara. Logrando convencer a su padre de que ella había superado de una vez por todas a Damián. Cuando la realidad es que nunca lo haría.Estos dos años que amaranta ha vivido en el matrimonio con Arthur han sido de una completa monotonía y vacío emocional.Lo único que agradeció fue que al vivir así como si nada le importase su padre notó que ya había superado a Damián. Así que un día la visita sorpresa y ella muy desconcertada finge naturalidad en su actitud. Como si nada hubiese pasado entre ellos.—¿Papá? Que sorpresa.—Tenia tiempo sin verte...—Casi ocho meses—afirma con una sonrisa en su boca.—he estado ocupado con unos negocios...—tranquilo no debes explicar nada de eso padre.