Me fui lo más rápido que pude para que Diego no notara mi dirección, estoy tan apenada, ¿Feliz? Nerviosa, conmocionada... No sé que nombre tiene este manojo de sentimientos dentro de mi, el corazón me está latiendo tan fuerte, lo puedo sentir en mis oídos, el zumbido del viento mientras corro a toda velocidad hasta la calle donde se supone que Julia esta vendiendo las frutas.Me detengo al verla justo en frente de ella, dejando salir todo el aire contenido. Ella me clava su mirada interrogativa.—¿Estás bien?— pregunta colocando su mano en mi hombro.—si... Si—jadeo—, estoy seleccionada.Ella no puede creer lo que acabo de decirle.—¡¿Qué?!— me grita—¡Quede seleccionada!— suelto con más claridad.Me siento de un solo golpe en la acera, intentando recobrar el aire y normalizar mi respiración.Ella se sienta justo al lado de mi y no para de mirarme con su estúpida y deslumbrante sonrisa.—¿Qué
Salí del baño con agua tibia, el perfecto baño para relajar todos mis tensos músculos; toda esta situación me tenía estresado en el mejor sentido. Solo faltaba contárselo a mi amada esposa, la cual por cierto aún no ha llegado.Me coloco la toalla alrededor de mi cadera para cubrir mi parte inferior, dejando descubierto mi pecho.Caminé hasta la mesa de noche donde tengo mi teléfono, al chequearlo me doy cuenta que Regina no me ha devuelto las llamadas, ni ha respondido mis mensajes.Justo en ese momento cuando la intento llamar de nuevo escucho que alguien entra a mi habitación, es ella.—¿Dónde estabas amor?— pregunté preocupado.—ah, lo siento amor—hace una breve pausa, me abraza—es que me distraje un poco con unas hermosas tiendas de cosas para bebés, fue difícil resistirme.Me dió mucha ternura verla en ese plan.—Oww, amor. Me hubieses dicho, me encantaría acompañarte a hacer esas compras.—no co
Tanto Diego y Regina como Martina se estaban acomodando con nervios antes de la dicha reunión.Los nervios de Regina se debían a qué no contaba con el jugoso pago que se le haría a Martina, ante sus ojos es injusto porque ese dinero debería ser destinado a sus bolsillos, a un viaje, a joyas y autos para ella, no para una desconocida que llegaba de la nada y tomaba dinero de su esposo. Estaba considerando llevar ella misma el embarazo, pero el miedo de arruinar su hermoso cuerpo se apoderaba de ella.Era mejor continuar con esto, algo se le ocurrirá para que las cosas no salgan justo como Diego quiere.Diego solo estaba nervioso por el resultado del test de embarazo, si, es muy pronto para pensar en eso; pero Diego es una persona futurista, siempre visualizando todo a futuro, ya deseaba sentir el vientre inflado con su bebé dentro de Martina, oír el latido del corazón, esas cosas lo ponían ansioso, más de lo usual. No paraba de tener una sonrisa d
—¡No puedo creerlo! Flor esto es horrible— grita exaltada y estresada Regina mientras que camina por toda la habitación.Flor se le queda mirando con burla, sentada en su enorme cama Queen con sábanas de seda fina. Acariciando las almohadas rellenas con plumas.—Regi... No es para tanto.Se detiene en su lugar y la mira con desagrado.—¿N-no es para tanto?...—pega un grito—¡AAAAAAA!Flor se tapa los odios con ambas manos.—cien mil dólares no es demasiado... ¿A caso sabes lo terrible que es el embarazo?— interroga Flor.Regina se queda viéndola mientras visualiza a alguna mujer embarazada.—se te llenan las piernas de muchísima grasa y estrías, también en la panza, a parte de que se estira como si una piel de cerdo fuese forzada a lucir plana... Vomitar, vomitar todo siempre. Es terrible estar embarazada.—es cierto...— agradece que no eres tú quien hará esas cosas.Regina s
Martina luego de un par de minutos sin noticias decide ir al baño rápidamente, necesitaba lavarse un poco la cara.—ve, tranquila, yo me quedo aquí pendiente si llega algún doctor.— dice Julia.Martina le agradece y se marcha rápidamente.Luego de un par de segundos aparece Diego. Buscando con la mirada algún rostro conocido.Julia corre hasta su dirección para explicarle.—muchas gracias por venir, señor Diego...—¿Martina está bien?— pregunta preocupado, mirando alrededor.—si, ella está en el baño, por favor le pido que no le diga que yo te escribí, se molestaría muchísimo conmigo y yo solo quiero ayudarla.— no te preocupes, no diré nada. Gracias por avisarme, ¿Qué es lo que pasa?—es su madre, tiene una enfermedad horrible... Por falta de dinero no la a podido medicar como se debe.—yo estoy aquí para ayudarla con lo que ella necesite. No tenía idea de que su madre estuviese enfe
Una vez en el hospital, Martina, Diego y Julia buscaron al doctor que atendía a la mamá de Martina, para entregarle las cosas que pidió. El doctor los encuentra y les pregunta si trajeron todo. —si, aquí están sus cosas, ¿Será posible verla?— pregunta Martina con muchas ansias. —solo un par de minutos, ella se mantiene bajo tratamiento y quizás esté un poco adormecida.— advierte el doctor enseñándoles con su dedo índice en que habitación se encuentra. Martina le agradece y se van a la habitación. Una habitación cómoda, amplia, con ventanales grandes que daban una entrada de luz natural muy hermosa, cortinas blancas para dar un aire a paz, unos pequeños muebles para poder tomar asiento y la camilla se veía muy cómoda y acolchada. Definitivamente Martina estaba más tranquila al notar la comodidad de la habitación, incluso tenía un baño privado para ella. —es una hermosa habitación
Damián Treviño había salido con una gran sonrisa en su rostro de la oficina de su padre. Por fin había recibido la gran noticia de que la cadena de hoteles sería heredada hacia su único primogénito; Damián.El anuncio oficial saldrá mañana a todos los socios y empleados de la cadena de hoteles, para que así, el padre de Damián, el señor Santos Treviño con sus casi setenta y dos años pueda jubilarse en paz y hacer lo que siempre quiso; navegar en barcos por todo el continente. Afuera del edificio se encuentra su mejor amigo Axel, lo esperaba recostado de su auto último modelo, con los brazos cruzados y mirada intimidante. —Hermano— advierte Damián con sus brazos extendidos.—Hermano— responde Axel, extendiendo sus manos.Ambos se abrazan y se dan palmadas en la espalda.—¿Ya eres el nuevo dueño?— pregunta Axel.—Ya soy el nuevo dueño, hermano.Ambos chocan las manos y hacen su saludo habitual de cuando eran niños, darse las palmas, chocar puños y luego chasquear sus dedos.—Esto hay
Amaranta llevaba tacones de aguja, lo que hacía se le dificultara caminar y más aún estando ebria.Damián la detuvo y se arrodilló frente a ella para quitarle con cuidado los tacones y cargarla en brazos hasta la limosina de él.Él le indica al chófer que los lleve al hotel más grande y costoso de la ciudad.Amaranta observa por la ventana intentando no arrepentirse de su decisión.—¿Pasa algo? — cuestionó Damián, algo preocupado.—No, nada— vuelve a sonreírle.— ¿A dónde me llevas?—A un lugar que me gustaba mucho cuando era niño— confiesa.—Oh, ¿Vamos a un parque de diversiones? Ambos soltaron una carcajada.—¿Siempre eres así de graciosa?—Solo cuando estoy ebria— lo toma de la corbata y vuelven a besarse, tan apasionadamente que cayeron al suelo de la limosina, Damián la rodeo con sus brazos y Amaranta deslizaba su mano por su abdomen, queriendo desabrochar el pantalón.Damián la detuvo.—Ya llegamos.Volvió a tomar a Amaranta cargada en sus brazos y entraron al hotel.—¿Un hotel?