LINDA.Lanzó el móvil y al ver que Rafael ha colgado no puedo hacerle esto a Jarrell después de lo que él ha hecho por mí, no puedo, pero si no lo hago no veré a Estrellita nunca más.Odio mi vida y la vida que me tocó, siempre en miseria, viviendo de la caridad de los demás, no quiero eso, quiero ser algo más no depender de absolutamente nadie.Miró el frasco y las instrucciones de la nota, la vuelvo a leer.Para que vuelvas a estar con nuestra hija deberás envenenar al hombre que dice ser tu pareja, «debes vertir tres gotas del contenido de este envase en una de las comidas» el antídoto te lo daré después de verlo agonizando en un hospital.Se que eso no es cierto, conozco a Rafael y él no se va arriesgar a que Jarrell lo encuentre.Quiero recuperar a mi hija, pero no dañando al hombre que amo y a él que me ama verdaderamente. Odio a Rafael, lo odio con toda mi alma.No se que hacer, ambos caminos me llevarán a perder a alguien y no quiero perder a ninguno de los dos. Por más que lo
LINDA. —Mi hija, ¿qué va pasar con ella si me encierras?—Debiste pensar en ella antes de atentar contra la vida del hombre que supuestamente amas y según es tú mate —gruñe Amanda. —deberían darte el peor castigo por matar al beta.—¡Lárgate de aquí Amanda! —le grita Waylon.—Yo no fui la que mató a tú hermano, si me hubieran escuchado nada de esto estuviera pasando, todo esto es culpa de la supuesta mate del Beta.—¡O te callas o yo mismo me encargaré de callarte! Tú eliges.—Lo siento alfa, no volverá a pasar.—Llevensela, quiero dos custodios cerca de ella.—No por favor déjame estar al lado de Jarrell, te lo pidió Waylon por favor.—Maldita sea Linda atentas contra su vida y quieres estar con él, una pareja no hace eso —mira a los dos hombres que están a mi lado. —que parte de llevársela no entendieron, refundanlan en un calabazo —me mira con enojo.—No, no por favor —sin importar mi clemencia Waylon, me hace caso.No digo más nada porque se que eso no me ayudara en nada, de qué
NARRADOR OMNISCIENTE. Una gran sonrisa se le dibujó en los labios al hombre.—¿Dónde está ella? —preguntó con impaciencia.—Dónde debe estar —Respondieron al otro lado de la línea la mujer.—No estoy para juegos —dijo el hombre más alterado.—Ve por ella y llevatela lejos, junto con la criatura. No la quiero ver más nunca —ordenó la mujer al otro lado.—Ubícate, yo no sigo tus ordenes —gruñó aquel hombre.—A tu mujer se la llevaron, la encerraron, está acusada de matar al beta.—Maldita sea manda por ella ya que la saquen de ahí —le dijo el hombre al otro hombre que se encontraba escuchando la conversación.—No es fácil entrar a la manada, una cosa es cruzar sus perímetros, y otra es entrar a la misma manada —le respondió.—Me quieres decir que ella se quedara encerrada, no, yo mismo voy a ir por ella.—Ve, corre tu riesgo, pero yo no sacrificaré más de mis hombres —dijo el otro hombre con enojo.—Vine hasta aquí para llevarla conmigo y lo haré —gruñó el hombre con ojos rojos.—A pes
Miro a mi alrededor no sé a dónde he quedado, no conozco esta parte del bosque, pero tal vez Diana si.—A dónde estamos Diana, guíame.—Volemos debemos buscar la energía de Estrellita.—Estás segura qué está aquí.—Sí, su conexión me trajo hasta aquí. Ahora solo debo buscar su luz para que me lleve al lugar exacto.Nos inclinamos y colocamos las manos en el suelo, unas líneas de energía se trazan por todos lados y en ambas direcciones.—Esto nos llevará a Estrellita ¿verdad?—Sí, solo una línea debe quedar, la cual nos llevará a ella.Mi corazón se alegra al escuchar eso, ya quiero abrazarla, llenar su rostro de besos, estar con ella.Algunas de las líneas van desapareciendo de pronto solo quedan tres.—¿Cual de las tres es?—Espera un momento, deja que la magia haga su trabajo.Estoy ansiosa quiero ver a mi Estrellita, abrazarla, hacerle cosquillas, sentir su dulce aroma, escuchar su voz.Dos líneas desaparecen y solo queda una, mi corazón salta de alegría.—Es esa ¿verdad?—Sí.Desp
LINDA. —Sí lo dejé, además de dejarlo marcarme me entregue a él, es mi pareja de vida, mi destinado.—No, no —dice histérico, me mira a los ojos. —yo borraré cada rastro de ese hombre y pondré mi marca sobre su marca, tú eres mía, yo te escogí para que seas mi mujer —me mira de arriba abajo. —Te preparé por varios años para poner mi marca en tu cuello y reclamarte como mía y de la noche a la mañana aparece ese perro y le das todo de ti, eres mía Linda, ¡mía! —gruñe cada palabra, sus ojos se ponen rojos.—No soy tuya ni de nadie —me pega a su cuerpo.—Siempre te fui leal Linda, nunca miré a otra mujer porque a la única mujer que quiero eres tú.—Querer Rafael, siempre me humillaste me trataste peor que una basura, has hecho de mi vida un caos, un infierno, no quiero que Estrellita, viva en medio de todo está basura de vida que me diste.—Fui así contigo porque necesitaba que fueras fuerte, mi naturaleza no me permite ser romántico y mucho menos amoroso.—Ya no importa Rafael solo quie
LINDA.—No te atrevas ponerle un dedo encima —la piel se me eriza al escuchar su voz, mi corazón salta de alegría, giró la cabeza hacia él. —Estás bien amor —asiento.—¡Oh! Mira quien se atrevió dar la cara, que se siente ser traicionado por la mujer que según amas. —No sé dímelo tú, yo no he sido traicionado por la mujer que amo. Sabía cada movimiento que ella daba y no solo eso, ella me habló de tus planes y lo cobarde que fuiste —miró a Jarrell quien se para junto a mí.—Yo no hablo de ella, sino de esa mujer que está ahí tirada con el cuello roto —miró el cuerpo de Amanda, pero de inmediato quitó mi mirada.—Esa mujer no es nada mío.—¿Dónde tienes a Estrellita? —digo mirando a Rafael.—Descuida mi vida, pronto estarás con ella, solo déjame acabar con este perro domesticado —aprieto mis manos.—Diana.—Lo sé.La luz brillante envuelve mi cuerpo desde los pies hasta la cabeza, unas mariposas doradas vuelan a mi alrededor, las alas se extienden a lo largo de mi espalda, en mi cabez
JARRELL. Subí al auto y conduje hasta la dirección que me dio Waylon, al llegar le dije a Maxwell y a Waylon que se quedaran atrás, no quiero que Linda, ni Estrellita salgan lastimadas. Camino buscando el olor de Linda hasta que doy con él. —Está vez mataremos a ese perro rastrero. “—Sí Darek, está vez no quedará vivo. —No sabes las ganas que tengo de arrancarle el cuello. Corro a toda velocidad hasta llegar a donde ellos están. Rafael trata de acercarse a Linda. —No te atrevas ponerle un dedo encima —digo al estar cerca de ellos. —Estás bien amor —asiente. Rafael se mofa al verme, no puedo evitar ver a Linda, parece que haya pasado una década desde la última vez que la vi. Se convierte en la hada para luego despedirse de mí, no quiero que vaya sola, pero se que tiene su lucha también, no ella si no la hada. Vuela hacia no se donde, pero supongo que está siguiendo el rastro de Estrellita. —Es hora de acabar con esto domesticado. —No lo hubiera dicho mejor píca
LINDA. El corazón se me estruja al ver la condición de Rafael, a pesar de todo el mal que él me hizo fue él único que me ayudó cuando estaba sola, tal vez por eso se aprovechó de mi vulnerabilidad y de mis necesidades, pero es el que me tendió la mano. Además es el padre de mi hija, un mal padre, pero es su padre. —Diana, permíteme por favor. —Estás segura. —Sí. —Está bien. Tomó el control y en mi forma humana, miro a Jarrell y a Rafael, sus cuerpos están lastimados aunque el de Rafael se ve mucho más golpeado. Jarrell, empieza golpearlo sin piedad, cierro mis ojos para no ver… Al abrirlos Jarrell se gira hacia mí, da unos cuantos pasos y sin pensarlo quedó corriendo hacia él. Lo beso para sentir que está aquí, lo abrazó para sentir su calor, el latir de su corazón me reconforta de gran manera. Se disculpa conmigo, pero no quiero que se disculpe, lo único que quiero es irme y olvidar todo esto. —Li..n..da a..mo..r —gimotea Rafael. Miro a Jarrell, no voy a negar que quier