Llevamos ya tres semanas en la búsqueda. Alan, Nialla y yo nos encontramos en la parte sur del continente americano, mientras que Nicolás, Niall y Sky se encargan de la zona norte. A pesar de las distancias que nos separan, la comunicación entre nosotros se mantiene, y con cada día que pasa, siento que la misión avanza, aunque los desafíos crecen.Hasta ahora, hemos encontrado unos quince ángeles, que han sido teletransportados al jardín. Allí, Mary, Belle y Will, tres hechiceros antiguos y de confianza de los originales, se encargan de recibirlos. Ellos asignan cabañas y los entrenan para lo que está por venir. Todo parece estar marchando con cierta normalidad. Sabemos que el tiempo está de nuestra parte, aunque no podemos evitar sentir la presión de lo desconocido. Nadie sabe con certeza a qué nos enfrentamos, pero existe una seguridad en el aire, un presentimiento que nos impulsa a seguir adelante. Tal vez sea confianza, tal vez algo más, pero estoy decidida a no dejar que nos tiem
Finalmente, después de cuatro largos meses de incansables búsquedas, regresamos al Jardín. La misión había sido ardua, pero habíamos logrado lo que nos habíamos propuesto: todos los ángeles reencarnados habían sido encontrados. 458 en total. Era un número que no esperaba, pero estaba convencida de que todo lo que habíamos hecho valdría la pena. Cada uno de ellos estaba al tanto de lo que realmente eran, y aunque al principio todo parecía abrumador, no había habido grandes problemas. Ellos estaban siendo entrenados, aprendiendo a dominar sus poderes y sus alas, y lo hacían con una facilidad sorprendente.Lo más increíble era cómo la simple palabra "remember" les hacía recordar al instante su vida pasada. Esa pequeña palabra, con todo su peso histórico, les devolvía la memoria de lo que habían sido y, de alguna manera, les facilitaba los entrenamientos. Sus avances eran tan evidentes que no podía evitar sentirme orgullosa de cada uno de ellos. Lo más sorprendente de todo era que había m
—¡Hey! —gritó una voz desde atrás, interrumpiendo mi momento de calma.—¡Nico! —respondí, volteando rápidamente, y corrí hacia él. Pero algo me detuvo en seco. Vi que su mano estaba entrelazada con la de una chica de cabello negro. Mi corazón dio un vuelco, pero no pude mostrarlo. No podía permitirme que la angustia se notara.—Te presento a Annie, un ángel que encontré —dijo Nico con una sonrisa.La chica me miró, y de inmediato hizo una reverencia.—Hola, un gusto, reina Celesty —dijo, y yo sonreí con amabilidad, pero no pude evitar una sensación de celos recorrerme el pecho.Era extraño. No había sido un amor verdadero, pero aún así, la presencia de ella me hizo sentir incómoda. Sin embargo, me obligué a sonreír y responder.—¡Oh, no, no! Nada de formalismos —dije, restando importancia a la situación—. El gusto es mío. Soy Celesty.Mientras observaba la interacción entre ellos, mi mente seguía viajando a las palabras de Ángela. El amor, ese amor tan complicado, tan intenso, estaba
LUCA BRANDWOLFHan pasado meses. Cuatro largos y tortuosos meses, de esos que parecen durar una eternidad. He estado entrenando sin descanso, empujando mis límites hasta el punto de que ni yo mismo reconozco el cuerpo en el que estoy. Los músculos, las cicatrices, todo. Todo me grita que me estoy convirtiendo en alguien que ni siquiera yo podría haber imaginado hace tan solo un tiempo. Pero, ¿de qué sirve todo esto? ¿De qué sirve haberme transformado en algo que ni yo mismo puedo creer, si lo único que quiero es ella?La soledad me consume. Cada día que pasa, el peso de la ausencia de Celesty se hace más insoportable. He tratado de llenar ese vacío, he tenido citas, como cualquier hombre lo haría, pero… nunca pasa de una noche, una noche sin alma, sin significado. Las chicas lo saben, lo aceptan. Pero ni ellas, ni nadie, puede llenar el abismo que dejó Celesty en mi pecho. No es que busque superarla. No quiero, ni puedo. Nadie en este maldito mundo puede siquiera acercarse a lo que el
CELESTY SCHIFFMANNo puedo creer lo que he hecho, le he besado, le he besado a Luca. ¿En que estaba pensando? ¿que hace Él aquí?—Yo...—musitó—No se que me pasó que reaccione así...—No te preocupes ¿vale?—me responde—Me encantó.—Yo...—repito—Estoy demasiado anonadada.—¿Sorpresa?—bromea.—Es que no me lo esperaba...—admito—Dijiste que tenías problemas con los hechiceros..—Los tengo..pero pudieron más mis ganas de verte—admite y mi corazón se acelera de una manera inexplicable.—Te amo...—articulo y me lanzó a sus brazos nuevamente.—Te amo mucho más pequeña—dice mientras acaricia mi cabello.—¿Luca?—escuchó a Alan.—¿Papá?—responde Luca y entiendo. Me separo de él y lo dejo hablar tranquilamente con su padre.Niall y Nialla me miraban con sus ojos demasiado abiertos, podrían salirse de su eje en cualquier momento. Camino hasta ellos y les sonrió tiernamente. —¿Quién es él? ¿Por que le has besado? ¿Por que te abrazo? ¿Que tiene que ver ese masculino contigo?—inquiere Niall.—¿Así q
CELESTY SCHIFMANEl momento está por llegar. Mañana será la batalla. Siento un nudo en la garganta y mis nervios están a flor de piel. ¿Qué sucederá mañana? Todo es posible, y me temo que lo que venga será aterrador. Todos estamos entrenando, planeando, investigando desde muy temprano. Alan está preocupado, decaído y distante. Sé que estas fechas le traen recuerdos dolorosos. En tiempos como este, él se encontraba escondido, mientras su amada Ángela luchaba y dejaba su vida en la batalla. Debe ser muy fuerte para él, pero no logro comprenderlo completamente, no he pasado por algo tan desgarrador. Nicolás también está distante y cortante, aunque lo entiendo perfectamente. No debe ser fácil para él lidiar con esta situación. Me siento mal, porque sé que lo lastimé profundamente. Puedo sentir su dolor, como si fuera el mío.¿Está mal pensar en tu felicidad antes que en la de los demás? No lo creo. ¿Quién piensa en tu felicidad, después de todo? Exacto, nadie.Nialla está más feliz que nu
Regresé a la mansión, debía estar allí para evitar sospechas, mis manos derechas me cubrían, ante todos estaba solventando los problemas de uno de los condados del estado. Al llegar a la mansión solté un gran suspiró, subí hasta mi habitación y me duché, necesitaba relajar mis músculos, sentía un gran peso encima y debía liberarlo. Salí del cuarto de baño y me vestí, ropa lo suficientemente cómoda para poder descansar lo suficiente. Baje por un vaso de leche y recibir las noticias y comunicados que me hayan dejado en mi ausencia. Llegue al salón principal y camine hasta la cocina, me serví mi vaso y lo bebí sin detenerme hasta vaciarlo. Salí de la cocina y fui a mi despacho donde me esperaban mis dos manos derechas Derek y Ashton. Entre y ellos estaban apoyados en mi sofá.—¿Que hay?—saludó Derek.—¿Todo bien?—preguntó Ashton—Parece que te hubiese pasado por encima una manada de elefantes. —reímos—¿De que me he perdido?—respondí.—No mucho..—respondió Derek—Sólo unos cuantos descont
LUCA BRANDWOLFSemanas después.Finalmente, la batalla terminó. Los lobos lucharon hasta el último suspiro, pero nada pudieron hacer, se desmoronaron, se extinguieron... El triunfo que alguna vez fue suyo, hace siglos, se deshizo como polvo en el viento. Los ángeles lo lograron, erradicaron finalmente a toda mi raza, todos, excepto yo. ¿Qué será de mí? No lo sé. Supongo que, por ser aliado de ellos, me dejarán con vida... ¿O quizás me condenen también? La duda me corroe.Algunos ángeles y hechiceros están heridos, murieron pocos, y aunque me siento aliviado por ello, esa paz me quema por dentro. Agradezco en mi alma que no haya sido peor, pero no puedo dejar de sentirme culpable. Soy un traidor a mi propia especie, pero, ¿qué haría uno cuando lo que se tiene frente a los ojos son criaturas tan puras, tan inocentes? Los lobos, demonios… esas son las verdaderas bestias, los monstruos de esta tierra. Quizá, si el destino es bondadoso, tal vez en el futuro se reconstruyan, pero con un cor