AmandaLa aurora se desplegaba en el horizonte, tiñendo el cielo de tonos rosados y anaranjados. Sin embargo, la belleza del amanecer contrastaba con la tensión que reinaba en la manada. La guerra se acercaba, y mañana sería el día decisivo.Los guerreros lobos, fuertes y orgullosos, se movían con determinación y precisión. Ajustaban sus garras afiladas, comprobaban su armamento y se preparaban para el enfrentamiento. Sus ojos brillaban con una mezcla de ansiedad y resolución. Su motivación era palpable, y su determinación inquebrantable.En un rincón del campamento, los omegas practicaban arquería con precisión y concentración, su responsabilidad era proteger a los niños y ancianos que se quedaban en la manada. A pesar de su valentía, el miedo comenzaba a hacer acto de presencia. Sus manos temblaban ligeramente al tensar las cuerdas de sus arcos, pero su determinación no flaqueaba.-¿Estás bien, hermano?- Preguntó uno de ellos, notando el temblor.-Sí, estoy listo.- Respondió el otro
EmmaMe quedé petrificada ante las palabras de Amanda, como si un rayo hubiera iluminado mi alma. Una tormenta de emociones se desató dentro de mí, pero no lograba entender bien cuáles eran. Mi mente era un laberinto de recuerdos y sentimientos entrelazados. La voz de Amanda y Gema se desvaneció en el fondo, convirtiéndose en un murmullo lejano que se perdía en la niebla de mi confusión. Me levanté, como impulsada por una fuerza invisible, y me dirigí a la cocina, buscando un momento de calma.Me senté, intentando aclarar mis pensamientos. Amanda me acercó un vaso de agua, pero me negué con un gesto de mano. Levanté la cabeza y dije con voz apenas audible:-Lo siento... pero ahora no. Necesito estar sola y pensar.-Me puse de pie y me encaminé hacia la puerta, necesitaba escapar del caos emocional que sentía que me estaba ahogando.-Te acompaño.- Dijo Gema, su voz llena de preocupación.Pero sacudí la cabeza, necesitando un momento de soledad-Necesito estar sola, por favor.- Insistí,
AlexanderLa noche había caído sobre la manada, envolviendo las calles en un manto de sombras. El aire estaba cargado de emociones, los llantos y las despedidas se escuchaban como susurros desgarradores. El reloj marcaba la cuenta regresiva, solo una hora nos separaba de enfrentar un futuro incierto.Los preparativos estaban completos. Habíamos organizado refugios seguros para los que se quedaban en la manada, estaban abastecidos con agua y comida suficiente para sobrevivir durante nuestra ausencia. En la frontera del territorio, los lobos omegas, fuertes y valientes, tomarían posiciones, armados y vigilantes, listos para defender nuestro hogar de cualquier amenaza que pudiera surgir. Además, los brujos habían conjurado poderosos hechizos de defensa, una barrera mágica que protegería a todos los que se quedaban.Me dirigí a la casa de Emma acompañado de Marcos. Al llegar, encontré un grupo de personas reunidas en el salón, las "chicas del río" como Emma las llamaba, estaban abrazándol
JacobEl rey del norte llegó antes de lo calculado, era una posibilidad que habíamos previsto. Como también, habíamos considerado que las manadas enemigas del sur se unirían al rey, antes de que nos dividieramos y así fue.Al ver al ejército llegar, nuestros guerreros rápidamente se posicionaron en filas, listos para enfrentarlos.Un hombre robusto de cabello negro y piel trigueña hizo una señal con la mano. Varios de sus guerreros arrojaron objetos hacia nosotros. Mi cuerpo se congeló, varias cabezas rodaron en nuestra dirección, no tardé en reconocer que les pertenecían a los guerreros espías que Killian y yo habíamos enviado a la manada Blue Luna.La risa del hombre, que no tardé en darme cuenta que se trataba del supuesto rey, se escuchó en todo el campo de batalla. Me enfureció.En ese momento, una figura emergió de las sombras, envuelta en una capa roja que ocultaba su rostro. Con un gesto dramático, levantó sus brazos hacia el cielo y, en un abrir y cerrar de ojos, el sol radia
Nota: El punto de vista de Alexander contiene descripciones violentas que pueden ser perturbadoras para algunos lectores. Puedes saltarte este capítulo si lo deseas y continuar con el próximo.--------------------------------------------------Elías (Rey del Norte)Cuando la luz disipó la oscuridad, no pude evitar sonreír. La loba bendecida por la diosa estaba presente, por fin hoy será su sacrificio y yo obtendré el poder del oscuro.Visualicé a la loba en lo alto de la montaña, pero no estaba sola; estaba protegida. Llevará un tiempo llegar a ella. Sin embargo, Morgan, el brujo, le había enviado a los asquerosos lobos pícaros para eliminar a los lobos que estaban con ella.-¿Por qué no te unes a la batalla?- Preguntó Morgan.-¿Por qué lo haría? Mis guerreros acabarán pronto con esto.- Respondí.Pero poco tiempo después, tuve que tragarme mis palabras. En el aire se sentía la energía lunar, y podía visualizar la energía vibrante de los escudos que ella les brindó a sus guerreros, imp
>--------------------------------------------Narrador(minutos antes)La mirada de Emma reflejaba un terror absoluto. Su cuerpo temblaba al ver a su compañero tendido en el suelo, atrapado por un velo oscuro casi imperceptible a simple vista, pero lo suficientemente fuerte como para bloquear su escudo de protección.Kira no podía contener los sollozos, llamando desesperada a Dago. Iker, por su parte, observaba la escena con una atención casi hipnótica. La caída inesperada de Alexander lo había dejado atónito; su alfa, famoso por salir invicto de innumerables batallas,
Narrador(Dentro en una cueva oculta en el bosque petrificado.)Morgan, el brujo oscuro, se apoyaba con desdén en una gran roca, los brazos cruzados y la mirada fija en el rey del norte, que estaba encadenado al otro extremo de la cueva. La luz tenue apenas lo iluminaba mientras comenzaba a recobrar la conciencia.Confusión y rabia se reflejaron en los ojos del rey al percatarse de su situación. Forcejeó con desesperación, tratando de liberarse de las cadenas que lo mantenían inmovil, pero sus esfuerzos fueron inútiles.Entonces, una risa macabra rompió el silencio en la cueva, resonando en cada rincón como un eco siniestro.-No te esfuerces.- Dijo Morgan, acercándose con pasos pausados y una sonrisa satisfecha -Esas cadenas son de plata, y no hay fuerza en ti que pueda romperlas.-El rey lo miró con una mezcla de furia y confusión -¿Qué carajos estás haciendo, Morgan?.- Luego exigió: ¡Suéltame ahora!-Morgan se detuvo frente a él, su sonrisa burlona ampliándose mientras sus ojos oscu
EmmaCuando volví a abrir los ojos, lo primero que vi fueron los rostros preocupados de Miller y Ethan. Sus expresiones estaban cargadas de alivio, pero también de inquietud.-¿Cómo te sientes?- Preguntó Miller con voz suave mientras me ayudaba a incorporarme.-Estoy bien.- Respondí, aunque mi mano se dirigió instintivamente a mi rostro húmedo.*¿Estás bien? ¿De verdad? ¿Por qué lloras? ¿Sabías que hasta hace un momento brillabas? ¿Te duele algo? ¡Dime la verdad!* La voz de Bran resonaba en mi cabeza.Fruncí el ceño y miré a Miller con exasperación. Mientras me frotaba la sien, me quejé: -¿Tu lobo nunca se calla?-Miller antes de que pudiera responder, Ethan soltó una carcajada.-Parece que Bran sigue siendo tan ruidoso como siempre.- Comentó con una sonrisa divertida.Pero Bran seguía parloteando en mi mente como si no hubiera escuchado nada.En ese momento, el brujo mayor entró a la habitación. Antes de que pudiera decir una palabra, lo enfrenté directamente:-¿Por qué él quiere a Al