Mis ojos siguen sin poder creerlo, Vera, ella está aquí, con ese hermoso vestido de lentejuelas verde esmeralda que se le ve increíble y ese abrigo corto color negro que la hacer ver muy elegante. Su cabello esta recogido para arriba y trae maquillaje sencillo pero muy ad hoc a la ocasión, es la combinación perfecta entre Vera y Candela.
— ¿Eres tú la de la puerta hace rato?
— No— Me dice sonriente — Pero si había una chica buscando tu casa y puede que le haya dado otra dirección — Y se muerde los labios cómo si acabara de hacer una travesura— Espero en verdad que no haya sido alguien muy importante para ti.<
—¿Y te ha gustado? — Me pregunta ella mientras terminamos de comer todo lo que hemos pedido.—Completamente, no cabe duda que si es uno de los mejores restaurantes de comida italiana.—¿Viniste a ver si aquí estaba, cierto?— Y se ríe ligeramente.—Claro que vine, tenía que hacerlo, era la última acción que podía hacer para saber algo de ti, nunca me doy por vencido cuando sé que estoy en lo correcto y creo que ahora que regresaste podríamos, ya sabes... —No, no lo sé. —Contesta sonriendo.—¿Por qué
[Vera](Dos meses después)—¿Diga?— Contesto mi móvil mientras camino por el aeropuerto directo al taxi que me llevará hacia mi piso.—Sabes, últimamente he estado leyendo datos curiosos "inútiles" y se ven bastante interesantes.— Escucho a Javier al otro lado del móvil.—Adictivos ¿cierto?—Respondo entre risas.—Bastante, sabías que los gatos se saludan rozando sus narices.&mda
Mientras voy para allá, él me platica su recorrido y me describe las calles de una manera tan graciosa que me mata de risa todo el camino, el conductor debe de pensar que estoy loca. Él me mata de risa y aunque no le quiero decir nada, eso le está dando puntos en esto que queremos empezar.—Dime que ya casi llegas.— Insiste.—No lo sé, porque tu le dijiste la dirección al chofer no a mi.— Le corrijo.—¡Sí! Ya casi llegamos.— Habla en alto el chofer haciéndome reír.—Bueno, ya escuchaste, pronto llegaré.— Le comunico.<
[Vera]—Abre la maldita puerta de una vez.— Me dice Javier mientras me besa el cuello y yo trato de meter la llave al cerrojo y abrir mi piso.—Si me dejas de besar tal vez lo haga más fácil.—Le digo y cuando por fin logro hacerlo la puerta de abre inmediatamente y ambos entramos rápidamente al lugar.Apenas me da tiempo de aventar las llaves al sillón cuando Javier ya me tenía de la cintura, devorándome y comiéndome la boca a besos apasionados y desesper
No sabré decir si fue el destino el que nos juntó a Javier y a mi, sigo averiguándolo, pero debo admitir que la conexión y la química que tenemos entre los dos es única y se puede palpar no sólo a la hora del sexo, si no también cuando nuestras miradas se cruzan. Es algo inexplicable que me mantiene atenta esperando a lo siguiente que pueda suceder.Mientras estamos acostados sobre la cama, cansados y desnudos, pensando en todo lo que ha pasado hasta ahora, no puedo dejar de observarlo. Cuando era Candela pasaba mucho rato viendo su mirada, su sonrisa, la forma en que me tocaba y disfrutando sus besos; ahora toda mi atención se concentra en su físico.Lo admito, Javier es increíblemente guapo, nada que ver con el chiquillo delgado y tímido que se paseaba por las playas. Ahora, todo eso desapareci&oac
(Una semana después)¿Es posible que extrañe a Javier? Desde la última vez que lo vi, hace una semana, no nos hemos vuelto a ver y debo confesar que por un motivo me molesta un poco. Sé que pusimos las reglas del "juego" y que todo iría poco a poco, pero tampoco es para que no sepa de él en una semana.Mientras escucho a mi paciente que está sentado en frente de mí en el sillón, no puedo dejar de pensar si Javier me llamará esta noche o no.— ¿Entendió?— Escucho que me preguntan.—¿Y cómo te sientes al respecto? — Respondo la pregunta que salva a todos los terapeutas cuando dejaron de poner atención.—¡Ah! Esa es una buena pregunta ..— Contin&u
Puede que sea muy buena en esto de la terapia y el sexo, pero cuando se trata del amor, soy bastante idiota, o al menos eso es lo que yo pienso. Todos tenemos algo que esconder, o un equipaje que cargar, el mío dice "relación pasada", algo que no he logrado superar y que me hizo cambiar mi punto de vista sobre el amor muy rápido y que he seguido dogmáticamente desde ese entonces.Debo confesar, que me encantaba ser alguien como Candela, el disfrutar la situación sin ataduras y sin tener que dar explicaciones a nadie, pero, de pronto apareció Javier y todo eso que yo pensaba enterrado en mi pecho, desapareció. No puedo creer que ese niño de mi infancia que yo había perdido hace muchos años, ahora me esté abriendo de nuevo la puerta de su piso y me sonría de oreja a oreja mientras entro.
Ayer fui totalmente una idiota. Salí corriendo como un perro herido dejando a Javier completamente confundido y con razón. Él no entiende nada de lo que está pasando y yo tampoco me he dado la oportunidad de explicárselo, pero a veces siento que es tan complicado que no sé cómo expresarlo.Aún así, el momento de decirlo está llegando porque no puedo mantener esto en misterio y tratar de comenzar algo con él.Mi paciente habla, trato de prestar atención pero de nuevo mi mente está con Javier, en la expresión de su rostro, en la mirada de confusión, en su propuesta, esa que de nuevo trajo a la Vera de hace tiempo atrás ante sus ojos e hizo que su seguridad se fuera por los suelos.-Qué idiota.- Mu