Ayer fui totalmente una idiota. Salí corriendo como un perro herido dejando a Javier completamente confundido y con razón. Él no entiende nada de lo que está pasando y yo tampoco me he dado la oportunidad de explicárselo, pero a veces siento que es tan complicado que no sé cómo expresarlo. Aún así, el momento de decirlo está llegando porque no puedo mantener esto en misterio y tratar de comenzar algo con él.
Mi paciente habla, trato de prestar atención pero de nuevo mi mente está con Javier, en la expresión de su rostro, en la mirada de confusión, en su propuesta, esa que de nuevo trajo a la Vera de hace tiempo atrás ante sus ojos e hizo que su seguridad se fuera por los suelos.
-Qué idiota.- Mu
Una hora, un lugar, una sola indicación, eso fue lo que se acordó después de la cita que tuvimos en mi consultorio así que ahora me encuentro sola, en este cuarto de hotel que será nuestro territorio neutro para este encuentro que sé, alterará todos nuestros sentidos.Salgo de la ducha, me envuelvo en la toalla. Camino hacia la habitación y luego camino hacia la cama para tomar un conjunto de lencería que he comprado exactamente para esta ocasión, me quito la toalla y me lo pongo. Me veo frente al espejo y sonrío, se ve hermoso sobre mi piel, tomo el albornoz que corona todo el conjunto y lo amarro lentamente sobre mi cintura, siento la tela suave sobre mi piel que sólo con recorrerla me hace sentir sensual.
Mi cuerpo cae cuidadosamente sobre ella y él inmediatamente se posa sobre mi, mientras que con sus brazos me mueve un poco más al centro para que ambos quedemos totalmente arriba de ella — no tienes idea como te deseo.— Me dice agitado para después hundirse de nuevo en mi cuello — Te necesito tanto.Mis manos comienza a recorrer poco a poco la línea de su espalda mientras sus besos me vuelven loca. Nuestras pieles han pasado de ser tibias a quemarse en una hoguera que hemos creado a base de besos y caricias que lo queman todo. Parezco un tímido papel en medio del fuego y su perfecta manera de tocarme me deshace completamente.—¿Tú también me deseas?— Me pregunta Javier al oído.—Sí, sí te deseo, lo hago como nunca hab&ia
—Vera ¿te puedo preguntar algo?—Dime.— Contesto bajito.—¿De dónde sacaste los datos que según tú son inútiles? — Me pregunta Javier al oído mientras yacemos desnudos y recostados sobre la cama viéndonos de frente.—Del consultorio de mi madre, ella es dentista ¿recuerdas? Antes de que se dedicara al restaurante tenía un consultorio en el centro de la ciudad. Yo, salía de la escuela directo para allá porque después de ahí nos íbamos a casa a cenar. Cuando terminaba de hacer mi tarea, tomaba las revistas, éstas de lectura leve para esperar en un consultorio y había una sección que se llamaba "Datos inÚtiles
Los pacientes que atiendo siempre me dan una cátedra increíble sobre el amor. Como sexologa las personas pensarán que simplemente hablo de eso o trato eso en mis sesiones, pero no es así. La mayoría menciona la palabra amor tantas veces como le es posible, quieren resolver su problema para sentirse plenos con la persona que aman y eso se traduce a amor.Hay unos que llegan con el pensamiento de encontrar a la persona ideal, lo describen físicamente como si fuera un ideal sacado de las películas o de las series que ven. Después viene la parte de la personalidad y ahí es donde se hace la diferencia de lo que es una “pareja ideal”. Que sea bueno con su madre, que no lo sea tanto, que sea caballeroso, me abra la puerta, que me deje ser libre, que sepa que no dependo de nadie y cuando llega la parte sexual, ahí es donde uno saca s
Javier y yo vamos directo al enorme ventanal para poder ver la ciudad. Él me abraza por detrás y me da un beso sobre el cabello que me hace sonrojar. No cabe duda que este hombre es uno de los más atentos y románticos que he conocido en mi vida.—Cuando salí hoy de la última junta, jamás pensé que terminaría mi día aquí.— Confiesa.— En la cima del mundo.—Es bonito ¿cierto? Me encantaba quedarme aquí por horas observando el sol ponerse y dar paso a la noche. Para mí, es ese tipo de sensación de cierre que le das al día, como si te despidieras de todo lo que viviste durante esas horas de sol y al meterse éste supieras que todo está por reiniciarse. Sale el sol, se mete el sol, cada día e
Entonces así comenzó “esto” con Javier, y lo digo así porque no sé que tipo de etiqueta ponerle aún. No puedo creer que ese pequeño crush de la infancia haya regresado a mi vida sin que yo lo esperara, y lo haya hecho pisando fuerte.Debo confesar que yo soy muy mala para el romance, nunca he sido una persona que se pudiese llamar romántica, ya que siempre he sido directa y me gusta ir al punto. Sin embargo, ahora con Javier estoy en esta etapa de aprender, descubrir, redescubrirme, autoreflexionar y sobre todo dejarme llevar, moviendo en mi sentimientos y sensaciones que jamás pensé viviría y sentiría.Se supone que para el noviazgo perfecto con resultados positivos se deben seguir siete etapas dentro de una relaci&oac
Javier Montenegro, trabaja en la industria musical pero en el área de la música de concierto o clásica como le llaman algunos. Su trabajo básicamente es buscar nuevos talentos, hacer audiciones, firmarlos y de ahí canalizarlos con las personas correspondientes que se encargarán de su carrera, por eso viaja mucho y por todo el mundo yendo a competencias, concursos, clases magistrales y hasta conciertos en las universidades como tipo Juilliard, el conservatorio de París, Guildhall School of music entre otras. Él se codea con los grandes del medio ya que son los que le llaman para que vea a sus estudiantes. Esta vez, estamos en un recital de fin de semestre de una pequeña y reconocida academia de música donde uno de sus contactos le comentó que había un talento escondido y según me comentó esos son sus favoritos.
Después de la increíble audición que la joven hizo para Javier y de haber cerrado el trato que le cambió la vida, nos despedimos de ellos para entonces dar paso al resto del día, uno en el que solamente disfrutaríamos Javier y yo aunque lo vivimos entre más juntas, comidas de socios entre otras cosas. Al final, él sugirió que fuéramos a cenar a uno de sus restaurantes favoritos en la ciudad, que al parecer era el más escondido de todo Madrid.—Después de usted, señorita Moretti.— Habla animado mientras abre la puerta y me deja pasar.Entro seguido de él y tomando su mano nos vamos a una de las mesas más alejadas del restaurante, al parecer no quiere que nadie nos moleste y debo admitir que eso me agrada bastante. Javier jala