Capítulo 9

—¿Y qué tal tu primer día, querido? —indagó Claudine—. Intuyo que por la carita que tienes, te fue muy bien.

—Ni te imaginas, amiga. Me sentí tan... no sé cómo explicarlo.

—Te sentiste como un pececito dentro del agua —completó la rubia.

—Exacto. Toda mi vida estuve esperando por este momento. Entrenar en la escuela que fundó  mi padre es tan... ¡alucinante! ¡Joder! ¡Mola mogollón!

—¿Te aseguraste que nadie sospechara de ti?

—Casi meto la pata con Rafael, pero supe cómo lidiar con eso.

—¡Oh por Dios! ¿Qu&eac

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