Capítulo 3

   Roko llega a Colombia y lo primero que hace es visitar unos de sus lugares favoritos; El prostíbulo Sex and Money. Tiene claro que es em favorito del lugar. Que si manda a sacar a los demás clientes, se le obedece. Si se quiere acostar con todas las prostitutas se lenpermite sin rechistar.

—Yabo, aquí estoy —dice abriendo sus brazos mientras se acerca al dueño del lugar. —¿Qué me guardaste, aparte de  de zorras? —pregunta Roko.

—Yo entero Roko, yo entero —dice abrazándolo.

   Roko pasa y observa el lugar de arriba abajo, de izquierda a derecha. 

Está mejor y muy diferente a la última vez que allí estuvo hace dos años.

—Cuanto ha crecido tu negocio Yabo —dice mirando el lugar.

—Si, ha crecido mucho, hay muchas más chicas —dice con una sonrisa.

—Me alegro mucho, mi negocio también ha crecido, ahora tengo a mi hijo Jared trabajando conmigo —dice Roko.

—Que bien. Siempre tan innovador.  Vengan, vayamos a la zona del bar VIP—dice mirando a cada uno de los 12 hombres con los que anda Roko.

   Roko parece ser Jesús, siempre anda rodeado de hombres, a quienes le suelen decir los Discípulos, por ser 12 en su totalidad.

   Pasan a la zona del bar y allí están las chicas esperando muy ansiosas. Los demás clientes solo los ven pasar con recelo,  porque saben que las chicas serán para ese tal Roko y sus discípulos. 

Algunos clientes lo miran con desprecio por acaparar toda la atención de las chicas, otros con admiración.. 

—Diabla, pero tu si estás hermosa —dice mirándola de arriba a bajo.  Se acerca a ella y se le come la boca por unos segundos 

—¡Ay gracias papi! —dice mientras acariciaba su pecho.

   Roko quita las manos de la Diabla y se queda mirando a Linda muy concentrado. Se dirige a ella y apartar un mechón de su cabello y la mira.

-Eres hermosa —dice entre susurros —¿Cómo te llamas? —pregunta sonriendo.

-Linda —dice mirando la Diabla que está ardiendo de rabia —Gracias señor —dice Linda asintiendo con la cabeza.

—¡Que empiece la fiesta! —dice Yabo  destapando una champán.

   Todos se van a celebrar, las mujeres a bailar y elegir cual será su pelotero para el juego de béisbol.

[...]

   El presidente está en su habitación quitándose la chaqueta  y su esposa Roccio se acerca ayudarlo. Él anda algo olvidado de su hija, en cambio ella no. Pero eso no quita que él tenga que protegerla más de lo que ya está. 

—Amor, ¿Qué tienes? estás algo distraído.

—Pensando en la reunión que tengo mañana con los demás presidente de otros países.

—Bueno amor, tienes que relajarte. Bajemos a cenar, Sophia espera por nosotros. 

Los señores bajan a cenar y se sientan a la mesa.

—¿Cómo estás preciosa? —pregunta su padre llevando el tenedor a su boca.

—Como siempre padre —dice jugando con la cuchara —Oye padre, mañana Cristina y yo iremos a la nueva tienda. 

—No mi amor, no puedes ir —dice sin quitar la mirada del plato.

—¿Perdón, qué? —dice con el ceño fruncido —Padre, no te pedí permiso, sólo te avisé. 

—Me avisaste,  pero tu aviso no es captado, así que tu no irás a ningún lado. 

—Mi amor, deja  que Sophia salga un momento, además no estará sola —dice la señora para calmar la tempestad.

-No irá. No, no y no. —grita dando un golpe en la mesa que los espanta a todos.

—Padre, tengo 18 malditos años, porto una jodía identidad ¿y tú me estás diciendo a mi; que no voy a ir a ningún lado? —levanta la voz.

—Sophia sientate y calmate. 

—No, no me voy a calmar,  si tu crees que soy una de esas personas que tienes trabajando allí contigo, estás equivocado. No tengo que hacer lo que tu quieras. ¡Soy mayor! —dice con las manos levantadas y  alejándose la mesa.

—Sophia regresa a la mesa —dice el  padre en un tono muy elevado.

—No volveré y punto, y cuidado si uno de ustedes me sigue, maricas —le dice a sus guardaespaldas con su dedo acosador.

—Amor déjala, ya se le pasará.

El papá da un golpe en la mesa, pero Sophia no se inmuta.

—¿Por qué la defiendes? —pregunta enojado levantándose de la mesa y dejándola con la palabra en la boca. 

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