La cena estuvo genial. Puedo ver a todo el mundo mirándonos, mirando a Cara. Es su primera aparición pública de verdad y, tal y como esperaba, mi madre la ha rodeado de lobos rancios para asegurarse de que se siente cómoda. He estado yendo y viniendo hablando con los demás en la mesa mientras mantenía mi atención en Cara y sus conversaciones. Estoy listo para intervenir si empieza a sentirse abrumada. Cuando pregunta dónde están los baños, le indico dónde están. Sé que necesita un minuto para reagruparse.

No pierdo de vista por dónde ha ido. Si tarda demasiado en volver, voy a ver cómo está. Quiero que sea una experiencia positiva, que repita conmigo todos los días. Es importante para la manada y, si va a ser mi Luna, tiene que sentirse cómoda formando parte del gran grupo.

Como estoy tan atento, veo a Sheila escabullirse hacia los baños. ¡Ay, no!

Me levanto y me dirijo a defender lo que sea que piensa decirle a mi chica. Esto no va a suceder. Sheila ha doblado una esquina y no me v