¿Cumplirán su palabra....??? lo dudo, y ustedes?
Capítulo 50 —No va a pasar nadaNarrador:El tan esperado viernes, al fin llegó. El reloj sobre la cómoda marcaba las 19:47. Desirée cerró la cremallera del bolso con un movimiento rápido y lo dejó sobre la cama. Se quedó unos segundos de pie, en silencio, con los brazos cruzados, mirando la maleta como si tuviera que convencerse, una vez más, de que esto realmente estaba por pasar. Respiró hondo.Nada en ella gritaba entusiasmo, ni curiosidad. Solo esa mezcla de incomodidad, rabia reprimida y control emocional. Se había prometido que no iba a temblar. Que no iba a mostrarse débil. Que podía hacer esto y salir ilesa.El móvil vibró sobre la mesa de noche. Ella lo miró de reojo, sin apurarse. Lo tomó, desbloqueó la pantalla, y leyó el mensaje que acababa de llegar:#Idiota para Desirée“Estoy saliendo. Te envío la ubicación. Te espero allí. No demores, la comida se enfría.”Desirée soltó una exhalación lenta, apenas un suspiro. No sabía si quería reír o lanzar el teléfono contra la pare
Capítulo 51 —Finalmente había llegado...Narrador:Cédric giró por el camino de tierra que se abría entre los árboles y descendía suavemente hacia la finca. Las ruedas del coche apenas hacían ruido sobre la grava. El sol ya se había ocultado del todo, y la penumbra del atardecer se había convertido en una oscuridad amable, recortada por las luces bajas que delineaban la entrada.La finca era suya. Un lugar que no solía compartir con nadie; ni con colegas, ni con conocidos. Ni Charlotte sabía siquiera que ese lugar existía. Era su refugio, su santuario. Y esa noche, por primera vez, lo abría para alguien, pero no un alguien cualquiera, lo abría para ella.Detuvo el coche frente a la entrada principal, bajó sin prisa y cerró la puerta con cuidado. Llevaba su bolso colgado del hombro y una botella de vino en la mano. La camisa perfectamente abotonada hasta 3 botones antes de llegar al cuello, las mangas aún sin arremangar. Todo en él era orden, contención, control… pero por dentro el cora
Capítulo 52 —Mi refugioNarrador:El coche avanzó con lentitud por el sendero curvado de tierra, iluminando los árboles a cada lado con sus faros. El motor se apagó justo frente a la casa, y por un segundo, solo quedó el sonido del viento entre las ramas y el fuego crepitando a lo lejos dentro de la chimenea.Cédric se acercó sin apuro, con las manos aún en los bolsillos y el corazón palpitándole como si no tuviera ningún entrenamiento para disimular. Se detuvo junto a la puerta del chofer, la abrió con un gesto natural, como si no estuviera al borde de la respiración contenida.Desirée giró el rostro hacia él. Su expresión era neutral, pero sus ojos… sus ojos decían que también estaba conteniéndose.Descendió del coche con lentitud, no por efecto, sino porque el momento lo exigía. Llevaba puestos unos jeans ajustados, zapatillas deportivas, una sudadera gris que parecía demasiado cómoda como para ser accidental. El cabello recogido en una coleta alta le despejaba el rostro. Estaba com
Capítulo 53 —Por una noche sin ruido… y sin demonios.Narrador:Desirée cruzó la cocina sin decir nada más y se acomodó en uno de los taburetes altos frente a la isla. El asiento era firme, la altura perfecta para mirar sin incomodar, para observarlo sin tener que justificarse. Por una noche sin ruido… y sin demonios.Apoyó los codos en la encimera con naturalidad y soltó el aire como si eso pudiera aplacar algo.Cédric, sin romper el ritmo de lo que hacía, tomó una copa de vino ya servida de una bandeja a un costado y se la acercó.—Para ti —dijo, sin mirarla de frente.Ella la aceptó sin decir nada, envolvió el cáliz con ambas manos y bebió de un trago largo, casi desesperado.El vino era suave, oscuro, con cuerpo. Ni siquiera sintió el sabor.Cédric la miró con una ceja levemente alzada.—Despacito —murmuró, sin reprimenda, solo con esa voz cargada de segundas intenciones que ni siquiera intentaba suavizar.Sin esperar, volvió a tomar la botella y le sirvió de nuevo, con calma.Desi
Capítulo 54 —Al bordeNarrador:Desirée sostuvo la mirada un instante más, como si evaluara si quería seguir empujando o no. Pero luego asintió, apenas, como quien reconoce un límite sin discutirlo.Cédric tomó su copa y bebió un poco más de vino, como para enfriar la tensión que se había colado entre los dos.—Mejor háblame de otra cosa —añadió él —No sé… ¿cuál es tu peor manía? —preguntó, con un leve intento de alivianar el momento.Ella lo miró de reojo, una sonrisa apenas torcida dibujándose en los labios.—¿Además de venir a pasar el fin de semana con el esposo de mi madre?Él soltó una carcajada breve, genuina, bajando la cabeza como si intentara contenerla.—No tienes remedio, Desirée, pero te diré que esa… puede que no sea una manía, esa es directamente una locura.—Una de tantas —dijo ella, levantando la copa para brindar —Pero esta tiene mejor comida que las anteriores.Y aunque el vino bajaba con suavidad y los platos se iban vaciando, lo que verdaderamente los estaba alime
Capítulo 55 —El relojNarrador:El agua cayó con fuerza sobre sus hombros en cuanto giró la llave. Estaba caliente, envolvente, con ese calor que normalmente alivia tensiones. Pero esta vez, no servía de nada.Desirée cerró los ojos y apoyó las manos contra los azulejos fríos de la pared. El vapor empezó a llenar el baño de inmediato, subiendo en espirales suaves que empañaban el espejo, las baldosas, el aire.Y sin embargo, ella se sentía helada por dentro, y a la vez, ardiendo.Había llegado pensando que podría controlarlo. Que, con suficiente distancia, con vino, con firmeza, podría mantenerse coherente. Pero desde el momento en que lo vio en la cocina, con las mangas remangadas, las manos ocupadas, el gesto relajado y esa paz imposible… todo su cuerpo le gritó lo contrario.—No lo mires, no lo sientas, no te muestres, no sucumbas, él es prohibido.Pero el cuerpo… el cuerpo no obedece cuando la piel lo recuerda todo.El agua le corría por la espalda, deslizándose entre los omóplato
Capítulo 56 —Ya estoy rota.Narrador:El fuego seguía ardiendo frente a ellos, lanzando sombras que bailaban sobre el suelo y las paredes. Y en medio de esa luz temblorosa, Desirée seguía mirando sin ver, atrapada en el recuerdo de aquel reloj en la pecera, de unas manos que alguna vez fueron firmes, de una mirada que supo explicarle el tiempo.Y entonces, como si la verdad se deslizara sin permiso por sus labios, susurró:—En ese entonces me sentía amada. —Cédric giró el rostro hacia ella, pero no la interrumpió, solo escuchó. —Por él, por… —hizo una pausa breve, apenas audible— incluso por Charlotte. —No era una acusación, ni una queja; era una pérdida. Algo que se le había ido tan lento que ni siquiera había notado cuándo desapareció del todo. Ella tragó saliva, manteniéndose quieta. Pero el temblor en su voz ya estaba ahí. —Recuerdo una tarde —continuó, con la voz baja, quebrándose de a poco —Había llovido, y yo estaba empapada. Me metí en la casa corriendo, riéndome, con los zapa
Capítulo 1 —Una despedida de soltero cualquieraNarrador:La música vibraba en el suelo y las luces danzaban como llamas entre la multitud. Ella entró al club nocturno junto a sus amigas, después de una larga semana en la oficina. No esperaba nada fuera de lo común. Solo quería beber algo fuerte, bailar un poco y olvidar que su vida estaba completamente programada.Tenía veinticuatro años, era abogada, decidida, con una belleza que llamaba la atención sin que lo buscara. Llevaba un vestido negro que marcaba sus curvas con la elegancia justa para destacar, pero no parecer desesperada por hacerlo.—Mira allá —murmuró una de sus amigas —Un grupo de hombres celebrando. Parece una despedida de soltero.—¿Cuál será el afortunado? —preguntó otra con una sonrisa maliciosa.Ella los observó. No se interesó en los que hacían ruido, en los que brindaban o se reían escandalosamente. Su mirada se detuvo en el hombre apartado del grupo, de pie junto a la barra. Llevaba la camisa blanca arremangada,