Caleb le dio otro trago a la copa de aguardiente que tenía en la mano, la bebida ya estaba comenzando a hacerle efecto, con un leve mareo que lo hizo dejar el trago sobre la mesa más cercana antes de que se emborrachara y cometiera una imprudencia. Observó alrededor hasta que localizó a Harry, bajo el escenario sacándole fotos a todo y a todos y no pudo evitar morderse el labio, era alto y masculino, de gesto serio, pero… no quería perder el tiempo.Buscó con la mirada a Gael y lo encontró hablando con un socio, hasta donde vio, el hombre caminaba hacia al baño siguiendo a Val, pero fue interceptado por el hombre con el que estaba hablando y Val estaba más allá con cara de frustración, así que Caleb bajó del escenario y aprovechó el poco, pero suficiente, alcohol que tenía en las venas para acercarse. Ana Leticia seguía en el escenario con el micrófono hablando superficialidades que a él en realidad no le importaban y cuando llegó con Val ella lo miró de los pies a la cabeza. — Est
Val se terminó la copa de vino de un trago y le dejó la copa vacía a un mesero que pasaba por ahí. Estaba sola en una esquina observando como Gael trataba de desligarse de uno de los inversionistas que lo detuvo cuando iban de camino al baño y ya estaba comenzado a hartarse. Caleb estaba más allá, hablaba con Harry y se veían… tiernos, la verdad, a Val le pareció que hacían una bonita pareja, pero las circunstancias eran complicadas, y se pondrían peor cuando Val hablara con él al otro día en su oficina. No tenía que imaginar cómo se sentiría Caleb cuando se lo contara, ella lo sabía muy bien. Gel trataba de desligarse del hombre que seguía hablando como un loro y Val blanqueó los ojos, harta. Caminó entre los invitados, la música alta llenaba el lugar y algunas personas bailaban al son de la música. — Hola — saludó Val al hombre, era uno de los inversionistas que estaba de lado de Alexander así que a Val no le importó ser desagradable con él — disculpe, tengo que hablar con don G
Val había pasado la noche con Gael, indiscutiblemente no volvería a separarse del hombre, ya había perdido suficiente tiempo de su presencia, así que esa noche, después del pastel y un brindis donde Caleb y Ana Leticia se juraron amor de la forma más hipócrita posible, llegó a casa con Gael e hicieron el amor como se debía hacer, con paciencia, completamente desnudos en la cama, tocándose, conociéndose hasta el último rincón del cuerpo del placer y el éxtasis y les llegó la mañana abrazados, desnudos, piel con piel, corazón con corazón. Cuando la alarma del celular sonó, Val se restregó los ojos y empujó a Gael para que la soltara, pero el hombre la abrazó con fuerza. — Me tengo que ir, debo pasar por mis cosas y bañarme. — Bañate conmigo — le propuso él y Val negó. — Terminaríamos cogiendo y no, no tenemos tiempo — se arrancó de los brazos del hombre y caminó hacia donde había dejado su ropa la noche anterior y se vistió. Gael de desperezó en la cama y estiró su amplio cuerpo y
Cuando Val despertó, creyó haber dormido por al menos dos días enteros, pero cuando abrió los ojos comprobó que seguía colgando del cinturón de seguridad.Gael estaba a su lado, parecía inconsciente y lo primero que Val hizo fue estirar la mano y comprobar su pulso. Estaba vivo, y aparte de un poco de sangre en su cabeza parecía estar bien. Val se comprobó a sí misma, estaba empapada.El auto había dañado un surtidor de agua de la calle, de esos que usaban los bomberos para apagar incendios y el agua caía a borbotones por todas partes ya que había atravezado el techo que ahora estaba en el suelo, como si hubieran caído bajo una cascada. Aparte de empapada, estaba bien, el cinturón de seguridad y el auto amplio permitió que no tuviera más que un par de chichones y morados, pero por más que supiera qué había pasado, no era capaz de entender nada, sentía la cabeza atrofiada, mareada, como cuando se acostaba a dormir después de almuerzo y despertaba desubicada y torpe.Presionó el botón
Caleb se aferró a la botella de agua que tenía en al mano. Estaba en la oficina de vicepresidencia y las manos no dejaban de temblarle. ¿Cómo era posible todo aquello? ¿en serio no era hijo de Jhon? Val mentía, eso tenía que ser, tenía que ser eso, que todo fuera parte de su venganza. Recordó las caricias de su madre, la calidez de sus besos y las veces que le dijo que lo amaba, ¿Cómo era posible que no supiera nada? Keira tampoco sabía que Ana Leticia no era su hija, tal vez su madre hubiese muerto sin la verdad, tal vez le había mentido. — Ya Caleb — se regañó en voz alta — deja de pensar así, estás dando por hecho que es verdad, y no lo es… ¿Qué razón tendría Val para mentirme? — la puerta se abrió y por ella apareció Harry, se veía asustado y traía un saco con capucha, de seguro para que no lo vieran, aunque Caleb se preguntó por qué. Cuando el hombre se quitó la capucha se quedaron mirando por unos segundos y luego Caleb corrió hacia él y lo abrazó con fuerza y enterró su ca
Gael se quitó el sacó que tenía empapado y lo dejó en el suelo del auto, tenía un fuertísimo dolor de cabeza que punzaba como si alguien le clavara una aguja en los sesos. — ¿Se llevaron a Val, verdad? — preguntó y Toro apretó el volante con fuerza. — Lo hicieron — Gael le dio dos grandes puños al asiento de enfrente y Toro lo miró mal. — Cálmate, así no lograremos saber quién fue para rescatarla — Gael se pasó los dedos por el cabello tratando de menguar la sensación de rabia arrolladora que lo invadió, pero el dolor de la herida lo hizo saltar. — Fue siervo — le dijo — sé que fue él — Toro dio un volantazo hacia la derecha y Gael se aferró al asiento de enfrente. — ¿Estás seguro? — Gael asintió. — Tiene que ser él…— Bien, la encontraremos. — ¿Desde hace cuánto trabajan juntos? — Gael estaba enojado con Val, le había dicho que no tuviera relación con ese hombre, era un asesino. — Unos meses — murmuró. — ¿También trabajas con Itsac? — Toro se tomó un momento para contestar.
Una mujer con acento mexicano, como el de Itsac, agarró una aguja y le cosió la cabeza como si Gael fuese un trapo viejo. Cinco puntadas fueron suficientes. — Mucha sangre porque la cabeza sangra mucho — le dijo después y un hombre llegó con ropa. Gael se bañó en el cuarto que era de Valentina y cuando se secó con la toalla la olió, olía a Valentina, a ella. — Voy a encontrarte — le dijo al aire — te voy a encontrar — ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que se la llevaron? — preguntó cuando llegó a la sala con Itsac, el hombre miró el reloj en su muñeca. — Dos horas y media — dijo — Eva estaba en la esquina más alejada mirando por la ventana y Gael caminó hacia allí. — ¿Dónde ha estado todo este tiempo? — le preguntó y la mujer suspiró. — Traté de alejarme estos meses e iniciar una nueva vida, pero… no pude, el remordimiento no me lo permitió. Cuando vi que Val salió en las noticias supe que Siervo pondría los ojos nuevamente en ella, así que regresé. Lo he estado vigilando, sé donde
Val se removió con tanta fuerza que las cuerdas le cortaron las muñecas, las manos frías del hombre sobre los pechos la asquearon. De verdad tuvo miedo de que al final Siervo sí lograra conseguir lo que quería y que Gabriel lo viera todo. El hombre estaba sentado ahí en frente, con la mirada inexpresiva y los ojos clavados en el suelo. — Quiero que mires — le dijo Siervo — ¡Mírame! — le gritó y Gabriel saltó en la silla y levantó la mirada. Val tenía rabia y miedo — quiero que mires como me voy a coger a la niñita que criaste. ¿Recuerdas cuando era niña e inocente? ¿lo recuerdas, Gabriel? Tú me la vendiste, me vendiste su virginidad, no te hagas el santo ahora. Apretó de nuevo con fuerza los pezones de Val y ella gritó de nuevo, luego la mano del hombre comenzó a deslizarse por el vientre de Val, como una víbora fría y húmeda. Metió la mano por entre los pantalones, y trató de bajar la mano allí, pero ella apretó las piernas con fuerza. — Déjame entrar — le susurró con su asqueros