SUEÑO LÚCIDO

—¿Mukhtar?— Tabar sonrió confundido. Era extraño que cualquiera lo llamara por el nombre que había heredado de su más antiguo ancestro, pero era más extraño aún que Zarah lo hiciera. Solo los gobernantes tenían un segundo nombre que representaba a su linaje y se usaba casi exclusivamente para cuestiones diplomáticas entre reinos.

—Si, ese es también mi nombre aunque nadie me llama así…¿Qué cosas extrañas te han hecho soñar la fiebre, esposa mía?

Tabar sintió un nudo en su pecho cuando vio los ojos de Zarah llenarse de lágrimas. La abrazó sin dudar cuando la mujer se refugió en su pecho buscando escapar de los demonios que atormentaban su mente.

“¿Qué tan terrible habrá sido ese sueño para dejarla en este estado? ¿Acaso siempre tiene pesadillas cuando estos episodios la asaltan? ¿Cómo Hafid nunca me habló de esto? Peor aún... ¿Cómo nunca se me ocurrió buscarlo para averiguar por el estado de salud de Zarah? Ah... Mierda."

De nuevo se sintió un inútil. Poco había logrado hace
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