Arelis sintió que acariciaban su cabeza, alzó la mirada y se encontró con aquellos ojos violeta que recordaba.
-Por favor- suplico al borde del colapso
-Mi querida niña- respondió una voz femenina bajo aquel gran abrigo de piel- si tan solo me escucharas cuando debes- Arelis se sujetó de las rodillas de la mujer, no podía verle el rostro pues iba cubierta de pies a cabeza pero sabía que era ella.
-Por favor, permítame salvarlo una vez más- Jadu la ayudó a ponerse de pie sosteniéndola del brazo
-Pero que cosas dices- la abrazo con cariño- en la condición que estas y ¿aun te sigues preocupando por el?
-Por favor- Arelis se s
Arelis sintió sus párpados pesados, algo pesado rodeaba su cintura y un aire cálido chocaba contra sus labios. Abrió los ojos lentamente, se sobresaltó al notar la situación en la que se encontraba. Lo primero que vio fue la boca del príncipe, su rostro estaba a menos de un centímetro de distancia y tenía su brazo sobre su cuerpo, Arelis se dio cuenta que sus manos estaban sobre el pecho desnudo del heredero, se apresuró a levantarse cuidadosamente, no quería pasar por la vergonzosa situación de despertar al príncipe, sobre todo porque sabía que él disfrutaría viéndola tan avergonzada, sin embargo el brazo del príncipe alrededor de su cintura era firme, cuando intento moverlo el príncipe la pegó más hacia el. El corazón de Arelis parecía que iba a salirse de su pecho, aquello era mucho m&aacut
La sangre brotaba de cada una de las heridas del cuerpo, los ojos desorbitados por el dolor, un eterno grito silencioso que nunca logró salir.Un sentimiento de impotencia la invadió al ver que solo era una niña de cinco años no podía evitar nada de lo que estaba sucediendo. Su madre estaba muerta, ya no sufría, ya no sentía dolor, pero sus ojos inertes la miraban, con tristeza. Escucho el nefasto ruido que genera la carne al ser desgarrada, cientos de manos tratando de obtener una presa de su víctima. Vómito ante la escena un par de veces, el estómago se le revolvía al ver como su madre empezó a desaparecer hasta convertirse en un puñado de huesos.Vio la satisfacción en los ojos de aquellos seres que devoraron a su madre viva, vio el d
-¿Y ahora que le está sucediendo?- preguntó el príncipe-No lo sé- respondió confundido Sinor- se supone que si pasa la prueba magia le perdonara la vida-¿La… pase?- pronunció con dificultad Arelis antes de desmayarse.Sinor colocó a la joven el la cama, la observo con tristeza, el estado en el que se encontraba la guardiana era en parte culpa suya por haberla perdido de vista. Le preocupaba que la magia no tuviera piedad de ella, muy pocos guardianes sobrevivía a una prueba de magia.Erick observó cuidadosamente al guardián, le molestaba la cercanía que tenia con Arelis; aunque sabia que gracias a Sinor se había enterado de los sentimientos que Arelis ten&iacu
Arelis se levanto feliz. Después de tantos años sintió que finalmente tenía algo que quería hacer. Se bañó y se puso su uniforme; a pesar de que era muy temprano prefirió no volver a la cama ya que no podía dormir, el príncipe le había dicho que debía darle algo importante.Arelis se sentía diferente, desde que el príncipe y ella había tenido aquella conversación las cosas habían cambiado mucho, el rey se había vuelto realmente agradable con ella y constantemente le decía que ella era como una hija para él; después de ese día empezó a sentirse en familia poco a poco.Sinor la visito seguido, a ella le alegraba ver bien al guardián y él parecía alegrarse al ver la bien a ella.
Erick se levantó sobresaltado, el sueño que había tenido había sido realmente abrumador. Trato de calmarme pero aquellas imágenes aterradoras se repetían en su mente una y otra vez. Respiro profundo tratando de calmar los latidos de su corazón, pero cada vez sentía más miedo, las últimas tres noches había tenido toda clase de pesadillas.Tomo un poco de agua y volvió a meterse debajo de las cobijas, cerró los ojos con temor y volvió a ver aquella tétrica escena.Una gran cantidad de seres amarillentos lo miraban mientras se lamía los labios, sus ojos completamente negros parecían mirar a todas partes pero por alguna razón sabía que no perdían de vista cada uno de sus movimientos.
Arelis entró a la oscura cabaña con cautela, toda clase de objetos guindada del techo, era un lugar extraño y a la vez familiar. Se aferró con fuerza a la mano del príncipe al ver el reflejo de su padre al pasar frente a un espejo. Erick se encontraba nervioso, aquel lugar era tan aterrador como escalofriante, no sabía que podía haber asustado Arelis pero lo que fuera debía haber sido grave, no se imaginaba que podía estar viendo Arelis en el espejo de los miedos, pero el estaba viendo a Arelis muerta y no le agradaba aquella imagen, apartó la mirada rápidamente y caminó hacia el interior del segundo cuarto haciendo que Arelis dejara de ver aquel objeto.Llegaron a un pequeño salón decorado con toda clase de banderas, Erick solo pudo reconocer tres banderas de las que se encontraban allí: la de su reino
El rey puso a disposición del príncipe toda clase de armas y provisiones para el viaje, había mandado a reforzar el buque más grande y lo lleno de guerreros piratas, no quería que nada le sucediera a su hijo en el viaje. Judasan aún seguía desanimado por no poder acompañar al príncipe, pero él había prometido volver sano y salvo, el guardian sabia que asi seria pero tenia un mal presentimiento respecto al viaje.Arelis trato de no pensar mucho en el viaje, no se sentía satisfecha al saber que el príncipe viajaría sin ninguna clase de protección especial ya que ni Judasan ni Sinor irían con el. Termino de empacar los abrigos del príncipe y los llevó hasta donde él se encontraba, a pesar de que el príncipe le había dicho que no hiciera esa clase de cosas, ella sab
Arelis escucho las trompetas y el bullicio de la gente, aquello solo podía significar una cosa; Erick había regresado. Sonrió emocionada mientras bajaba las escaleras hasta el salón principal del a castillo, cruzo el lugar con prisa hasta la puerta dispuesta salir pero Sinor la detuvo. -Arelis debemos decirte algo- dijo muy serio el guardián mientras entraba seguido de Judasan. Arelis se sentía impaciente por ver al principe, habían pasado más de catorce meses desde su partida y se sentía ansiosa por comprobar que estaba bien. -Podemos hablar más tarde- respondió dejando atrás a los guardianes y saliendo por la puerta, en el patio ya había una gran cantidad de gente que esperaba por la llegada del futuro rey, había un revuelo y todos estaban expectantes. Arelis se abrió paso entre la multitud hasta una de las esquinas frontales bajo el balcón de la habitación